27. Mujeres legendarias de la antigua Roma 3z1s21

Buenos días, mi nombre es Ana Mallorca Rodríguez y soy profesora de Historia Antigua en la Universidad Complutense de Madrid.

Hola, Ana.

Yo soy Bárbara Cafarel, soy periodista y actriz, y además soy profesora en el Departamento de Comunicación Audiovisual de la RAE Juan Carlos.

Bueno, en principio, muchas gracias, Bárbara, por colaborar en este podcast.

Un placer estar aquí, de verdad.

Bueno, a mí me interesa mucho la comunicación y, sobre todo, la divulgación histórica.

Hoy, entonces, en la antigua Roma a pie de calle, te propongo hablar de mujeres legendarias de la República Romana.

¿Mujeres legendarias? Espera, ¿qué quieres decir con mujeres legendarias? Pues me refiero a mujeres excepcionales, que se sitúan en los primeros momentos de la historia de Roma, entre la fundación, que sucedió en el 753 a.C., según los romanos, y los primeros momentos de la República, que comienza en el 509 a.C.

Son mujeres que fueron protagonistas de historias únicas y que fueron recordadas durante siglos, en la República y más allá.

¿Te viene alguna a la cabeza? Me acabas de pillar.

A ver, la verdad es que no, pero si me das alguna pista, igual...

Una pista.

Hay un grupo de mujeres legendarias muy famosas, que no eran romanas en origen, pero que fueron retenidas a la fuerza en Roma, siguiendo, supuestamente, las órdenes de Rómulo, el fundador.

Los autores antiguos sitúan este acontecimiento precisamente en ese momento, hacia el 753, después de fundarse la ciudad.

¿Un secuestro de mujeres? Eso me suena.

¿Puede ser el rapto de las sabinas? Sí, efectivamente.

Ese es el nombre que se hizo popular.

Aunque algunos autores antiguos, como el historiador Tito Livio, de época de Augusto, dice que había mujeres de otras comunidades, que no eran solo sabinas.

Lo del rapto de las sabinas me recuerda a la mitología griega, como el rapto de Europa por Zeus.

¿Puede ser algo parecido? No exactamente.

En esas historias de la mitología griega, lo que motiva el rapto, en principio, es el deseo sexual masculino, aunque luego sirvan para dar explicación a otras realidades, como el nombre del continente, que es Europa.

En el caso de Roma, supuestamente la motivación oficial era la escasez de mujeres, porque Rómulo había fundado la ciudad exclusivamente con hombres, así que el objetivo era convertir a esas mujeres en esposas y madres de romanos.

Pues menuda idea la de secuestrar mujeres.

Una pregunta, ¿los romanos secuestraban realmente a mujeres? Bueno, dos preguntas, en realidad, y eso les parecía bien como para recordarlo, porque...

Buenas preguntas.

Veamos, lo probable es que la población que se asentó en esas siete famosas colinas de Roma y creó una ciudad, pues tenía a sus espaldas una experiencia histórica, muy probablemente, de secuestrar mujeres o de sufrir secuestros por sus vecinos.

Porque, además, esto es una tradición tribal y premoderna que se ha documentado en otros lugares del mundo.

Pero en época republicana, los romanos ya no secuestraban o no secuestraban a sus esposas.

El novio acordaba el matrimonio y la adote con el padre de forma pacífica.

Y el día de la boda, esta, la novia se trasladaba con un cortejo de asistentes de la casa de los padres a la de su nuevo esposo.

Un acuerdo entre el novio y el suegro.

Y una pregunta, ¿la novia no tenía nada que decir aquí o qué? Bueno, en principio y en teoría, no tenía mucho que decir.

Aunque es probable que esto dependiera de la familia y, sobre todo, también del momento histórico.

Por ejemplo, a fines de la República, en el siglo I a.C., tenemos documentada la intervención de madres e hijas, en ocasiones, de forma activa, en la búsqueda de este futuro esposo.

Entonces, en esencia, las mujeres romanas en la República se parecían a las Sabinas, porque ninguna de ellas elegía a sus futuros maridos.

Tienes razón, en ese sentido se parecían.

Y, además, lejos de ser un momento de alegría, la boda romana normalmente se concebía, al menos en parte, como un acontecimiento un poco triste, porque la novia debía abandonar la casa paterna y alejarse de su esposo.