
Descripción de 21.- Yupik y el espíritu maligno i634l
"Yupik y el espíritu maligno" Cuentos educativos de EDELVIVES. Mensajeros de Igui. Música: https://www.youtube.com/watch?v=iJvxJmgH8FY La canción de los inuit: Habla sobre el Ártico. 1l551d
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
YUPIK Y EL ESPÍRITU MALIGNO Entre los pueblos que rodean el Polo Norte se cuenta una vieja leyenda, que las enfermedades eran causadas por la intromisión de espíritus malignos, y para acabar con ellos no había pócimas ni brebajes, solo la música tenía el poder de alejarlos.
Yupik era una niña inuit que vivía en una fría aldea de hielo.
Tan pronto despertaba, Yupik salía a caminar, observaba el inmenso paisaje blanco que la rodeaba y se sentía feliz.
El cielo, las nubes y el hielo eran su gran casa, y los animales sus compañeros.
Nunca había salido de allí, pero no le importaba, solo deseaba recorrer palmo a palmo ese lugar, conocer sus rincones, sus sonidos, volverse amiga y compañera de los espíritus buenos que lo habitaban.
Una mañana, mientras la niña daba uno de sus paseos largos, se presentó Saraki.
Yupik nunca había visto al pajarillo tan nervioso.
¿Qué sucede, Saraki, estás bien? Le preguntó.
Tu casa se derrite, le anunció el pájaro de los mil colores.
Yupik continuó su paseo hasta el océano, y comprobó que Saraki no exageraba, los glaciares desaparecían a pasos agigantados, el calentamiento de la tierra estaba acabando con ellos.
Si el deshielo continuaba, muchos animales como los osos polares, las focas, las morsas y las aves marinas correrían un serio peligro.
Yupik, su gente, sus antepasados e incluso sus dioses, habían establecido en ese lugar su morada.
¿Qué futuro les esperaba si el hielo seguía derritiéndose? Ante aquel pensamiento, la niña se estremeció, nunca había sentido tanto frío.
Yupik bajó la cabeza y dio unos cuantos pasos.
Miró fijamente a Saraki y le preguntó, ¿la madre tierra está enferma? Si es eso, ¿podemos espantar a los espíritus malignos con música y curarla? Saraki respondió, la tierra se está calentando y la contaminación que provocan los humanos acelera el proceso.
Si queremos ayudar a tu pueblo y a los animales que aquí viven, necesitamos ganar tiempo.
Esas personas tienen que cambiar sus hábitos y cuidar más el planeta, pero incluso después de ver las consecuencias, se resisten a cambiar.
La niña comprendió que Saraki no hablaba de las personas que vivían en su poblado, pues ellas trataban a la madre tierra con veneración y respeto.
Pero, no conocemos a los responsables, no sabemos quiénes son ni si están muy lejos, entonces ¿cómo podremos evitarlo? Se lamentó Yupik.
El viento, que hasta entonces había permanecido callado, uruló con fuerza.
La niña, atenta, trató de desdifrar su mensaje, y después le explicó a Saraki.
Saraki, creo que los espíritus del viento están dispuestos a ayudarnos.
Ambos se dieron prisa en regresar al poblado, Yupik tenía una idea.
Los vecinos salieron de sus casas para escuchar lo que la niña tenía que contarles.
Los malos espíritus han dormido la mente y el corazón de muchas personas, y les hacen comportarse de forma equivocada, acelerando el calentamiento del planeta.
Debemos ahuyentarlos antes de que sea demasiado tarde.
Todo el poblado decidió actuar tal como aprendieron de sus antepasados, es decir, con la música.
Todos se encaminaron a sus casas y regresaron con un tambor.
Aguardaron juntos y pacientes el momento en que los dioses del día y de la noche se cruzan en su camino y se saludan.
Con un movimiento de cabeza, el más anciano señaló el inicio.
Al principio se escuchó un ritmo suave, lento, y poco a poco ganó fuerza hasta convertirse en una melodía vibrante e intensa.
Los espíritus del viento auparon aquella música con sus manos y la llevaron lejos, muy lejos.
Comentarios de 21.- Yupik y el espíritu maligno 6y352r