Abriendo mi Particular Caja de Pandora 6m1c27

Buenas estimado aprendiz de magia y leyendas. Tras largos meses de ausencia me presento de nuevo ante ti. He estado dudando entre abrir de nuevo mis puertas de par en par o simplemente entornar una ventana para darte una pequeña explicación sobre mi retirada y he optado en un principio por esta segunda opción. No es fácil presentarme y hablar de lo acontecido en los meses en los que no has tenido noticias mías y es que sigue siendo doloroso para mí. De todos modos intentaré describir todos y cada uno de los altibajos por los que he pasado en mi particular montaña rusa emocional. El último verano fue muy duro.

Mi trabajo me llevó una vez más a desplazarme al prepirineo catalán a muchos kilómetros de mi casa de piedra en uno de esos parajes que me embielesan. Pero esta vez fue diferente. Sabía desde un principio que mi trabajo allí sería para varios meses y decidí que desde aquella otra casa de piedra donde soy recibida con los brazos abiertos seguiría de buena gana trayéndote mis historias y leyendas. Pero el destino es caprichoso y había de ser un verano que dejaría huella en mi memoria. Verás mi señora madre enfermó y hubo de ser hospitalizada por lo que los siguientes meses iban a ser un trasiego de viajes semanales a través de varias comarcas para atender a mi progenitora.

Por otro lado durante el mes de julio las gentes del mundo del podcast recibimos la ciaga noticia del fallecimiento de nuestro estimado Alex creador de la última sala y Cicerone de esta bruja que te habla en los avatares del podcasting. Fue tremendo conocer la noticia de que a pesar de su optimismo y sus años de lucha el maldito cáncer se lo llevó de nuestras vidas. Demasiado joven sólo 37 años y sólo uno de casado dejó sola a Isa la otra parte de la última sala pero también a sus seguidores. Alex era un gran creador de relatos de terror. Era un entusiasta del podcasting empático y generoso hizo amigos por doquier pero su destino estaba fijado y nos pilló a todos a traición. Aún había pasado un mes de aquel triste día cuando falleció mi tía.

Mi tía que nos crió a mis hermanos y a mí junto a sus hijos y al resto de sus sobrinos como quien encausa a los niños de una tribu. Gran persona generosa y tierna nos dejó un atardecer del mes de agosto y varias semanas después le tocó el turno a mi señora madre. Jamás pensé que marcharía así sufriendo aquel dolor espantoso que se alargó semanas. Nadie merece sufrir de esa manera. Verás mi señora madre y yo tuvimos siempre una relación muy complicada. Ella fue como un eslabón perdido para las mujeres de mi familia. Era dura, extremadamente celosa, no mostraba sus sentimientos maternales, sus habituales críticas eran hirientes y su misoginia quedaba patente en todo momento. Fue una lucha para mí, un trauma la convivencia con ella.