Capítulo 21.El Galatea en Nueva York 631457

El galatea en nueva york poco a poco la presencia del astro rey comenzó a iluminar la superficie de la más dejando a la vista unas formaciones vegetales cada vez más numerosas ante la tónica mirada de los nuevos aprendizajes que por primera vez en su vida contemplaban esa extraña vegetación que con las primeras luces del alba aparecía ante sus vivar y adolescentes ojos según pasaban las horas esas formaciones aumentaban de tal manera que apenas dejaban ver claramente la superficie del agua hasta que la espesura se hizo tan densa que parecía una alfombra vegetal que invitaba a caminar por ella la prueba del galatea iba cortando a su paso gravemente a que el entramado vegetal que al abrirse a ambos lados de la samuráis dejaba entrever las cristalinas aguas del hasta ahora desconocido por la mayoría de la dotación más de los gastos varios días después la calma que acompañó en todo momento al buque se tornó en un fuerte temporal cuya solas con sus cresta llenas de espuma azotaba el costado de los eventos del velero dificultando su navegación en cada a fin de mantenerse prueba la más los fuertes vientos gracias a los que se enfrentaba el buque ocasionaron grandes destrozos en el la parejos dañando los llama estrechos mástiles que fueron reparados en puerto rico escala improvisada consecuencia del mal tiempo entre los daños cabello destacar una importante brecha en el máster del palo que de unos quince centímetros de largo que fue arreglada base de soldadura en la seguridad del puesto al abandonar el lugar de atraque y con las primeras maniobras para darle la pareja se fractura una paz teca del juanete alto del mayor que afortunadamente y tras caer sobre cubierta ocasión ningún percance el comandante quizás un poco cansado por la mala racha de las últimas inglá dudas y el mal estado en el que se encontraba la voladura al finalizar el viaje ya en ferrol se dirigió a capitanía general con la pastilla bajo el brazo quizás el motivo que le llevó a tal decisión aunque ignorado por la mayoría de la dotación se suponía el galatea tras una breve estancia en puerto rico y de compuesto tanto el buque como su dotación puso rumbo a nueva york la travesía estuvo acompañada en todo momento por un fuerte oleaje que junto con el tiempo desapacible dificultó enormemente las maniobras propias de la navegación a vela un día antes de llegar destino un zeppelin a la vista al buque se dirigió hacia el sobrevolando lo y dando varias vueltas a su alrededor para acto seguido continuar su rumbo la dotación ya curtida por sus experiencias en llamar miraba hacia el cielo observando las lentas maniobras del dirigirle pensando que acudía para recibirlo y darle la bienvenida ante la inminente llegada al puerto americano nada más lejos de la realidad pues todo fue curiosidad del piloto que momentos después de esa maniobra optó por su rumbo y perderse entre las nubes ante la atenta mirada de todos que poco después volvieron a continuaron los trabajos gratamente interrumpidos al día siguiente a la llegada embarcó el práctico para asesorar la maniobra de atraque del velero estando ya muy cerca del lugar asignado a todas luces se veía que el buque se aproximaba demasiado aprobado al muelle con una inercia que era ya muy difícil de detener y menos de rectificar como quiera que el precio y no le rodea marcaba la distancia del hormigón del puerto y nos dando a detener la arrancada el mencionado palo se metió en el tinglado del muelle cuarenta y cuatro que era de madera y ocasión a unos destrozos de consideración parecía que el galatea estaba destinado a ser reparado constantemente teniendo que realizar los trabajos el personal de la guardia de cubierta y el retén de guardia que tuvo que quedarse a bordo reparar los daños del vaupés asturias ilusionado por la ciudad de los rascacielos aguardaba impaciente del toque de franco paseo a pesar del intenso frío que envolvía el entorno junto a su compañero murcia en el deambular por aquella inmensa ciudad se quedaron absorto contemplando los grandes rascacielos que crecían hacia el cielo envueltos entre calles abarrotadas de gente automóviles luces de neón y escapara que les invitaban a detenerse a cada paso quedaban fue en una de estas monumentales ventanas abiertas al público para su contemplación donde dieron por primera vez la television en blanco y negro al pasar por comercios y bares miraban aquel pequeño aparato en el que se transmitía boxeo algo novedoso para unos muchachos que no hacía mucho habían salido por primera vez de sus pueblos natales y que los más parecido que poseían era alguna que otra radio de gallina construida precariamente por ellos mismos y con materiales conseguidos en el galatea al intentar llegar al centro de la ciudad fueron embutidos por la tremenda urde y su social y buena orientación dejó demostrarles el camino teniendo que recurrir a una patrulla de la policía metropolitana que tuvo la