LA LUPA. La actualidad, aquí y ahora, con Miguel Pinilla 6u6p1t

Bienvenidos, esto es El Español Digital, la verdad sin complejos, nuestro programa La Lupa. Yo soy Paco Vendala y tenemos aquí a un amigo invitado y sobre todo amigo que es lo más importante, Miguel Pinilla de la Guía. ¿Cómo estás Miguel? Muy bien Paco, ¿a qué andamos? Pues estupendamente, encantados. Iniciamos contigo, este es el primer programa de lo que esperamos sea una serie que dure infinitamente.

Una vez a la semana nos vamos a ver con Miguel Pinilla de la Guía, abogado en ejercicio, jurista de reconocido prestigio, gran español y es una persona además, yo creo que tiene sobre todo una ventaja, sentido común en ver lo que le rodea, en ocultarlo y en decirlo. Vamos a ir viendo cada semana, una vez por semana, la actualidad más candente o aquellos temas que no sino tan candentes, pues a Miguel o a mí nos interesa. Es una charla entre amigos para que lo escuchen otros amigos, eso es lo importante, Miguel. Primer programa, por tanto, vamos a titular esta serie La Actualidad, aquí ahora con Miguel Pinilla.

Así estamos Miguel y ¿cómo está España Miguel? Hoy en esta semana, acabando, ¿cómo está? A ver, ¿qué nos dices? No, hombre, pues ¿qué vamos a decir? Pues esto es lo de siempre, ¿no? O sea, que llegas y ves que dices, no sé ya cómo llamar a esto, ¿no? Porque ciertamente creo que es una situación en que se está yendo mucho, mucho, mucho, mucho, mucho de madre y verdaderamente, hombre, el mundo en de por sí está mal, pero lo de España con este elemento que tenemos en Moncloa, verdaderamente es que ciertamente se está yendo totalmente de madre. Yo creo que Miguel mismo es consciente de lo que está haciendo.

Es una naturaleza, precisamente, pues de una persona sumamente narcisista y prepotente que yo creo que va a ser, dice, en el pecado va la penitencia. Yo creo que este, al final, él va a darse cuenta demasiado tarde, probablemente, de los errores tan grandes que está cometiendo, precisamente por creerse impune, creerse superior a todo el mundo y estar actuando de una forma absolutamente irracional, ¿no? Porque tú puedes tener unas ideas y no de otras, pero no puedes... Esto no es gobernar España, esto es hundir España, esto es sencillamente pensar en sí mismo y ya está. Entonces, la verdad es que, en fin, yo a esto muy buen futuro no le veo, pero bueno.

Vamos a ver, yo suelo decir últimamente, Miguel, que por ahí está mal, sin duda, pero aquí estamos peor, porque lo que se ve aquí no se ve ni en esos malos países bananeros, que siempre nos hemos reído con ellos, pero yo creo que lo hemos superado. Pero, Miguel, no solamente es el bicho, el bicho que es el perro Sánchez, como dicen, pero yo creo que es que, enfrente, el problema es que no tiene a nadie, ¿no? Miguel, ¿tú qué opinas de la ameba Feijóo y compañía? Hombre, a ver, vamos a ver, hay una cosa que es indiscutible, ¿no? Yo creo que la permanencia de Sánchez en el poder no tiene nada que ver con las grandes virtudes que le adornen a él, sino, efectivamente, más bien con las grandes limitaciones de la gente que tiene enfrente, que, entre otras cosas, no sé muy bien por qué, si por ciertos intereses ocultos o porque son así de inútiles, no lo sé, la verdad, pero lo cierto es que, efectivamente, no se ve una acción de oposición, pero cuidado, ya ni siquiera sólo en el PP, hasta en vos, muchas veces, no ves tampoco el nivel de oposición, porque, claro, lo que está haciendo este hombre es muy, muy, muy grave, o sea, como decía antes, esto ya no es una cuestión ideológica de que tú estés de acuerdo, no estés de acuerdo con el que está gobernando, porque tienes una visión distinta, no, no, no, esto no es un problema de esto, esto es un problema de un señor que, evidentemente, no es que esté de manicomio, pero, evidentemente, es un señor que presenta una patología con una personalidad que, desde luego, no es la idonea para que esté al frente de un país.

Claro, claro, bueno, vamos a ver, yo creo que es un enfermo mental, ¿eh?, o sea, yo creo que sí está de manicomio, vamos.

Vamos, no lo sé, o sea, yo no me atrevo, como no soy psiquiatra, no me atrevo a decir estas cosas, ¿no?, yo sé, cuando fui a la carrera, y tal, y en criminología, y tal, ¿no?, pues eso, la idiocia, la imbecilidad, y en fin, distintas cosas, ¿no?, yo no sé este qué grado pudiera tener de este tipo de cosas, ¿no?, porque digo, ni soy psiquiatra, ni soy psicólogo.

Ahora, sí que es verdad que yo, incluso, cuando este buen señor estaba en la oposición, es que ya se le veía, o sea, es que se veía que una persona, desde luego, muy poco,