Nauseas, estreñimiento y acidez durante el embarazo 4h5b6y

Si hay algo que muchas mujeres embarazadas pueden confirmar es que el cuerpo se transforma profundamente por dentro y por fuera. No sólo cambia la silueta, no sólo crece la barriga y se ensancha la cintura, también se revoluciona el funcionamiento interno. El sistema digestivo, por ejemplo, empieza a comportarse de maneras que pueden sorprender. De repente, algo que siempre había ido como un reloj, como ir al baño cada mañana, se convierte en una odisea.

O esa comida que antes caía de maravilla, ahora provoca acidez. Y lo que antes nos sabría el apetito, ahora sólo con olerlo, provoca náuseas.

El embarazo es, en muchos sentidos, un laboratorio interno donde las hormonas, el crecimiento del útero, los cambios de la circulación y el metabolismo, alteran muchas funciones corporales. Pero no todo está fuera de nuestro control.

La alimentación puede convertirse en una gran aliada para reducir estas molestias.

Así que hoy vamos a hablar con calma, como si estuviéramos tomando un café entre amigos, sobre qué puedes hacer para sentirte mejor durante el embarazo si supres de náuseas, estreñimiento, ardor o acidez.

Empezamos con las náuseas, esa sensación de malestar en el estómago que puede aparecer a cualquier hora, aunque se le llame náuseas matutinas. Para muchas mujeres es uno de los primeros síntomas del embarazo y puede acompañarlas durante el primer trimestre, aunque en algunos casos se prolonga más tiempo.

La buena noticia es que, aunque no se pueden evitar del todo, hay formas de suavizarlas. Lo primero es entender que el estómago embarazado odia el vacío y odia los atracones. Por eso comer pequeñas cantidades de comida a lo largo del día puede ayudar mucho. Comer cada dos o tres horas sin esperar a tener hambre puede mantener el estómago ocupado sin sobrecargarlo.

También es importante elegir alimentos secos, suaves y fáciles de digerir. Las galletas saladas, las tostadas, el arroz blanco, el puré de patatas, los cereales sin azúcar... todos esos alimentos blanditos pueden calmar el estómago. Algunas mujeres encuentran alivio en el jengibre también. Puede tomarse en infusión, en caramelos, en galletas o incluso rallado en un poco de agua caliente. El jengibre tiene un efecto calmante natural sobre el aparato digestivo. Otras optan por el limón. Chupar una rodajita o tomar agua con unas gotas de limón puede reducir el malestar. También es recomendable evitar olores fuertes y comidas muy especiadas o grasientas.

El estómago embarazado es caprichoso y muchas veces se revela ante lo que antes adorábamos. Un café con leche, un guiso con cebolla, un huevo frito... Ahora esto puede convertirse casi en enemigos y cada cuerpo es un mundo. Por eso conviene observar qué alimentos provocan las náuseas y evitarlos durante una temporada. Lo importante es que no te obsesiones con comer perfecto todo el tiempo. Si un día sólo te entra un plátano y un par de galletas, pues no pasa nada. Lo importante es ir comiendo poquito a poco y mantenerte hidratada.

Pasemos al estreñimiento, otro clásico del embarazo, y es que con el aumento de la progesterona, una hormona fundamental durante estos meses, el intestino se vuelve más lento. Además, el crecimiento del útero comprime los intestinos, dificultando aún más su funcionamiento. ¿Qué se puede hacer? Bueno, en primer lugar, aumentar el consumo de fibra, pero no de golpe, sino poco a poco, para evitar gases y molestias.

La fibra está presente en muchas frutas con piel, como las manzanas, las peras, las ciruelas... También la encuentras en los cereales integrales, en las legumbres, las semillas de lino y chía, y en las verduras de hoja verde, como espinacas o acelgas. Un truco clásico y muy eficaz es dejar por la noche en remojo unas cucharadas de avena con agua o leche y tomarlo por la mañana.

La avena es una fuente suave de fibra.