
Documento 5. Las relaciones de Dios con los individuos 3m5x1h
Descripción de Documento 5. Las relaciones de Dios con los individuos 1v5d3n
Contenido: 1. El camino de a Dios 2. La presencia de Dios 3. La verdadera adoración 4. Dios en la religión 5 . La conciencia de Dios 6. El Dios de la personalidad. https://www.urantia.org/es Reservados todos los derechos. 116c4q
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El Libro de Urantia. Versión Europea 2009. Primera parte. El universo central y los superuniversos.
Documento 5. Las relaciones de Dios con los individuos.
Si la mente finita del hombre es incapaz de comprender cómo un Dios tan grande y tan majestuoso como el Padre Universal puede descender de su residencia eterna de perfección infinita para fraternizar con las criaturas humanas individuales, entonces ese intelecto finito debe basar su seguridad de comunión divina en la verdad del hecho de que un fragmento real del Dios viviente reside en el intelecto de cada mortal de Urantia provisto de una mente normal y de una conciencia moral. Los ajustadores del pensamiento interiores son una parte de la Deidad Eterna del Padre Paradisiaco. El hombre no tiene necesidad de ir más allá su propia experiencia interior, donde el alma contempla la presencia de esta realidad espiritual para encontrar a Dios y tratar de comulgar con Él.
Dios ha distribuido la infinidad de su naturaleza eterna en todas las realidades existenciales de sus seis coordinados absolutos, pero en cualquier momento puede establecer un o directo y personal con cualquier parte, o fase, o tipo de creación por mediación de sus fragmentos prepersonales. Y el Dios Eterno también se ha reservado la prerrogativa de conceder la personalidad a los creadores divinos y a las criaturas vivientes del universo de universos, mientras que además se ha reservado la prerrogativa de mantener un o directo y paternal con todos estos seres personales a través del circuito de la personalidad.
1. El camino de a Dios.
La incapacidad de las criaturas finitas para acercarse al Padre Infinito no es inherente a la actitud distante del Padre, sino a la finitud y a las limitaciones materiales de los seres creados. La magnitud de la diferencia espiritual entre la más alta personalidad que existe en el universo y los grupos inferiores de inteligencias creadas es inconcebible. Si a los tipos de inteligencias inferiores les fuera posible ser transportados instantáneamente ante la presencia del Padre mismo, no sabrían que se encuentran allí. Se hallarían allí tan inconscientes de la presencia del Padre Universal como donde se encuentran ahora.
El hombre mortal tiene por delante un larguísimo camino antes de que pueda solicitar, de manera coherente y dentro de lo posible, un salvoconducto que le permita llegar ante la presencia paradisiaca del Padre Universal. El hombre ha de ser trasladado espiritualmente muchas veces antes de que pueda alcanzar un plano que le proporcione la visión espiritual adecuada para ver siquiera a uno solo de los siete espíritus maestros. Nuestro Padre no se oculta, no se encuentra en un retiro arbitrario. Ha movilizado los recursos de su sabiduría divina en un esfuerzo sin fin por revelarse a los hijos de sus dominios universales.
La majestad de su amor lleva unidas una grandeza infinita y una generosidad inexpresable que le inducen a anhelar asociarse con cada ser creado que pueda comprenderlo, amarlo o acercarse a él. Por consiguiente, vuestras limitaciones inherentes, inseparables de vuestra personalidad finita y de vuestra existencia material, son las que determinan el momento, el lugar y las circunstancias en que podréis alcanzar la meta del viaje de la ascensión humana. Y encontraros en la presencia del Padre en el centro de todas las cosas.
Aunque para acercaros a la presencia del Padre en el paraíso debéis esperar a haber alcanzado los niveles finitos más elevados de la progresión espiritual, deberíais regocijaros en el reconocimiento de la posibilidad siempre presente de poder comulgar inmediatamente con el espíritu otorgado por el Padre, tan íntimamente asociado con vuestra alma interior y con vuestro yo en vías de espiritualización. Los mortales de los mundos del tiempo y del espacio pueden diferir enormemente en sus capacidades innatas y en sus dones intelectuales, pueden disfrutar de entornos excepcionalmente favorables para el avance social y el progreso moral, o pueden sufrir la carencia de casi toda ayuda humana para cultivarse y avanzar supuestamente en las artes de la civilización.
Pero las posibilidades para el progreso espiritual en la carrera de la ascensión son iguales para todos. Los niveles crecientes de perspicacia espiritual y de significados cósmicos se alcanzan con absoluta independencia de todos los diferenciales sociomorales de los entornos materiales diversificados de los mundos evolutivos. Por mucho que difieran los mortales de Urantia en sus oportunidades y en sus dones intelectuales, sociales, económicos e incluso morales, no olvidéis que su dotación espiritual es uniforme y única. Todos disfrutan de la misma presencia divina del don procedente del Padre, y todos gozan del mismo privilegio de poder buscar una íntima comunión personal con este espíritu interior de origen divino.
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