
Drogas en el III Reich 2:Metanfetamina, el arma definitiva 4w3i14
Descripción de Drogas en el III Reich 2:Metanfetamina, el arma definitiva 6q2069
¿Qué convirtió a la Blitzkrieg en una fuerza imparable? ¿La estrategia? ¿El acero? ¿O algo más pequeño... y mucho más peligroso?. En nuestro nuevo programa, exploramos el arma secreta que impulsó la furia alemana en los primeros años de la guerra: la Pervitin, la metanfetamina que transformó soldados en máquinas de guerra incansables... y suicidas. De los embotellamientos de las Ardenas a la caída de París, de los blindados de Rommel a los bombarderos de Göring, el III Reich apostó su destino... ¡a una pastilla! Una historia real. Brutal. Y casi desconocida. Bienvenidos a un viaje al corazón químico de la guerra. 🖖 Síguenos en: · Nuestra web: https://quevuelenaltolosdados.com/ · YouTube: https://www.youtube.com/@QueVuelenAltolosDados · TikTok: https://www.tiktok.com/@quevuelenaltolosdados?lang=es · Facebook : https://www.facebook.com/QueVuelenAltoLosDados · Instragram: quevuelenaltolosdados · Twitter: @QVAD_Hist o: [email protected] Puedes ayudarnos a mantener y mejorar el programa en : https://ko-fi.com/quevuelenaltolosdados 🎼Soundtrack: · The Story, de Alexander Nakara · Black Knight, de Rafael Krux. · Hymn heroes epic. · Adventures of Flying Jack Free for Commercial Use, Free Of Royalties, Free Of Attribution, Creative Commons 5d63l
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Cuando las tropas de la Wehrmacht entraron en Polonia en septiembre de 1939, o en Bélgica y Francia en la primavera del 40, nadie podía creer lo que veía. Una fuerza demoledora e imparable se abatía sobre el territorio enemigo con unas tácticas desconocidas, desconcertantes. Los carros de combate se abalanzaban sobre el territorio enemigo conquistando los kilómetros vorazmente, sin detenerse a consolidar las posiciones. La aviación realizaba bombardeos mediante picados increíbles, haciendo tronar las trompetas infernales de sus sirenas. Las tropas se precipitaban sobre el enemigo sin un atisbo de miedo o reserva.
Era un espectáculo bélico sin parangón jamás visto con anterioridad. El secreto de tanta temeridad no estaba tanto en el equipamiento o en tácticas supremas de unos militares tradicionales, sino en una nueva arma elaborada en laboratorios químicos que tanto abundaban y tanto progresaban en la Alemania de los años 30. Su nombre, Berbitina, su suministrador, los laboratorios Temmler de Berlín, a quien las fuerzas armadas le habían encargado millones de pastillas para el comienzo de la contienda más sangrienta que el mundo ha conocido. La confianza que los nazis depositaron en las drogas fue tan ciega como el alcance de su ideología.
Con ambas se precipitaron a la conquista y ansiada posesión de Europa en venganza por el sufrimiento que les había causado la derrota de la gran guerra. Pero al igual que cualquier consumidor de drogas e ideologías distópicas, todo acabó en un mal viaje, con nefastas consecuencias para todos los que depositaron sus esperanzas en un mundo mejor, tratando de alcanzarlo por vía química. En nuestra primera parte de las drogas en el Tepper Ray abordamos el origen y aparición de las principales sustancias despertadoras y potenciadoras del rendimiento y su gran aceptación por parte de la población alemana como las ventajas que encontraban en ellas los altos mandos de las fuerzas armadas al objeto de evitar la fatiga de los combatientes.
Ahora veremos cómo este uso se generalizó entre todo el personal militar e incluso se llevó al extremo en la experimentación con fines bélicos. Las investigaciones de Norman Uller para su gran obra El gran delirio ofrecen una nueva explicación a la tan venerada genialidad estratégica del Führer de Alemania y la superioridad de su poderío militar que tanto pregonó el nacionalsocialismo en sus primeras campañas. Gran parte del magnicidio y la crueldad desarrolladas durante la Segunda Guerra Mundial bien podrían ser fruto de los efectos que las nuevas sustancias psicoactivas generaban en las mentes imbuidas por la verborrea gandilcuente de su guía.
Esto es que vuelen alto los dados, bienvenidos, comenzamos.
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