Del perfeccionismo al autojuicio. Episodio 263. 3o44b

¿Te consideras una persona perfeccionista y tiendes al autojuicio? Pues quédate porque este episodio te va a interesar.

Bienvenidas a otro episodio de Mentes Positivas, el podcast donde buscamos cambiar estrés por calma. Especialmente diseñado para personas que deseáis encontrar la tranquilidad en vuestra vida. Mi nombre es Consu González, soy tu guía y compañera en este viaje hacia la calma.

El perfeccionismo y el autojuicio son dos conceptos que pueden influir profundamente en nuestro crecimiento personal. Mientras que la búsqueda de la excelencia puede ser una motivación realmente poderosa, el perfeccionismo desmedido, llevado al extremo y el autojuicio constante pueden convertirse en obstáculos significativos para el bienestar y para nuestra realización personal.

Por ello, comprender cómo operan estos mecanismos en nuestra vida y sobre todo aprender y entrenar a manejarlos de una manera sana, saludable puede marcar esa diferencia entre un desarrollo equilibrado y un estado de constante frustración. Vamos a pararnos un poco en el perfeccionismo, que se define como esa tendencia a establecer estándares extremadamente altos para una misma, a menudo, y va acompañada de una autoevaluación crítica y realmente severa.

Y esta característica se puede ver como una virtud en un principio, porque impulsa a las personas a esforzarse a mejorar y alcanzar metas ambiciosas, y está fenomenal. Pero cuando se lleva al extremo, el perfeccionismo es una trampa que en realidad nos limita y nos debilita. Las personas perfeccionistas tienden o tendemos a dividir el mundo en éxito o fracaso y no vemos áreas grises entre medias y este pensamiento, llamémoslo dicotómico, genera un miedo paralizante al error y esto deriva en procrastinación, baja autoestima y sobre todo un estrés constante. Esa incapacidad de aceptar errores, esa constante autoexigencia con una misma, conducen a una sensación de insatisfacción constante y permanente, incluso cuando logramos realmente objetivos importantes.

Voy a diferenciarte tres tipos de perfeccionismo, porque cada uno tiene sus características. Primero, el perfeccionismo orientado hacia una misma y se caracteriza por unas expectativas extremadamente altas impuestas por una misma. Este tipo de perfeccionismo está ligado a una autoexigencia excesiva y a la insatisfacción constante con los logros personales.

Segundo, el perfeccionismo orientado hacia los demás, que se manifiesta cuando una persona impone estándares elevados a los demás. Esto evidentemente puede generar relaciones tensas y una falta de tolerancia ante los errores de los demás. Y tercero, el perfeccionismo socialmente prescrito. ¿Qué quiere decir esto? Es ese que surge de la creencia de que los demás esperan la perfección de una misma.

Esto puede generar niveles altos de ansiedad y de estrés, sobre todo por ese miedo a que nos juzguen, al juicio de los demás. Habitualmente todos estos perfeccionismos están a nuestro alrededor. Vamos ahora con ese autojuicio, esa voz crítica interna que tenemos. Y es ese hábito de evaluar nuestras propias acciones y nuestros pensamientos con no dureza extrema.

Es esa voz interna, crítica, que realmente puede ser una fuerza limitante, como te decía antes, que limita nuestra confianza, que refuerza sentimientos de inadecuación, de no me adapto. Y aunque el autojuicio puede servir para la autoreflexión y para el aprendizaje, cuando es excesivo, igual que el perfeccionamiento, se convierte en una barrera, en un límite para el crecimiento personal.

Por eso las personas con un alto nivel de autojuicio suelen interpretar sus errores como fracasos personales en vez de como oportunidades de aprendizaje. Y esta mentalidad fomenta una autocrítica destructiva, una falta total de autocompasión. Afecta a la motivación, a la autoestima, a la resiliencia frente a los desafíos.

Y déjame que te diga causas de este autojuicio excesivo.

Evidentemente tiene distintas raíces. Entre ellas, y fundamental, la educación y la crianza. Esos mensajes recibidos en la infancia sobre esa necesidad de ser perfecto, de hacerlo bien, de no cometer errores, puede generar una voz interna crítica persistente. También las experiencias pasadas, evidentemente. Esos fracasos.