CAVE CANEM-CAP. 3 EL ESCRITOR JUAN ESLAVA GALÁN Y EL SOMMELIER DAVID SEIJAS, Y MÁS 133f3z

Enorme placer estar otra vez con vosotros en este capítulo número tres.

Placer enorme estar con vosotros.

Bueno, ¿qué pasa? ¿Que me repito? ¿Es que vosotros no repetís nunca? Vamos a llevarnos bien.

Vamos a llevarnos bien.

Os saco la novena.

Os saco la novena, Legión, porque, además, esto se está poniendo fatal.

¿Cómo está el patio del mundo? Me estoy planteando ir a vivir al planeta Urano.

Una temporada.

Ahí, Flanagan, la que se nos viene encima.

Bueno, os digo que este podcast, más allá de España, se escucha en Estados Unidos, en Argentina, en Colombia, en México, en Italia, en Irlanda y Andorra.

Esto solo es el principio.

Y seguimos subiendo.

Gracias, gracias inmensas.

Por otro lado, gracias a este podcast, formo parte de la Asociación Divulgadores de la Historia, integrada por 100 personas que adoran la historia.

Su junta directiva acaba de aprobar mi integración en la asociación.

Que no les pase nada.

Estoy tan contento que no me iré al planeta Urano de manera inmediata.

¡Viva Roma! El podcast de Roma que vale un imperio con Charly y Diego Caveca.

David Seijas es uno de los mejores sommeliers de España y del mundo mundial.

Además, es un excelente comunicador.

Él trabajó en el restaurante El Bulli, el templo de la cocina.

Trabajó con el gran Ferran Adrià.

A David Seijas, autor del libro Confesiones de un sommelier, hará libras en catalán y Planeta en castellano, le hemos preguntado por el vino y Roma.

Y él, de vinos, sabe un rato.

Bien conocida es la relación que tenían los romanos con el vino y famosa son sus bacanales, adorando al dios Baco, al dios del vino.

Lo que quizá no es tan conocido es cómo era el vino que bebían los romanos.

Y os lo voy a explicar.

Lo primero sería que no tiene nada que ver con los vinos que estamos acostumbrados a hoy en día beber en nuestras casas y o restaurantes.

De hecho, eran bien diferentes.

Podríamos hablar de vinos especiados, más parecidos a lo que hoy en día sería un vermouth.

Vinos especiados con, por ejemplo, pimienta negra, azafrán, dátiles e, inclusive, por ejemplo, mezclados también con otros productos, como, por ejemplo, la miel.

Bien conocido era y reputado el muslum, vino mezclado con miel.

Además, tenemos que saber también que existían los vinos dulces.

De hecho, algunos autores de la época ya dejan entrever que había que vendimiar más tarde con la primera helada para tener vinos dulces.

También se sabe que los vinos de aquella época eran mezclados con agua.

Sí, sí, lo habéis escuchado bien.

Vinos mezclados en agua, porque, si no, se consideraba que eras un bárbaro, un bárbaro.

Bueno, hay que hablar también, que no es tan conocido, de que ya existía la primera guía de vinos y que fue a cargo de Pliny el Viejo.

O sea que nos pensamos que somos muy modernos, pero, en realidad, vamos a una estela de los romanos.

La ciudad de Roma, cuando alcanzó el mayor número de habitantes, fue el año 2 después de Cristo.

Un millón 100 habitantes, una cifra muy considerable en aquellos tiempos.