Episodio 01 - Sturtevant: El eco de la innovación 5b285u

Perder el Norte, un podcast del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo.

Desde el sur, dos centros, dos contextos, un mismo espacio.

Bienvenidos al podcast del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo en Sevilla y del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía en Córdoba.

Soy Patricia Bueno y es un placer acompañaros en este primer episodio.

Desde aquí nos adentraremos en los caminos que traza el arte contemporáneo, exploraremos las exposiciones, hablaremos con artistas, curadores y expertos y repasaremos las actividades y propuestas que dan vida a estos espacios.

Os invito a que exploremos juntos nuevas ideas y miradas para que quizás en ese recorrido inesperado podamos perder el norte para descubrir nuevos rumbos.

Y hoy empezamos fuerte porque vamos a profundizar la exposición y el trabajo de un artista tan audaz como desafiante, Sturtevang, el eco de la innovación.

Para empezar, pongámonos en contexto.

Sturtevang fue una figura clave del arte contemporáneo del siglo XX.

A pesar de ello, durante muchos años fue una gran desconocida.

Nació en Ohio en 1924.

Psicóloga de formación, entró en el mundo del arte con una propuesta tan radical como clara.

Repetir las obras de otros artistas.

Sí, repetirlas, pero no para copiarlas, sino para hacer preguntas como ¿Qué significa la autoría? ¿Cómo funciona el valor en el arte? ¿Dónde está la originalidad? En los años 60, cuando inicia su carrera, en pleno auge del pop art, Sturtevang reproducía obras de Andy Warhol, de Roy Lichtenstein, de Jasper Jones, usando sus mismas técnicas y sus mismos materiales, y lo hacía con tal precisión que incluso los expertos se confundían.

Pero ella no pretendía engañar, su intención era otra, desactivar la idea de genio, de obra maestra única, e incluso de mercado.

Tal predicción y continuidad propició una significativa anécdota, y es que cuando a Warhol le preguntaban sobre su proceso de trabajo, contestaba algo así como Pregúntele a Sturtevang cómo lo hago, ella lo sabe.

Pero claro, este gesto le pasó factura.

Sturtevang fue ignorada y cuestionada, apartada durante años, hasta que en los años 80 y 90, con nuevas generaciones de artistas y pensadores, su trabajo comenzó a ser revalorizado.

En 2011 recibió el León de Oro de la Bienal de Venecia, y será en 2014, poco antes de su muerte, cuando el MoMA le dedica una gran exposición retrospectiva.

Hoy su influencia se siente en el arte en general, a través de corrientes y estilos como el apropiacionismo, el arte digital, los NFT o la cultura de la copia.

Lo cierto es que su trayectoria no debió ser fácil, la Nueva York de los años 60, donde comienza su historia artística, estaba regida por hombres, y a pesar de que contaba con la consideración de los artistas de que Warhol le pasase sus propias pantallas de serigrafía o de que Jasper Jones le pidiese una reproducción de sus flags para sustituir una propia, propia de él, en una exposición monográfica, en esta época Sturtevang era ignorada y cuestionada, motivo por el que decidió estar apartada durante años.

Y es que no todos los artistas a los que revisaba se sentían cómodos con su forma de hacer, es el caso de Oldenburg, quien mostró públicamente su irritación cuando Sturtevang usó su trabajo como pretexto creativo.

En esta época, antes de su retirada temporal, Sturtevang también aborda las imágenes fragmentadas de Rosenkidz, los cuadrados concéntricos de Fran Stella o la videocreación desde la visceralidad de Paul McCarthy.

Cuando regresa al panorama artístico en los años 80 y 90 se acerca a artistas que persiguen su obra.