Viernes 16 de mayo – Juan 14, 1-6. Yo soy el camino y la verdad y la vida. 3l5z60

Yo soy el camino y la verdad y la vida. Es impresionante esta afirmación de Jesucristo.

Decir de uno mismo, yo soy la verdad. Jesús no dice yo os digo la verdad. Jesús no dice yo os transmito. No, no, no. La verdad soy yo. Porque fijaos, para un cristiano la verdad no es una razón. La verdad no es un concepto, no es una idea. Para un cristiano la verdad es una persona.

Y esa persona es Jesús de Nazaret. ¿Por qué? Porque solo la mirada de Jesús, solo el juicio de Jesús, solo lo que Jesús sabe de ti. Jesús sabe lo que te pasó cuando nacías, en tu infancia, cuando has tenido tus hijos, cuando has sido mayor, tus enfermedades. Lo que incluso no sabes tú de ti, Él lo sabe. Y esa es la verdad más importante de tu vida.

Lo que Dios sabe de ti, lo que Jesús sabe de ti. Por eso Jesús puede decir que eres la verdad.

En segundo lugar, es el camino en el sentido que nuestro modo de realizar nuestra vida es el modo de Cristo. ¿Cómo sé que no me voy a equivocar? ¿Cómo sé que voy a acertar? ¿Cómo sé que realmente las decisiones más importantes de mi vida? Mira a Jesús y pregúntale a Jesús tú qué harías en mi lugar. ¿Qué harías con mis padres, con mis hermanos, con mis hijos, con mis nietos, con mi trabajo? ¿Qué harías con este pobre que está aquí? ¿Qué harías? Y Jesús va inspirando dentro de ti ideas, sugerencias, en las que tú realmente en conciencia dices, bueno, pues me gustaría hacer como haría Él. Él es mi camino, Él es mi modelo, lo hemos visto estos días atrás. Pero sobre todo la tercera afirmación más impresionante, cuando Jesús dice, yo soy la vida.

Camino, verdad y vida. ¿Y qué significa la vida? Significa muchas cosas. Primero que Él es el autor de la vida, que eres quien te llamó a la existencia, tu alma inmortal, incluso tu cuerpo, que te lo ha dado a través del amor de tus padres, pero en el origen la materia toda procede de Dios desde la nada. Y por supuesto, Él crea para ti un alma inmortal y una persona que eres tú, y por tanto es la fuente, el origen de tu vida.

Lo que te mantiene en vida es el amor de Cristo. Decía Tomás de Aquino, y a mí eso me ha impresionado siempre mucho, que si Dios por un solo instante nos dejara de amar, pasaríamos a la nada. Porque lo que nos mantiene en vida es el amor de Dios. Es que Dios piensa en nosotros, es que Dios quiere que existamos.

Entonces Jesús puede decir, yo soy la vida, y por tanto, si tú existes es porque eres amado, porque eres muy querido de Dios, porque tu vida es para Dios algo grande, algo importante y algo bello. Por lo tanto, escuchamos estas palabras de Jesús, yo soy camino, yo soy verdad y yo soy vida, y nos quedamos como muy impresionados diciendo, Señor, esto lo tendría que pensar y meditar mucho más profundamente.

Porque claro, esto es la fuente de mi identidad, esto es la fuente de mi libertad, esto es la fuente de lo que yo quiero ser. Y entonces te das cuenta cómo ser cristiano no es asumir unas doctrinas, unas verdades, sino que ser cristiano es encontrarse con alguien que es Jesús de Nazaret, que te mira a los ojos y te dice, yo soy tu vida, la razón de tu vida, yo soy la verdad más importante que tienes que conocer y yo soy el camino para que llegues a la vida eterna.