
Descripción de Luis Alberto de Cuenca - Poemas p4p3j
Luis Alberto de Cuenca Prado (Madrid, 29 de diciembre de 1950) Poeta, filólogo, helenista, traductor, ensayista, columnista, crítico, editor literario y expolítico español. Ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Nacional de Poesía (2015) y con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2025). Nos deja una poesía irónica y elegante, a veces escéptica, en ocasiones desenfadada, en la que lo trascendental convive con lo cotidiano y lo libresco se engarza con lo popular. Usa la métrica libre y la tradicional. Además de su obra como poeta, ensayista y filólogo, hay que destacar su faceta de letrista musical; suyas son algunas de las letras más conocidas del grupo de rock la Orquesta Mondragón. Gabriel Sopeña ha puesto música a una selección de más de treinta de sus poemas, cuya primera entrega interpretó Loquillo en su disco ‘Su nombre era el de todas las mujeres’, editado en octubre de 2011. CRÉDITOS (Poema / voz): 1. Amor indestructible – Mingo España 2. Collige, virgo, rosas – Elena Parra 3. El desayuno – María José Sampietro 4. El fin es el principio – José Luis Hernández 5. El rescate – Lola Orti 6. El velo protector – María José Sampietro 7. Elogio de la pena – Manuel Alcaine 8. Elogio de la poesía – María José Sampietro 9. In illo Tempore – Mingo España 10. La llamada – Manuel Alcaine 11. La muerta enamorada – Manuel Alcaine 12. Leer en voz alta – Lola Orti 13. Lo sagrado – Elena Parra 14. Los amantes – José Luis Hernández 15. Incorrección política – Mingo España 16. Por el camino verde – José Luis Hernández 17. Qué queda de la noche – María José Sampietro 18. S’Agaró – Elena Parra 19. Suspiro – Manuel Alcaine Montaje y ambientación musical: Manuel Alcaine 3s2x4l
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Amor indestructible. No es tan débil tu amor como parece. Se resquebraja a veces, se cuartea, pero nunca se rompe. Es un amor virtual, una apariencia, un espejismo, un enveleco, una ilusión, el sueño de una sombra, un delirio, una quimera. Pero resiste la presión del odio, y perdona y olvida, como olvide y perdona a la noche la mañana.
Colille virgo rosas. Arranca las rosas, no esperes a mañana. Córtalas a destajo, desaforadamente, sin pararte a pensar si son malas o buenas. Que no quede ni una.
Púlete los rosales que encuentres a tu paso, y deja las espinas para tus compañeras de colegio.
Disfruta de la luz y del oro mientras puedas, y rinde tu belleza a ese Dios rechoncho y melancólico que va por los jardines instilando veneno. Goza labios y lengua, machácate de gusto con quien se deje, y no permitas que el otoño te pille con la piel reseca y sin un hombre, por lo menos, comiéndote las hechuras del alma. Y que la negra muerte te quite lo bailado. El desayuno. Me gustas cuando dices tonterías, cuando metes la pata, cuando mientes, cuando te vas de compras con tu madre y llego tarde al cine por tu culpa.
Me gustas más cuando es mi cumpleaños y me cubres de besos y de tartas, o cuando eres feliz y se te nota, o cuando eres genial con una frase que lo resume todo, o cuando ríes, tu risa es una ducha en el infierno, o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto que casi no puedo resistir lo que me gustas. Cuando llena de vida, te despiertas y lo primero que haces es decirme, tengo un hambre feroz esta mañana.
Voy a empezar contigo el desayuno. El fin es el principio. Al final no pensamos ni recordamos nada que no sea el principio. La memoria es así. Huyen los nombres propios del presente, las fechas próximas en el tiempo, y regresan los nombres del pasado. Las frases que en la niñez remota hirieron o salvaron. Y vuelve aquella niña de las trenzas de oro a quien contabas cuentos en el sillón de orejas del salón. Y los naipes con figuras de músicos ilustres que tu padre te trajo de Alemania.
Y la caja de música en la que Cenicienta y su príncipe azul bailaban incansablemente. Y las cicatrices que honraban tus rodillas de tanto gatear detrás de aquellas chapas con nombres de ciclistas. Y las alineaciones con tres defensas, dos medios, y nada menos que cinco delanteros. Y el día en que encontraste el te veo imposible de encontrar en la tienda de donces arcobelo. Y la bici BH con que ibas por el mundo, que entonces era pequeño, las tardes de verano. Estos días azules y este sol de la infancia, al final, solo importan las cosas del principio.
El rescate
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