168. El derecho a dejar de querer 1k5u3s

Venga, hablemos ahora de Banastá y ufemos un día más con nuestro coach de campsalera, Julio Rosales.

Julio, ¿qué tal? Buenos días.

Buenos días.

Qué maravilloso es el directo, ¿eh? Sí.

Pero lo resolvemos como podemos.

Yo todos los días meto una hora.

Oye, ¿has comprado ya las cosas de Navidad o qué? La nécora.

Estaba a hora.

Mientras me decíais esperar… Bueno, no me decíais esperar, yo es que llego súper pronto siempre.

Sí, es verdad.

Porque te gustas.

Soy el que llega pronto.

Estaba yo ahí mirando ya, haciendo la listita en internet.

¿Pero de comida? No, la lista de regalitos.

Hoy preguntamos por los menús de Navidad, si la gente ya ha empezado a comprar para que les salga mejor de precio y estas cosas.

¿Tú cocinas en Navidad? Sí, me gusta cocinar en general, pero no voy a buscar nada especial.

Es decir, a lo mejor me apetece una carrillera.

Y punto.

La carrillera sube, ¿eh? Sí.

Bueno, lo han dicho, sí.

¡Mierda! Si no se lo digo.

He hecho que suba.

Seguramente, seguramente.

Venga, hoy titulas tu sección, atención, Tienes Derecho a Dejar de Querer.

Lo primero que me han preguntado, y no porque me lo hayas puesto en el guion, es ¿por qué traes este tema? ¿No es que quieres enviar un mensaje a alguien? ¿Me vas a dejar? Lo voy a hacer aquí en público.

No, mirad, otro día una amiga íntima mía me escribió, me envió un audio diciéndome que quería cortar con un chico con el que llevaba viéndose tres, cuatro semanas, sintiéndose fatal porque soy mala persona, porque yo no quiero hacer daño, porque me decía, igual eres el karma, igual has sido él un capullo, y yo vengo… Estaba haciendo unos líos de la leche y dije yo, no, no, tú tienes derecho a dejar de querer o que te deje de interesar una persona.

Y entonces dije yo, voy a hablar de esto con mis amiguis de Onda Cero.

Muy bien.

Me parece un buen tema.

¿Y tú? ¿Has dejado a alguien y te has sentido fatal y lo has retrasado? Pues mira, no he dejado nunca a nadie, pero sí he dejado de querer, de estas relaciones que es verdad que ni uno ni el otro da el paso, que duran, pues lo de tu amiga, ¿eh? Un mes, mes y medio, y he pensado, pues quizás no le quería tanto.

O sea, es más de ghosting, ¿no? Es decir, tú no lo dices.

No, pero luego se acaba hablando, porque obviamente aún salgo con un chico desde el 2006, ¿sabes? Claro, yo soy muy literal, a mí si no me has dejado igual sigo siendo novio desde el 98.

Pues a lo mejor hay alguno por ahí, ¿eh? Hay alguno por el camino en mi vida.

No, yo, bueno, yo he procurado siempre, las veces que a mí no me gusta decir te he dejado, es como, a ver, esto no va a funcionar, pues chao.

Vale, bien, pero lo has dicho, pero te has sentido mal, lo has retrasado, ya mañana...

Yo no he dicho nunca, hola, te voy a dejar, te digo...

Tienes que hablar.

Sí, un poco con rodeos, el tipo.

No, no, los rodeos, yo creo que esto lo he dicho alguna vez, que cuando hay que dar una mala noticia será primero el titular, oye, Robert, lo tenemos que dejar, siéntate y hablamos.

Para que no me... si me andas con rodeos, te das cuenta de lo que quiero hacer y me lías y igual no...

Pero coincidimos en que no es fácil dejar a alguien, ¿o tampoco lo ves así? No es fácil dejar a alguien, ¿y por qué no es fácil dejar a alguien? Pues de eso va esto, ¿por qué no es fácil? Porque vas a hacerle daño a otra persona, ¿no? Pero le vas a hacer daño, es decir...

Bueno, a lo mejor no, a lo mejor él también estaba pensado en lo mismo.

Bueno, mira, yo me he hecho unos mandamientos, que me gusta a mí, y los quiero comentar con vosotros.

A ver, ¿eh? No robarás, no matarás.

Los mandamientos del dejador, ¿vale? El primero, tienes derecho a dejar y no hace falta justificación.

Los motivos de por qué... es que a veces...

Hombre, una explicación, ¿no? Pero es que, primero...

Si llevas 20 años con una persona...

Imagínate, es que ahora me resulta repugnante, es que ahora ya no tolero, no sé, es decir...

Hombre, si estos son los motivos...

Yo prefiero que no me lo digan, porque además no creo que haya un motivo.

Yo creo que va un vaso llenándose y se llenó y...

Yo creo que es más fácil si te han hecho un daño realmente muy considerable, es decir, si la otra persona te ha sido infiel, te ha faltado al respeto, te ha fallado, entonces es muy fácil.

Sí, claro.

Porque tienes un motivo muy de peso.

Y tú no vas a llegar un día...

Oye, que me voy, ¿eh? Que te dejo.

Pero de lo que va esto es precisamente de esto, que es irracional, que puedes dejar de querer, que no hace falta que se te cruce nadie, que no se te cruce nadie, que te hayan tratado mal y que no, que es que a veces te han tratado bien y se fue.

Pero algún tipo de explicación, aunque sea esta de...

Mira, es que ya no te quiero.

Yo es que me quiero que me digan, tienes una litosis que espanta, es decir, no, pues a lo mejor no quiero saberlo.

A mí me da igual, si ya no me quieres...

Un acto de amor es decírtelo también.

Bueno...

De cariño, vamos a ver esto.

O sea, a mí, si me dejáis, no hace falta que me lo digáis.

A mí un mensaje cortito.

Julio, no vuelvas.

Perfecto.

No, no, ni un mensaje cortito.

Si la próxima vez no te dejan pasar...

Hombre, no me hagas venir.

No, esto ha sido muy bueno porque Miriam lleva mucho tiempo diciendo cómo se lo digo, cómo se lo digo.

Ya, ya, viene perfecto.

Igual es el momento.

Venga, mandamiento dos.

Las promesas de amor son fruto de una anegenación mental transitoria y lo sabemos todos.

Sí, claro.

Es decir...

Te voy a querer para siempre...

Pero en serio, las promesas de amor...

Totalmente.

¿Qué le pasa? ¿No? Entonces, sí, se dicen porque estás ahí.

Además, yo creo que cuando se dicen, se sienten.

Porque luego decir me mentiste, bueno, bueno, también era fan de las Spice Girls hace unos años, ¿vale?