Viernes 23 de mayo – Juan 15, 12-17. A vosotros os llamo amigos. 6q5164

A vosotros os llamo amigos.

Qué bella es esta frase de Cristo cuando dice ya no os llamo siervos.

Yo no me contento con que estéis a mis órdenes, con que cumpláis fríamente mi voluntad.

Quiero ser amigo.

¿Quién es el amigo? El amigo es el que tiene un proyecto común contigo.

El amigo es el que se ilusiona con tus cosas.

El amigo es aquel con quien te puedes desahogar porque nunca te va a juzgar.

Amigos en sentido de conocidos y compartir actividades, seguro que tenemos muchos.

Amigos de verdad, amigos íntimos, amigos de corazón, alguien con quien yo realmente le pueda decir todo lo que pienso, todo lo que siento, todo lo que deseo, tal cual, seguro que no sobran dedos de una sola mano para decir y me sobran bastantes, serán uno, serán dos, incluso hay gente como que está muy cerrada a la amistad porque le da miedo confiar, que le puedan hacer daño.

Claro, es que compartir la intimidad es muy arriesgado.

Pero Jesús dice a vosotros, llamo amigos, ¿por qué? Porque mi intimidad yo os la he dado a conocer.

Lo que me ha contado el Padre, lo que el Padre supone para mí, os lo he contado todo mediante parábolas, mediante mis mismas acciones.

Tú podrías decir que Jesús es tu gran amigo íntimo.

Yo por la misericordia de Dios creo que sí.

Cuando tengo un problema voy a un sagrario, cuando tengo una alegría me encanta contársela y él la sabe antes que yo, pero bueno, se la cuento y está ahí.

Y por tanto, se trata de cultivar la amistad con Cristo.

Mirad las amistades, los amigos, o cultivas la amistad o la amistad se enfría y se pierde.

Yo tengo amigos del colegio, pues que ya no los trato y por tanto la amistad se ha perdido.

Es una pena, pero fue una amistad bonita o amistad de hace muchos años.

Sin embargo, mis amigos son con los que yo puedo contar, que levanto un teléfono, que hago una llamada o que me acerco donde están y sé que les importa mi vida y sé que les importa lo que me sucede, como a mí también me tiene que importar lo que le sucede a mi amigo.

A veces no, no, vosotros sois mis amigos y entonces uno le coloca a Dios todo su rollo y a lo mejor dices, oye, Dios mío, tú me puedes colocar tu rollo de vez en cuando.

Os imagináis dos amigos que está uno siempre pidiéndole favores al otro, que me des, que necesito, que me ayudes, que me hace falta y sí, efectivamente, él siempre le hace todos los favores que puede y de repente un día le dice al otro, oye, ¿y tú me puedes hacer a mí un favor? No, que estoy muy ocupado, no, que no tengo tiempo, no, que tengo muchas cosas.

Bueno, pues verdaderamente no somos amigos, me has utilizado, para tus fines, para tus intereses.

A veces tendríamos que revisar nuestra relación con Dios, si es una relación para que nos consiga todo lo que necesitamos o es una verdadera relación de amistad en la que yo también estoy dispuesto a escucharle, hacerle algún favor, si es que me lo pide, hacer lo que necesite él o lo que le agrada, claro que sí y por tanto Jesús te dice, yo no quiero que seas mi sierva, yo no quiero que seas una mandada o un mandado mío para que ejecutar fríamente, quiero llamarte amiga, amigo, ¿por qué? Porque podemos compartir intimidad, porque lo tuyo me importa y ojalá que también te importe lo mío.