El Fénix 16 2a1y6l

Dicen que en esta era oscura y terrible no hallarás esperanza ni sosiego, que no te aferres al poder de la tecnología y ciencia, ni a las promesas de progreso y conocimiento. Olvídate de cualquier humanidad o compasión, ya que no hay paz entre las estrellas. Dicen que en el despiadado y lejano futuro sólo hay guerra, pero también hay momentos de grandeza.

He visto al más cobarde entre los suyos ser capaz de lograr lo lógicamente imposible, con tal de salvar a aquellos que ama, donde todavía queda pureza en los actos, donde aún queda amistad, honor y amor, pero también traición, locura y salvajismo.

En esta era todos los extremos son posibles, y muchos de los que aquí se cuentan podrían transportar tu mente directamente a los reinos del caos. Quédate a conocer algunas de estas historias, desde la más heroica a la más ruina. Quédate a conocer Warhammer 40.000.

Ormon Braxton no estaba de muy buen humor por tener que esperar las puertas doradas de las estancias de Fulgrim. Esperaba mejores modales de un Primar K. No era propio hacer que un emisario de alto rango de la istración de Terra, esperara a tanto tiempo. Había llegado a bordo del orgullo del emperador 3 días antes, y una espera semejante era la que él solía hacer sufrir a otros para demostrar su rango superior. Por fin, su petición de mantener una audiencia con el Primar K había sido atendida, por lo que sus servicios lo habían bañado, aunque luego habían llegado los sirvientes de Fulgrim y le habían aplicado aceites perfumados en la piel, antes de llevarlo a la presencia del Primar K.

El olor de los aceites era bastante agradable, aunque un poco fuerte para sus costumbres algo ascéticas. El sudor le cubría el cráneo pelado y se mezclaba con los aceites, lo que originaba unas gotas que le irritaban los ojos y cuyo olor se le quedaba pegado a la garganta. Un par de guerreros equipados con armaduras muy decoradas, montaba guardia delante de las puertas doradas que daban paso a los aposentos de Fulgrim.

Braxton oía al otro lado un ruido ensordecedor que pretendía ser música, pero que a él le sonaba como una algarabía insoportable. A cada lado de los guardias había un grupo de guerreros que se acercaban a él, y a él le sonaba como una algarabía insoportable.