31. Las camisetas de Silicon Valley y el mundo romano b3x49

Buenos días, queridos y queridas oyentes. Soy Cristina Rosillo, catedrática de Historia Antigua de la Universidad Pablo de Lávide.

Buenos días, soy Francisco Pina, pueblo catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Zaragoza.

Francho, ¿cuántas veces al día piensas en el mundo romano? Unas cuantas, Cristina. Me dedico a eso.

Los y las oyentes recordaréis, tal vez, el vídeo viral del año pasado en el que una mujer se preguntaba cuántas veces pensaba su novio en el Imperio Romano. Y que de repente esto se convirtió en tema de conversación, tanto en redes sociales, en periódicos, en radios... No esperaba yo que nos pusiéramos de moda.

El problema es que un grupo de gente tiene una visión de Roma que no refleja realmente la complejidad del mundo antiguo, ya que solo piensan en una Roma militarista, de gladiadores, legionarios y emperadores.

En realidad, el mundo romano nunca se llegó a olvidar de todo. A lo largo de la historia, muchos reinos y reyes han tenido la ambición de recrear un nuevo Imperio Romano. Los reyes rusos incluso adoptaron el nombre de César para denominar su cargo, haciéndose llamar Zar.

Pero no hemos venido aquí a hablar de zares rusos, sino de camisetas y de gente rica obsesionada con Roma. ¿Tú tienes alguna camiseta con un texto sobre Roma? Tengo que confesar que tengo una que dice Pijus Magnificus, haciendo referencia a esa desternillante escena de la película de la vida de Brian. ¿Y tú? Yo tengo una con una moneda romana y la expresión Libera Republica, que por cierto es como se llama nuestra colección de monografías sobre la República Romana. Y que por cierto, ha publicado unos magníficos cuadernos de divulgación sobre mujeres romanas de época republicana que no os podéis perder, ya os dejaremos el enlace en la descripción.

Bueno, y tengo otra camiseta, también por cierto con una frase de la vida de Brian, esa en la que el Frente Popular de Judea, espera, ¿o es el Frente Judaico Popular? Bueno, da igual. Esa famosa escena que resume lo que llamamos romanización en dos minutos.

Aparte del alcantarillado, la medicina, la educación, el vino, el orden público, los regadíos, las carreteras, el suministro de agua a las casas y la salud pública, ¿qué han hecho los romanos por nosotros? La verdad es que lo nuestro es de novatos, al lado de Mark Zuckerberg, el dueño de Facebook Meta. Zuckerberg siempre había tenido un estilo muy similar al de Steve Jobs en Apple, camisetas grises, sudaderas discretas, aunque caras. La idea era, tengo la cabeza demasiado ocupada en millones de cosas importantes como para perder tiempo en decidir qué ponerme.

Era parte del etos de Silicon Valley.

¿Ah, y ya no es así? No. De repente se ha dejado rizos y lleva relojes ultracaros, cadena de oro gorda, ropa cara y poco elegante… Vamos, que ha dejado de ser un empollón para convertirse en un macarra. Supongo que es la crisis de la mediana edad.

Pues sí, y no es el único. Musk, de Tesla, lleva una gorra de trampa a todas partes, chaquita de cuero y gafas de sol. Jeff Bezos, el de Amazon, ha ido al gimnasio y enseña musculito constantemente.

Bueno, todos lo hacen ahora, ¿no? Zuckerberg dice que falta energía masculina.

No, no entremos en ese tema, por favor. Pero te preguntarás por qué estamos hablando del cambio de estilo de Zuckerberg.

Estoy deseando saberlo.

Pues resulta que un día apareció con una camiseta que decía, Carthago delenda est, Carthago debe ser destruida.

¿Puede recordar a la audiencia, por favor, qué tiene que ver esto con Roma? A ver, Carthago y Roma fueron dos potencias que chocaron en el Mediterráneo y cuya rivalidad terminó en tres guerras devastadoras.

Carthago fue una poderosa ciudad de origen fenicio, fundada en el siglo IX a.C., en lo que hoy es Túnez.

Se convirtió en una gran potencia marítima y comercial, dominando buena parte del Mediterráneo occidental.

Mientras tanto, Roma estaba expandiéndose en la península itánica.

La verdad es que durante siglos comerciaron, incluso firmaron tratados de paz, pero el problema vino cuando empezaron a chocar en la isla de Sicilia.

Y comenzó la primera guerra púnica, del 264 al 241 a.C., por el control precisamente de Sicilia.

Roma no tenía flota, así que construyó una copiando barcos cartagineses.

Y sorprendentemente, ganó.

El general más famoso de Carthago, Amílcar Barca, se trasladó a la península ibérica con un ejército.