Los veranos en la casa de la abuela Dolores | El corte de buenas noches nº25 6m5z4i

Marque pega dulces tu alma bienvenido al corte de buenas noches el que se extinguió en su día de la cápsula marciana dónde anda nuestra colonia para comenzar su propia aventura en solitario dos veces al mes desde el canal marte puede esperar porque era una sección que nos pedía poder ensancharse por su cuenta para contarte de vez en cuando historias delicadas y algo más personales con textos propios y ajenos con historias tuyas y mías con literatura en lengua española y con algún texto propio en el que te cuento real de esas sazonadas de alguna mentira que rescate de agujeros de gusano y universos paralelos historias gemelas obituarios literatura y algo de poesía para ti y para mí para que podamos conservarlos en este pequeño rincón y que ya nunca se pierdan por el eterno espacio-tiempo que la melodía que escuchas de fondo lleva el título dulce y es de la autora jota rochester la ilustración es obra de galletas con agua y de la parte técnica me encargo yo con el autocontrol de los mandos si quieres proponerme algún tema viajero o también literario ya sabes me tienes disponible en el correo hola arroba escritora viajera punto com y hoy seguimos con las historias del gran caserón de la esquina que descubrí cuando me asomaba a otras dimensiones historias que de algún modo siempre fueron reales en algún pueblo de la península ibérica porque con lo del multiverso a veces me un novillo y me quedo quieta observando en todas las direcciones posibles que me daba la ecuación para acabar convirtiéndose en universos paralelos que nunca llegaron a rozarse a veces los protagonistas me sorprenden ocupando toda la escena otras veces consigo quedarme escondida sin que perciban en ningún momento mi ausencia andaba el otro día divagando sobre la salida más digna un universo que no era del todo de mi agrado cuando llegó mi gurú y me soltó una cita que resonó en mi cabeza de una manera tan aplastante que me quedé mirando fijamente algún punto en el fondo de la habitación ahí andaba la clave lo que tengas que hacer hazlo pronto juan trece veintisiete porque la clave anda casi siempre en esas habitaciones a las que ella nunca volviste a entrar sin saber aquel día que sería la última vez en esas personas a las que ya nunca más volviste a ver en esa frase que se perdió en medio de las páginas del libro que te regalé y que ya no recuerdas ni consigues dar con ella en esas fiestas en las que ya no bailaste y en esos besos que ya nunca más diste así que simplemente arranca vive siente y luego si quieres puedes venir a contárnoslo no te pierdas ni esos amores ni esas aventuras ni esos bailes ni esas risas ni esa locura qué hace que se te ilumina el rostro cuando nadie te ve los veranos en la casa de la abuela dolores estaban llenos de melocotones pan bimbo con nocilla de dos colores sandía y fideos con pollo las paellas llegaban los domingos y los días festivos como el de san cristóbal cuando todos los coches furgonetas y motos del pueblo pasaban por delante de las casitas de la playa pitando sin parar después de recoger su cinta bendecida que repartían el párroco y los monaguillos en la puerta de la pequeña capilla que había en primera línea de playa porque el gran caserón de la esquina en los meses de verano le cedía el protagonismo a la casita de primera línea que tenía casi un siglo y que conservaba un pozo en el armario de la cocina el suelo era de cemento sin pulir y en algunas habitaciones se fue arreglando poco a poco con azulejos mediterráneos de muchos colores pastel la terraza toda de color blanco dada una playa de piedras y para llegar teníamos que pasar por un caminito y lleno de pinchos que caían de unos arbustos que a mí me recordaban a las palmeras en el otro extremo estaba el corral que daba a la calle y donde se colocaba una mesa muy alargada para que pudiéramos caber todos las mañanas eran para aguadilla ser una playa colchonetas y juegos con los vecinos y toda la tropa de