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Testimonios y vida cristiana
Almudena: del mundo al Carmelo

Almudena: del mundo al Carmelo 3lle

15/5/2025 · 06:07
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Testimonios y vida cristiana

Descripción de Almudena: del mundo al Carmelo 42503y

Almudena, como la mayoría de las chicas de su edad, tenía un proyecto profesional, unos sueños que cumplir y muchas aficiones. Una de ellas, viajar. Con más de 70 países visitados y una larga lista de aventuras, esta madrileña de 23 años emprendió su último viaje: un periplo sin billete de vuelta para entrar a formar parte de un convento de carmelitas descalzas. La ahora Hermana Almudena María de la Esperanza quiso compartir su testimonio antes de comenzar la vida de clausura: “Ahora viajaré a través de la oración, pero siempre desde un mismo lugar”. 6sgn

Lee el podcast de Almudena: del mundo al Carmelo

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Yo en realidad tenía pensado estudiar Derecho y Políticas en Madrid, pero un día llegué a casa y mis padres me dieron un papel y era un billete de tren a Pamplona y me dijeron que me iban a hacer unas entrevistas para venir a la universidad a estudiar. Yo al principio pensé, qué horror, Universidad de Lópus, parecido a un colegio de fomento al que fue un par de años, pero bueno, vine, hice las pruebas y me cogieron.

Al llegar a la universidad y al colegio mayor me encontré a gente con la que compartía un montón de aficiones, desde la historia, la geografía, la política, en especial la de Estados Unidos, los Derechos Humanos.

Yo tenía en mente opositar para ser juez, dedicarme al Tribunal de Derechos Humanos o dedicarme a la política y estudiar un máster en Harvard, por ejemplo.

Y luego en el ámbito personal pues era una chica muy alejada de Dios, la verdad, pendiente de mí misma, egoísta, criticaba bastante a la gente, no me sabía ni siquiera el nombre con las que vivía en el colegio mayor, en estos cuatro años me llevo un montón de cosas, sobre todo haber conocido a Dios.

Viendo a gente muy interesante que estudiaba conmigo y que a la vez tenía a Dios cerca en su vida, pensé que yo me tenía que acercar a eso, la verdad, y poco a poco empecé a conocerle, a tratarle y a quererle un poco más cada día.

El problema de ir acercándome fue que empecé a ver que Dios me podía pedir algo más, y eso me pareció horrible, me parecía espantoso, así que nada, decidí darle la espalda, incluso fue a una capilla y le dije que no, que prefería no creerle antes que decirle que sí a cualquier cosa.

Entonces ahí empecé otra vez a estar encerrada en mí misma, egoísta, y no me podía ni soportar, así que milagrosamente fui a unos ejercicios espirituales y me di cuenta de la importancia de la Eucaristía.

El Rey de los Reyes entregado esperando a que le queramos un poco, así que poco a poco empecé a ir cada día a misa.

Pensé que no me comprometería mucho, que a él le dejaría medio contento y que yo estaría más tranquila, pero no, volvió a salir y me di cuenta de que Dios me pedía que me entregase a Él.

Entonces me planteé, me pide ser Numenaria del Opus Dei, que era lo que tenía alrededor y era lo que veía, o me pide, cosa que no me esperaba en absoluto, no me lo podía ni imaginar, o me pide ser Carmelita de Escalza.

Tenía estas dos opciones y aunque no sabía cuál era la que Dios quería, yo quería hacer su voluntad, entonces le di un sí rotundo y empecé a hacer poco a poco, cada día, lo que él me iba pidiendo.

Y por otro lado quería saber qué era lo que Dios quería, entonces empecé a ir a conventos, a leer textos de la obra, hasta que en Roma fui a un congreso y viendo un vídeo sobre la ecología y la sociedad moderna de hoy en día, vi que Dios pedía que me entregase a Él y que entregase el mundo para ser Carmelita de Escalza.

Me di cuenta que eso lo tenía que contar a mis padres, que me lo habían dado todo y entonces se lo conté.

Les dije que Dios me pedía ser Carmelita de Escalza y luego ellos me pidieron que me quedase un año y medio a terminar la carrera, y la verdad es que fue la mejor decisión que pude tomar.

Sobre todo porque he estado cerca de Dios y de las personas, y aprendiendo a querer a la gente con el corazón de Jesús.

La vida de una carmelita es entregar el mundo, entregar las comodidades que la sociedad te ha ido poniendo a lo largo del tiempo.

No tienen televisión, internet, calefacción, tampoco comen carne, pero las carmelitas también trabajan.

Sobre todo en cosas manuales que les permitan tener la cabeza puesta en Dios y las manos en el trabajo.

Desde coser, cantar, cocinar, barrer, dedicarse a la huerta, cosa que no sé cómo voy a poder hacer porque no tengo ni idea.

Sobre todo porque me lo han dado todo y he tenido muchas facilidades en la vida.

Otra cosa que se entrega son por ejemplo las lecturas, el leer novelas y también el contestar canciones.

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