Cristo ha resucitado (1ª Corintios 15:12-19) - David González 424g25

Según la mitología griega, Aquiles murió cuando una flecha envenenada le alcanzó en el talón.

La leyenda cuenta que su madre le había sumergido en un río para hacerlo inmortal, pero que al sostenerlo por el talón, esa parte de su cuerpo continuó siendo mortal.

De esa fantasía mitológica proviene la conocida frase el talón de Aquiles, que indica ese punto débil o ese punto frágil que cualquiera puede tener.

Es la parte vulnerable, es la parte débil, que si la tocas destruyes o que si la hieres haces caer.

Y en cierto sentido así sucede con la resurrección de Cristo.

La resurrección de Cristo es el talón de Aquiles del Evangelio.

Si eres capaz de anular la resurrección de Cristo, destruirás el Evangelio.

Si eliminas la resurrección de Cristo, no hay salvación.

Porque en verdad la resurrección es esencial para el Evangelio, es la clave del Evangelio.

No es posible ser cristiano y negar la resurrección.

La resurrección de Cristo es el fundamento de la fe cristiana.

Y esa es precisamente la razón por la que muchos a lo largo de los siglos han tratado de negar la resurrección.

De siglo en siglo la resurrección de Cristo ha sido objeto de investigación, de crítica.

Pero lo cierto es que en 2000 años jamás nadie ha podido demostrar que Cristo no haya resucitado.

Por el contrario, las evidencias son múltiples.

Y todas ellas señalan que en verdad Jesús resucitó de entre los muertos.

La resurrección de Cristo es la clave del Evangelio.

Su resurrección es la esencia del Evangelio.

Y por tanto, la no resurrección de Cristo es la destrucción del Evangelio.

Y eso es lo que el apóstol Pablo explica en el pasaje que quisiera que estudiásemos en esta mañana en 1 Corintios capítulo 15.

1 Corintios capítulo 15.

Y vamos a dar lectura de los versículos del 12 al 19.

1 Corintios capítulo 15.

Dice así versículo 12.

Pero si se predica de Cristo que resucitó de los muertos, como dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos.

Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco Cristo resucitó.

Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.

Y somos hallados falsos testigos de Dios, porque hemos testificado de Dios que Él resucitó a Cristo, al cual no resucitó si en verdad los muertos no resucitan.

Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.

Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana, aún estáis en vuestros pecados.

Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.

Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres.

Algunos han dicho que este capítulo 15 de 1 Corintios es como la corona de la carta.

Pablo viene a través de una serie de exhortaciones, algunas de ellas realmente duras de escuchar.

Y cuando uno llega a este capítulo 15, es glorioso, es majestuoso.