El funcionamiento de la iglesia (1ª Corintios 12:12-26) - David González 2i2g5e

Una de las declaraciones más gloriosas y alentadoras que encontramos en la Escritura son las palabras de Jesús a Pedro cuando dijo, yo edificaré mi Iglesia.

Esta no es solamente una promesa presente, sino también una aclaración rotunda, en el sentido de que Jesús es quien edifica la Iglesia y en el sentido de que él es el dueño de la Iglesia.

Y la historia a lo largo de los siglos ha corroborado esta verdad, que nada ni nadie jamás podrá prevalecer contra la Iglesia, porque Cristo está comprometido a edificar su Iglesia.

Sin embargo, muchas veces, con el afán de ver, aumentar la Iglesia, nos conducimos a tomar medidas pragmáticas.

Y en ocasiones se seleccionan métodos o estrategias o estructuras, tareas que funcionen y que produzcan resultados.

Pero lo cierto es que la Iglesia no es una organización.

La Iglesia es un organismo. La Iglesia es un cuerpo.

La Iglesia no es una organización que se construye y levanta por medio de estructuras y directivos.

La Iglesia es un organismo que crece y que madura.

Y por eso es clave y fundamental entender y comprender cómo funciona la Iglesia.

Y eso es lo que quisiera que en esta mañana estuviésemos considerando.

Y vamos a ir al pasaje de 1 Corintios, capítulo 12, para considerar el tema del funcionamiento de la Iglesia.

1 Corintios, capítulo 12.

Y vamos a dar lectura a los versículos del 12 al 26.

Dice así la Palabra de Dios, 1 Corintios 12, versículo 12.

Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos , pero todos los del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.

Porque por un solo espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo espíritu.

Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.

Si dijera el pie, porque no soy mano, no soy del cuerpo, por eso no será del cuerpo.

Y si dijera la oreja, porque no soy ojo, no soy del cuerpo, por eso no será del cuerpo.

Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Más ahora, Dios ha colocado los , cada uno de ellos, en el cuerpo como él quiso.

Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los , pero el cuerpo es uno solo.

Ni el ojo puede decir a la mano, no te necesito.

Ni tampoco la cabeza a los pies, no tengo necesidad de vosotros.

Antes bien, los del cuerpo que parecen más débiles son los más necesarios.

Y aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a estos vestimos más dignamente.

Y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.

Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad.

Pero Dios ordenó el cuerpo dando más abundante honor al que le faltaba.

Para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los todos se preocupen los unos por los otros.

De manera que si un miembro padece, todos los se duelen con él.

Y si un miembro recibe honra, todos los con él se duelen.