
SE NECESITAN CABALLEROS ANDANTES. RAZÓN AQUÍ 4a5k1d
Descripción de SE NECESITAN CABALLEROS ANDANTES. RAZÓN AQUÍ 3s2h3y
Soñamos con los días perdidos de los caballeros andantes, sabemos de su importancia crucial y , en esta medianoche oscura del mundo, en este atravesar de la edad de Hierro, el Kali Yuga, en estos días sin espíritu, abogamos por una vuelta al ideal caballeresco del camino del corazón. Porque no se trata de cabalgar el tigre sino a Rocinante... 4i3c52
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Como es bien sabido, para don Quijote no había oficio más conveniente en el universo mundo más alto, sacrificado y necesario que el de los caballeros andantes.
Siempre en los caminos, desfaciendo entuertos, protegiendo huérfanos y viudas, y estableciendo la paz y la justicia.
Con sólo cien caballeros andantes en ejercicio, bastaría para que se pudiese decir de aquel tiempo que lo era de oro, o dorado, y no de hierro, como ahora.
Ya sabéis que estamos atravesando la noche oscura del mundo, la última etapa del Kaliyuá, y todas las esperanzas parecen abatirse.
Pero aún queda una luz, como bien sabía don Quijote, que con cien caballeros no solamente quedarían resueltos los pequeños pleitos y restablecida la amigable concordia en la vía cotidiana, solazado el huérfano, ahuyentados los ratones que se comen en el desván la ropa de la viuda, liberados los cautivos, cumplidas todas las sentencias, cada quisque en la quieta posesión de lo suyo, sino que, además, ¿cómo se atrevería a bajar el turco? Es decir, a ver si me explico, ¿cómo se atreverían los poderosos imperios a intentar poner en servidumbre a las otras naciones? Sí, los poderosos imperios de los infieles imponiendo su yugo a las naciones cristianas, que se suponía debían vivir pacíficas, amando a Dios sobre todas las cosas, y al prójimo como a sí mismos.
Ésta era la teoría que, al ser formulada, se olvidaba de que no había menos dolor en la Castilla cristiana que la Anatolia infiel, y a lo que se parecía a la justicia de los caballeros andantes era a la de Harún al-Rashid, el califa de Bagdad, o a la de los rosanilla, aquellos caballeros de la rosa.
En definitiva, la justicia del bandido generoso.
El bandido generoso, poco más o menos.
Ya sabéis, el camino del medio, mitad santo, mitad pícaro.
Don Quijote hizo una vez justicia con un criado azotado, pero cuando éste lo volvió a encontrar no supo más que decirle que la próxima vez si es tuya.
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