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Cuentos con cariño
Tengo un volcán

Tengo un volcán 545m41

12/4/2025 · 06:17
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Cuentos con cariño

Descripción de Tengo un volcán v2q5v

Hoy os traemos un cuento de Míriam Tirado que nos invita a conocer las emociones de Alba, una niña con un volcán dentro de ella. A veces está tranquilito, pero otras… Un cuento tierno que nos muestra la importancia de reconocer e intentar gestionar algunas emociones. Música: 🎵”The Swan” (Carnival of the Animals) de Camille Saint-Saëns, interpretado por Yo-Yo Ma, Philippe Entremont y Gaby Casadesus. 🎵”Kiss the Rain” de Yiruma. Esperamos que os guste, y si es así os suscribáis y le deis al ❤️ ¡Muchas gracias a todos! Y si tienéis alguna sugerencia o petición especial, no dudéis en arme. Me encantaría escuchar vuestras ideas y asegurarme de que todos disfrutéis tanto o más como nosotros creando los cuentos. Podéis enviarme un correo electrónico a: [email protected] 4s5x4f

Lee el podcast de Tengo un volcán

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Alba no lo sabía, pero tenía un volcán en su interior. ¿Sabes lo que es un volcán? Digamos que es una montaña que a veces está muy tranquilita, pero que de vez en cuando se enfada y echa fuego. Pues ella tenía uno dentro, más o menos entre el ombligo y las costillas. Y no sólo un volcán, también tenía un campo de amapolas, un río lleno de agua y un mar azul y tranquilo, y también niebla y nubes rosas y otras bastante grises.

El volcán no echaba fuego porque sí. A veces lo hacía porque Alba tenía mucho sueño y estaba cansada, o tenía mucha hambre, o un niño le había quitado su juguete favorito.

Otras veces echaba fuego porque sus padres se iban a trabajar y la llevaban al colegio.

Cuando ella en realidad lo que quería era quedarse en casa en pijama y jugar todo el día.

A Alba había muchas cosas que no le gustaban. Entonces aquel volcán que tenía entre el ombligo y las costillas se encendía hasta explotar.

Cuando el volcán entraba en erupción, Alba sufría y se asustaba y todo a la vez. No le gustaba echar fuego por la boca, porque el fuego quema y hace daño, pero no sabía qué hacer. Entonces sus padres le preguntaban ¿Se puede saber qué te pasa? Pero ella era pequeña y no sabía cómo explicarlo. Sólo estaba enfadada, muy enfadada. Una noche, cuando Alba ya estaba acostada, oyó que alguien le susurraba.

¿Estás dormida? No sabía de dónde venía aquella voz, así que miró a un lado y a otro.

Se llevó una gran sorpresa al descubrir que tenía un hada con mochila en la punta de la nariz.

Soy el hada de los volcanes, le dijo. La niña la vio tan bonita que no tuvo ni pizca de miedo.

He venido a contarte qué puedes hacer cuando te enfadas, para que el volcán que llevas dentro no lo queme todo. Alba se puso muy contenta. Alguien por fin le explicaría qué debía hacer para no sufrir tanto cuando se enfadaba, y la escuchó con atención. Lo que sientes en la barriga cuando te enfadas tanto se llama rabia. Es normal que te enfades, estás en tu derecho.

Pero si el volcán explota, te hará daño a ti y a los demás, y no podemos hacernos daño unos a otros. Cuando sientas que se despierta, respira lentamente y lleva aire hacia el volcán. Tómalo por la nariz y sácalo por la boca poco a poco, muchas veces. Verás como así el volcán se va apagando y no quemará a nadie. ¿Quieres probarlo? Alba y el hada respiraron juntas un buen rato.

Al final se echaron a reír. Se despidieron con un beso y el hada le dijo que se iba a contarles el truco del volcán a otros niños. Se cargó la mochila a la espalda y salió volando por la ventana.

Al cabo de unos días Alba se despertó con sueño. Su padre le pedía que se diera prisa, que llegarían tarde al cole, pero a ella le daba igual porque no quería levantarse, ni ponerse aquel jersey y aquellas braquitas, y menos aún ir a ninguna parte sin mamá. Cerró los ojos y empezó a llorar, sintiendo como el volcán despertaba poco a poco en su interior.

Gritó y pataleó para que su padre no pudiera ni ponerle los pantalones. El volcán quemaba, pero no solo el suyo, ahora su padre también tenía un volcán encendido dentro. Cuando Alba se dio cuenta no le gustó ni pizca y aún lloró con más fuerza. De repente recordó al hada del volcán y lo que habían practicado aquella noche.

Respirar lentamente y llevar aire al volcán para apagar su fuego. Lo puso en práctica y vio como poco a poco la rabia iba desapareciendo. ¿Qué haces?

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