LA LUPA SEMANAL. Fco. Franco 2025. (13) Los asedios y el Paso del Estrecho 5u3d3h

Bienvenidos. Esta es la lupa semanal, un programa que realizamos en coordinación con SND Editores, a quien damos las gracias, por supuesto, y seguimos en este año en el que Franco es el Español del Año desde el 1 de enero y hasta el 31 de diciembre de 2025 porque así lo ha querido nuestro desgobierno.

Por mucho que piense que no es así, lo ha conseguido. No quería empezar a tratar la guerra en esta serie de lupas semanales que a lo largo de este año vamos a realizar precisamente para seguir la trayectoria del caudillo del generalísimo de Francisco Franco sin hacer una breve parada, aunque sea en un hecho fundamental, en algo único.

En la historia de España posiblemente ha habido otros importantes en nuestra guerra de independencia, Zaragoza, Gerona, pero que se repitieron en pleno ya siglo XX, algo que parecía imposible, entre otras cosas por las armas, que habían evolucionado muchísimo, lógicamente. Me refiero a los asedios. Los asedios, los que hubo al comienzo sobre todo y que he querido representar con esta composición.

Hubo muchos después. Durante la guerra hubo algunos. El de Belchite, por ejemplo, quinto por recordar alguno famoso. Pero es que hubo cuatro asedios por excelencia al comienzo, cuando el alzamiento digamos se inicia, que han marcado nuestra historia, que han quedado para siempre como actos, gestos de heroísmo, que todavía hoy cuando leemos sobre ello nos parece increíble que fueran verdad y los fueron. Estos son los grandes asedios. Hubo otros, como digo, pero estos se llevaron la palma.

Los he querido representar así, con sus, vamos a decir, mandos, con sus máximos héroes, aunque todos los que estaban allí lo fueron, todos, pero alguien hay que poner. El cuartel de Simancas y bueno y el de Zapadores, que estaba cerca, ahora diríamos alguna cosa, con el coronel Pinilla al frente. El Alcázar, por supuesto, con el coronel Moscardó. Oviedo, el sitio de Oviedo.

Otro asedio con el general Aranda y claro, cómo no, el santuario de Santa María de la Cabeza, con el capitán Cortés al frente.

Los asedios de nuestra guerra. Algo único, algo que demostró la raza española, lo que son los españoles cuando llega el momento, cuando además están bien dirigidos, lógicamente. Tremendo heroísmo. Vuelvo a repetir, hoy no nos podemos imaginar lo que fueron estos, los grandes asedios de nuestra guerra, de nuestra cruzada.

Por eso quería dedicarles este capítulo, en esta trayectoria, una vez que hemos visto ya el lanzamiento y vamos a empezar con la guerra en sí. Los asedios, parecidos pero distintos, solo iguales en algo, heroísmo, valor, patriotismo, por encima de todo y en una decisión firme de entregar la vida por España.

Una decisión de no rendirse, de defender a cada trozo que le tocó de España, por pequeño que fuera, a toda costa. Juramentados realmente para morir antes que rendirse. Vuelvo a repetir, lo haré más veces, no nos podemos hoy imaginar. Cuanto uno más lee, cuanto más datos aparecen, porque no está todo dicho sobre estos los grandes asedios, uno se queda boquiabierto. Es impresionante.

Parece que no fue obra humana, parece que estos no eran seres humanos. Lo que tenían dentro les animó, les llevó a cotas de heroísmo como no se veían desde hacía mucho y mira que España las tiene.

Pero en realidad lo que fueron es continuadores de aquellas otras gestas heroicas o increíbles que se dieron por parte de los españoles en Europa, en América, en la campaña de Marruecos, Cuba, porque hay que recordar que