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Madrina al Día, un podcast de Fundación Madrina.

Bienvenida, bienvenido. Hoy vamos a meternos de lleno en un tema fundamental.

Hemos estado revisando varios análisis sobre la familia aquí en España y en Europa. Y justo ahora, con el Día Internacional de la Familia, pues los datos invitan a pensar, ¿no? A veces se dice eso de que es la empresa más importante. Y bueno, hay informes que calculan algo impactante. Dicen que su valor económico, el que no se ve, ¿sabes? El del trabajo en casa, el consumo, formar a la gente. Podría ser hasta un 50% del PIB. Sí, sí, es una barbaridad si lo piensas.

La OCDE, por ejemplo, habla de entre un 20 y un 50% del PIB solo para el trabajo doméstico no pagado. Que bueno, ya sabemos quién lo hace mayoritariamente. Las mujeres. Exacto. Pues vamos a ver un poco las presiones que hay y qué salida se proponen en estos análisis. Y no sólo de madres solas, también de padres. Y por otro, y esto sale en varios sitios, la maternidad adolescente baja. Vale, pero la edad media para tener hijos se retrasa un montón.

Ya hay más madres de más de 40 que adolescentes. Fíjate. Es una paradoja tremenda. Totalmente. Y encima, muchos estudios recogen que las mujeres querrían tener más hijos. Pero claro, chocan con la realidad, con la dificultad para conciliar. Claro, y eso se ve directamente en los números, en la demografía. La tasa de fecundidad aquí en España está sobre 1,1 o 1,2 hijos por mujer. Muy baja. Bajísima. Lejísimos del 2,1 que haría falta para reemplazar a la población. Y de las más bajas de Europa, donde la media está sobre el 1,5.

Es que te preguntas por la sostenibilidad a largo plazo, ¿verdad? Es un tema recurrente en los papeles que vimos. Desde luego. Y a esa natalidad tan baja se le suman problemas socioeconómicos que lo empeoran todo. Los informes sobre pobreza infancil, la verdad, preocupan. Sí. España está entre los países de Europa con las tasas más altas. Hablamos de casi un millón de niños. Bueno, cerca de un millón. Bajo el umbral de la pobreza. Un millón de niños. Es terrible. Y luego, claro, el coste de la vida. Todo más caro. La comida, la luz, el gas, la vivienda...

Golpea más fuerte a las familias con menos recursos, lógicamente. Y algunas fuentes añaden problemas de exclusión laboral o dificultades para ir al médico si tienes hijos. Has dicho vivienda y es que ese tema sale una y otra vez. ¿Es crítico? Uf, sí. Es tan difícil encontrar algo digno en las ciudades que, bueno, leímos testimonios de familias que se plantean irse. Sí, a la España vaciada, ¿no? Eso es. A zonas rurañas con menos gente, buscando simplemente que les llegue el dinero a fin de mes. Es que eso dice mucho, ¿eh? Sobre si es viable o no tener una familia en la ciudad hoy en día. Totalmente. Y el nudo gordiano, digamos, el tema central que lo cruza todo.

La conciliación. Sin duda. Conciliar trabajo y familia. La carga, y esto lo dicen varios análisis, sigue cayendo mucho más sobre las mujeres. Cuidar de los hijos, de los mayores... Y sobre las empresas también, ¿no? Muchas son pymes. Exacto. Pequeñas y medianas empresas. Ahí trabaja mucha mujer, pero a menudo no tienen ni los medios ni la mentalidad para facilitar una conciliación de verdad. Vale, el diagnóstico es complicado, pero ¿qué soluciones aparecen en estos documentos? Pues se proponen varias cosas, claro. Se habla, por ejemplo, de políticas de conciliación más serias financiadas por el Estado.

También de aumentar los servicios públicos. Más guarderías que sean asequibles, con horarios que encajen con el trabajo. Lógico. Otras ideas van por ayudas directas por tener hijos. Incluso en algunos textos se menciona la idea de un salario base maternal. Interesante. Y, por supuesto, políticas de vivienda y ayudas específicas para familias que viven en el campo. Se ve que todo está conectado. Profundamente conectado. Demografía, economía, política social, bienestar. La familia no es algo aislado, es un espejo, como dicen las fuentes, de cómo va la sociedad y a la vez influye en ella.

Así que para arreglar esto pues hace falta una visión de conjunto, ¿no? Acciones coordinadas, no poner parches sueltos. Pues sí, nos queda una reflexión final, quizá una pregunta que flota después de leer todo esto. Si de verdad como sociedad apostáramos por fortalecer a las familias, a todas, reconociendo ese valor que tienen y que a menudo no vemos, ¿qué pasaría? ¿Qué potencial se liberaría? ¿Podría eso ayudar no sólo a que nazcan más niños, sino a mejorar la cohesión social, la economía? Incluso en esas zonas despobladas. Exacto, incluso ahí. Bueno, pues ahí queda la pregunta. Gracias por acompañarnos en esta exploración hoy. Hasta la próxima.

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