P.S. nº 382: ESPECIAL 1º DE MAYO: MANIFIESTO E HISTORIA COMBATIVA Y RELIGIOSA DEL 1º DE MAYO 244q1g

Hola a todos y bienvenidos a Perspectiva Sindicalista.

Soy Jorge Garrido, presidente del sindicato Unión Nacional de Trabajadores y presentador del programa.

Les invito a que estén con nosotros los próximos minutos después de esta sintonía.

Programa número 382 de Perspectiva Sindicalista.

Hoy un programa especial primero de mayo, porque efectivamente hoy es jueves 1 de mayo de 2025.

Recordamos que emitimos siempre a través de Informar Radio, que subimos el programa a nuestras redes sociales, a nuestro canal de e-books, también a nuestra página de Facebook.

También ponemos el programa en la página web del sindicato Unión Nacional de Trabajadores, sindicatount.es.

También se puede acceder a través de la aplicación para móviles del sindicato UNT y finalmente también se sube al canal de SND Editores.

Y este programa especial, además de durar algunos minutos más de lo habitual, va a hacer un repaso primero a el origen de la fecha reivindicativa, desde el punto de vista estrictamente laboral, del 1 de mayo.

Luego haremos una referencia también a la festividad religiosa de San José Obrero, que también se celebra el 1 de mayo.

Y finalmente procederemos a leer el manifiesto del 1 de mayo de 2025 del sindicato Unión Nacional de Trabajadores.

Empezamos por lo primero, por hacer una pequeña historia, una semblanza histórica de esta fecha.

¿Por qué el 1 de mayo es una fecha de reivindicación laboral, de reivindicación obrera, de reivindicación de los trabajadores? Bueno, pues el origen está en unos hechos que sucedieron en los arboles de la Revolución Industrial en los Estados Unidos.

A finales del siglo XIX, Chicago era la segunda ciudad en número de habitantes de Estados Unidos.

Del oeste y del sudeste llegaban cada año por ferrocarril miles de ganaderos desocupados, creando las primeras villas humildes que albergaban a cientos de miles de trabajadores.

Además, estos centros urbanos acogieron a inmigrantes de todo el mundo a lo largo del siglo XIX.

Una de las reivindicaciones básicas de los trabajadores era la jornada de ocho horas.

Uno de los objetivos prioritarios era hacer valer la máxima de ocho horas de trabajo, ocho horas de ocio y ocho horas de descanso.

En este contexto se produjeron varios movimientos.

En 1829 se formó un movimiento para solicitar a la legislatura de Nueva York la jornada de ocho horas.

Antes existía una ley que prohibía trabajar más de dieciocho horas, salvo caso de necesidad.

Si no había tal necesidad, cualquier funcionario de una compañía de ferrocarril que hubiese obligado a un maquinista o un fogonero a trabajar jornadas de dieciocho horas diarias debía pagar una multa de veinticinco dólares.

La mayoría de los obreros estaban afiliados a la noble orden de los caballeros del trabajo, pero tenía más preponderancia la American Federation of Labor, la Federación Estadounidense del Trabajo.

En su inicio era de tendencia socialista, aunque algunas, aunque también parece ser, son muchas fuentes que podía tener algún tipo de influencia en algún momento anarquista.

En su cuarto congreso, realizado el 17 de octubre de 1884, había resuelto que desde el primero de mayo de 1886 la duración legal de la jornada de trabajo debería ser de ocho horas, yéndose a la huelga si no se obtenía esta reivindicación y recomendándose a todas las uniones sindicales que tratasen de hacer leyes en ese sentido en sus jurisdicciones.

Esta resolución despertó el interés de las organizaciones que veían la posibilidad de obtener mayor cantidad de puestos de trabajo con la jornada de ocho horas.

En 1868, el presidente Andrew Johnson promulgó la llamada Ley Ingersoll estableciendo la jornada de ocho horas.

Al poco tiempo, 19 estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho horas.