Redimidos por Cristo (Gálatas 3:10-14) - David González 3s1c3i

Para España, la Semana Santa es una de las celebraciones más festejadas, no sólo por los días festivos de vacaciones y descanso, sino sobre todo por todos los ritos, procesiones, viacrucis y penitencias.

Lo cierto es que miles de personas en esta semana que comienza salen a las calles como muestra de su religiosidad, hermandades, cofradías que se preparan para desfilar todos los días cargando sus imágenes idolatradas, lo que en realidad pretende ser una manifestación fervorosa de la fe, en realidad es una blasfemia contra el Evangelio de Jesucristo.

Vírgenes y Cristos de madera, de plata, de oro, que son acarreados y vitoreados como dioses del pueblo.

Dicen que el culto a las imágenes ayuda a comprender la pasión y la muerte y resurrección de Jesucristo, pero en verdad son como ese becerro de oro que fue levantado en el desierto para hacer fiesta a Jehová.

Ciertamente el ser humano trata por todos los medios de acercarse a un Dios santo y añade ritos y sacramentos y peregrinaciones y procesiones y penitencias y rezos, obras de caridad que lo ayuden de alguna manera a merecer la gracia de Dios, esfuerzos y sacrificios para tratar de alcanzar el perdón de sus pecados.

Sin embargo la Biblia declara con total rotundidad que todos los que dependen de las obras están bajo maldición.

La pregunta en esta mañana para cada uno de nosotros es esta.

¿Estás tú bajo maldición? Os invito a abrir vuestras Biblias en Gálatas, capítulo 3, y vamos a estar estudiando en esta mañana los versículos del 10 al 14.

Gálatas, capítulo 3, comenzando en el versículo 10.

Dice así la palabra de Dios, Gálatas 3, 10.

Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición.

Pues escrito está, maldito todo aquel que no permaneciere con todas las cosas escritas en el libro de la ley para hacerlas.

Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios es evidente porque el justo por la fe vivirá.

Y la ley no es de fe, sino que dice el que hiciera estas cosas vivirá por ellas.

Cristo nos redimió de la maldición de la ley.

Hecho por nosotros maldición.

Porque está escrito, maldito todo el que es colgado en un madero.

Para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles.

A fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu.

Bueno, el apóstol Pablo escribe esta carta a esas iglesias situadas en la región de Galacia con el propósito de demostrar que el verdadero evangelio es la justificación sólo por la fe.

Pablo está sorprendido como estos hermanos estaban desviándose del evangelio.

Dice ahí en el capítulo 1, verso 6.

Estoy maravillado de que tan pronto os hayáis alejado del que os llamó por la gracia de Cristo para seguir un evangelio diferente.

Estos hermanos estaban siendo persuadidos, atraídos por medio del legalismo.