
Descripción de La Sauna 4l4q5d
El episodio número once nos trae infidelidades y culpas, desencadenadas por una pasión desenfrenada ... que nació inesperadamente entre los vapores de una sauna. No te pierdas la primera parte de esta historia cuyo desenlace llegará la próxima semana. 5y3w4c
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
¡Bienvenidos a La Vida Mientras Tanto, un podcast para narrar historias de vida! No pretendemos darte consejos sobre cómo debes vivir tu vida, queremos contarte cómo vive en su vida otras personas no tan ajenas a nosotros.
Soy Alba Fité y os presento a Rosa Pardina, autora de las historias que va a compartir con nosotros en este podcast.
Y buenos días, Rosa, y bienvenida una semana más.
Sí, buenos días, Alba, buenos días a todos.
Hoy nos vamos a ir a un gimnasio de lujo, a una sauna concretamente, que es el título de este relato.
La protagonista de esta historia es una mujer que nació aquí, en esta comarca, pero que cuando se casó se mudó a la ciudad, así que pasó casi toda su vida en la ciudad y no regresó hasta que se jubiló, así como yo.
Y me contó esta historia una mañana sentadas las dos en el Banco Azul.
Es una historia de ciudad, no de aquí, de estas montañas, pero es una historia dura e interesante, vais a ver.
El despertador sonaba cada mañana a las seis en punto y ella se levantaba para preparar el café y las tostadas a su marido.
Al menos compartían el desayuno, ya que a menudo cenaba fuera de casa por negocios.
Después tenía todo el día por delante, nada que hacer.
Atrás quedaban aquellos días ajetreados en los que tenía que llevar a los niños al colegio, arreglar la casa, cocinar, recogerlos, ayudarlos con los deberes, la cena y acostarlos.
Ya no había más fines de semana familiares, que su marido siempre respetaba, ni excursiones, ni comilonas en casa, ni partidos de fútbol de sus hijos, que eran gemelos y lo compartían todo.
La llegada de dos bebés cuando esperaban a uno solo hizo que ella dejara su trabajo, ya no tuvo la oportunidad de recuperar su vida laboral.
Nunca se había lamentado.
Su marido había empezado con un restaurante de comidas caseras y al poco tiempo tenía una cadena de establecimientos de comida para llevar que le proporcionaba suculentos beneficios y con eso podían vivir mejor que bien.
Era paradójico que fuera él quien se dedicara al negocio de la restauración cuando la cocinera era ella.
Nada le gustaba más que cocinar.
Los gemelos habían ido siempre a comer a casa y ella ocupaba la mayor parte del día en ir al mercado y cocinar para ellos.
Tenía la impresión de que había pasado mucho tiempo desde aquella vida y sin embargo solo hacía un año que los chicos vivían en Londres.
Habían encontrado trabajo en una productora de cine, uno como cámara y el otro en producción y solo los veía en Navidad, en Pascua y una semana en verano en la que iban todos juntos de viaje, como antes, para recordar que todavía eran una familia.
Aquel día, el día en que para ella empezó todo, su marido le dio un beso y se fue a trabajar.
Estuvo sola frente a su taza de café, que había dejado enfriar sumida en sus pensamientos.
Siempre rememorando el pasado, ninguna perspectiva para el futuro.
Había cumplido 50 años, pero no tenía la impresión de tener una vida por delante, ya no tenía para quién cocinar y poco había que hacer en la casa vacía.
Leía mucho, tenía el iPad lleno de libros porque a su marido no le gustaban las estanterías con libros.
Veía y reveía sus películas favoritas y paseaba una hora al día, nada más.
Pero nadie tenía la culpa de su melancolía, si acaso ella, que era más bien retraída.
Desde luego no tenía ninguna queja de su matrimonio.
Amaba a su marido y él la amaba a ella, estaba segura.
Era cariñoso y de vez en cuando hacía en el amor, sin pasión, claro, pero ¿quién se acuerda de la pasión? Le bastaba saber que, aunque fuera esporádicamente, su cuerpo aún despertaba los deseos de su esposo.
Lo único que le pesaba es que cada día fuera igual al anterior, igual de aburrido y anodino.
Por esto fue a visitar el gimnasio que su marido llevaba tiempo recomendándole.
No estaba cerca de su casa, pero era el más exclusivo de la ciudad y disponía de garaje para todos.
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