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Curiosidades de la Historia National Geographic
El papa engaña al mundo: ¿qué fue la donación de Constantino?

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16/5/2025 · 09:04
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Curiosidades de la Historia National Geographic

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Durante la Edad Media, los papas sostenían que sus posesiones territoriales y sus privilegios derivaban de una donación del emperador. En realidad, el documento que esgrimían era una falsificación. ¿Quieres anunciarte en este podcast? Hazlo con advoices.com/podcast/ivoox/715166 5w51j

Lee el podcast de El papa engaña al mundo: ¿qué fue la donación de Constantino?

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Hoy hablaremos de la donación de Constantino o cómo el Papa engañó al mundo.

Año 314. El emperador Constantino I, enferma de lepra.

Dios lo ha castigado con este mal por perseguir a los cristianos.

Los sacerdotes paganos le sugieren como remedio bañarse en la sangre cálida y pura de 3.000 niños inocentes.

Pero Constantino se niega a hacerlo, conmovido por el llanto desesperado de las 3.000 madres.

Justo después se le aparecen en sueños los santos Pedro y Pablo, que le aseguran que sanará si se sumerge en cierta piscina que le indicará el Papa Silvestre I.

Es decir, si se bautiza, porque en aquel entonces los católicos se bautizaban por inmersión.

Así lo hace, y cuando sale del agua se ha curado milagrosamente.

Llevado por la gratitud, hace un regalo extraordinario a Silvestre y a todos los pontífices sucesores suyos que hasta el fin del mundo reinen sobre la sede de San Pedro.

Les cede nuestro palacio imperial de Letrán, la diadema, o sea nuestra corona, la tiara, el humeral que suelen llevar los emperadores, el manto purpúreo y la túnica escarlata.

Y lo más importante, dejamos y establecemos en su poder, gracias a nuestro decreto imperial, como posesiones de derecho de la Santa Iglesia Romana, no solamente nuestro palacio, como ya se ha dicho, sino también la ciudad de Roma y todas las provincias, lugares y ciudades de Italia y del Occidente.

El decreto imperial que se menciona es la Donación de Constantino, y esta es la historia tal y como aparece en la Leyenda Adorada, una colección de vidas de santos escrita en el siglo XIII.

La gente de la Edad Media creía que todo esto había sucedido de verdad, o por lo menos es lo que se pensó a partir del siglo VIII, cuando se empezó a difundir la historia.

La primera referencia a la donación la hizo el Papa Adriano I en el año 778, y en los siglos siguientes salió a relucir cada vez que papas y emperadores se disputaban la hegemonía sobre la cristiandad.

Pero la donación, cuyo nombre oficial era Constitutum Constantini, no era sino un fraude.

Alguien de la Cancillería Papal la ideó y redactó para justificar las pretensiones terrenales del papado.

Comprender las razones de esta falsificación nos exige viajar a la época en la que se realizó.

A partir del año 476, con el eclipse del Imperio Romano de Occidente y el debilitamiento del Imperio Bizantino, heredero de Roma en Oriente, el papado quedó en la península italiana como la única autoridad autóctona frente al avance de los conquistadores bárbaros, primero godos y después lombardos.

En el siglo VIII, rodeados por las posesiones de los lombardos, diversos papas buscaron ayuda más allá de los Alpes, en el Reino de los Francos.

Allí el poder lo ejercían los mayordomos de Palacio, una especie de primeros ministros de los indolentes reyes merovingios.

En aquellos años ocuparon el cargo Carlos Martel y su hijo Pipino III, a quien, en el año 751, el papa Zacarías reconoció como soberano franco de pleno derecho, lo que supuso el final de la dinastía merovingia.

Tres años más tarde, otro papa, Esteban II, viajó al Reino Franco y honjó a Pipino y a sus dos hijos, uno de los cuales era el futuro Carlo Magno, en la abadía de Sendení.

A cambio, Pipino libró dos campañas contra los lombardos, tras las cuales puso bajo el control del papado amplios territorios al norte de Roma en las regiones de Romaña, Emilia y Las Marcas.

Ese fue el núcleo de los estados pontificios que subsistieron hasta la unificación de Italia en el siglo XIX.

Las campañas de Pipino III en Italia a favor del papado fueron precedidas por una promesa formal que el rey hizo al papa Esteban durante la visita de éste a Francia, por la que se comprometía a restaurar los dominios de la iglesia.

Es lo que se ha llamado donación de Pepino.

No se sabe si fue una promesa oral o un acto escrito, aunque en todo caso no se conserva el documento.

También se ha sugerido que la donación de Pipino correspondería en realidad a una lista de ciudades itálicas que Pipino habría sometido durante una nueva campaña militar en el año 756.

En cualquier caso, la donación sería confirmada por los sucesores del rey Franco, Carlo Magno y Ludovico Pío.

Es probable que la donación de Pipino fuera el modelo seguido por quienes idearon la donación de Constantino.

Según los especialistas, ésta se redactó muy poco después de la primera, durante el pontificado de Esteban II, o bien en tiempos de su sucesor, Pablo I, con el objetivo de demostrar que los estados que los reyes francos habían arrebatado a los lombardos y entregado a los papas

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