Virtudes, dones y hábitos - El sendero de la humanidad (Raúl Bolletta) 346m32

Pasamos ahora al capítulo número 17, titulado virtudes, dones y hábitos.

Recordemos que estamos promediando el libro de Raúl Boleta, El sendero de la humanidad, buscando la perfección del alma.

Virtudes, dones y hábitos. Vamos primero con las virtudes.

Las virtudes son todas aquellas acciones que realizan los seres humanos y su único objetivo es el bien común. Para ampliar el concepto agregamos que son ese tipo de experiencias que el que las practica no persigue un bien solamente para sí mismo.

En su mente y en sus emociones están incorporados el beneficio general.

El yo ha sido cambiado en sus estrategias de vidas por el nosotros.

Detrás de cada gestión está siempre el cumplir con la armonía de Dios y luego de cada acto no hay expectativas de gratificación de ningún tipo. La humildad y el bajo perfil son características típicas de un virtuoso. En general el virtuosismo no es un ítem establecido en la programación previa a la encarnación. Son una consecuencia de la aplicación de buenos actos que lleva adelante un alma encarnada cuando tiene ésta una evolución muy desarrollada. En consecuencia transmite actuaciones amorosas que son tomadas por un cuerpo mental ávido de ponerlas en práctica.

El cuerpo emocional equilibrado percibe la demanda del necesitado y pone nobles sentimientos al servicio del mismo. Algunos hechos que se suelen ver con frecuencia son chispazos de virtud. Ciertos individuos que en determinadas circunstancias tienen acciones virtuosas luego en otros momentos sus comportamientos están alejados de esas conductas. Estamos en presencia de seres que están despertando y en esos casos están sufriendo luchas internas. Saben lo que deben hacer pero las condiciones externas superan sus intenciones y son arrastrados a comportarse con indiferencia.

Ante estos hechos es importante invitar a las personas a que reflexionen sobre cuáles son sus sentimientos y que se abstraigan de lo que pasa a su alrededor. Recordarles que cuando han actuado según sus sentimientos la paz y la alegría interior han inundado sus vidas. La expresión de una suave sonrisa trajo al plano tridimensional el regocijo de sus almas.

El que trata de llevar una vida virtuosa encuentra muchos obstáculos. Es tentado permanentemente a desviarse de cuáles son sus intenciones. Por ese motivo aquel que puede realizar su aporte motivando a otro ser a caminar por el sendero recto de la virtud está haciendo una gran contribución a la evolución de esa persona y también de la humanidad.

El planeta necesita que la virtud sea una moneda corriente en el trato diario de las personas porque esa práctica es la manifestación del amor y el amor es Dios en nosotros.