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LA VOZ QUE FUE UN SUSPIRO-25 Somos montaña con señales de vida en lo más alto, mas abajo un desgobierno, un sobresalto habido de la ausencia de un patrón que sepa del gobierno de montañas, de cómo la pobreza, de la nave. ¿Quién va a querer saber de nuestra historia si tratan de ocultar de quien son hijos, huérfanos de quienes los trajeron sacándolos del mal, de cuevas, de escondrijos donde se ocultan esperando salir cuando se debilite el cerrojo de acero, la justicia, o se compren con oro cancerberos. Siempre son alimañas, cobardes en la historia, traidores impagados ya en la Roma, segados de sus vidas por cobardes que buscan encontrar cualquier salida, todas o cualquier precio que fuera indeseable. Salen por temporadas centenarias, ratas, buscando el alimento destrozando por plata los océanos, el aire, comiéndose si fuera necesario, congéneres, hijos, expulsando del redil las alimañas que no son como ellos, humo, mentira, mezclados todos ellos con el barro. Serán enterrados en la historia y los cuervos darán eterna cuenta de sus actos sirviendo de ese ejemplo nefasto, hediondo y detestable como aviso para otros miserables. Despiertan los seres de lo alto, también los que soportan todo abajo, amontonándose en estos aquellos excrementos que intentan les sirvan de semillas donde crezcan futuros convencidos de que más vale ser traidor adinerado, aunque tengan el fin asegurado, que ser un pobre ser humano y morir respirando las miserias por haber vivido maldiciendo su existencia mirándoles sus ombligos desde abajo. Chema Muñoz© 1a5k6w
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La voz que fue un suspiro, veinticinco, de Chema Muñoz, somos montaña con señales de vida en lo más alto, más abajo un desgobierno, un sobresalto habido de la ausencia de un patrón que sepa del gobierno de montañas, de cómo la pobreza de la nave, ¿quién va a querer saber de nuestra historia si tratan de ocultar de quién son hijos, huérfanos de quienes los trajeron sacándolos de mal, de cuevas, de escondrijos donde se ocultan esperando salir cuando se debilite el cerrojo de acero, la justicia, ¿o se compren con oro, cancerberos? Siempre son alimañas, cobardes en la historia, traidores impagados ya en la antigua Roma, cegados de sus vidas por cobardes que buscan encontrar cualquier salida, todas, o cualquier precio que fuera indeseable.
Corren por temporadas centenarias, ratas, buscando el alimento, destrozando por plata los océanos, el aire, comiéndose si fuera necesario con géneres, hijos, expulsando del redil las alimañas que no son como ellos, humo, mentira, mezclados todos ellos con el barro.
Estarán enterrados en la historia y los cuervos darán eterna cuenta de sus actos, sirviendo de ese ejemplo nefasto, hediondo y detestable como aviso para otros miserables.
Despiertan los seres de lo alto, también los que soportan todo abajo, amontonándose en estos aquellos excrementos que intentan les sirvan de semillas, donde crezcan futuros convencidos de que más vale ser traidor, adinerado, aunque tengan el fin asegurado que ser un pobre ser humano y morir respirando las miserias por haber vivido maldiciendo su existencia, mirándoles sus ombligos desde abajo.
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