27-IV-25 Literatura y cultura pop, con Kiko Méndez-Monasterio 454b3x

No sé si lo damos en directo, perdón, a mí se me ha pillado un poco el vídeo, pero bueno.

Yo me he traído una Carhu, que es una cerveza de estas, muy de aquí de Finlandia.

Sería el equivalente a cerveza paellera local.

Y bueno, la verdad es que me flipa el logo. No es una cerveza especialmente buena, pero me flipa el logo y he dicho, pues, me voy a traer hoy esta.

Y eso. Estaba a punto de traerme también un vodka barato, pero he pensado que...

Pepe, perdón, te iba a decir a ti, ¿qué te traías tú? Pues, tíos, traigo una tronzadora que nos han regalado Jorge, nuestros amigos de Huesca, que de vez en cuando tuvieron el placer, tío, y el acto heroico de bajarse desde Huesca a la charla que dimos Raúl y yo, pirata, en la Carlos III, ahí con los de Alternativa Estudiantil, hace poco hablando del 11M.

Y ahí apareció, el tío se bajó para conocernos y nos trajo después unas birritas.

Y hoy me la voy a tomar a su salud, esta birra artesana de tierra oscense, ¿no? Se dice, a los de Huesca son oscenses, del Bajo Aragón, si no me equivoco.

Así que va por ellos. Javi, ¿tú qué? Pues yo hoy, como vamos a hablar de literatura y cultura pop, me he traído una cerveza muy de cultura pop, que es una Cajuna, que es una cerveza basada en Pulp Fiction. No sé si veis aquí el rollo.

Es una cerveza que hacen los de La 15, que es una cervecería artesanal de aquí de Madrid.

Y eso, cerveza Cajuna, Heisey Indian Pale Ale.

Ya la he traído alguna vez al programa, pero bueno, para hablar de cultura pop, pues tenía que venir con esto de nuevo.

Y hoy tenemos con nosotros a Kiko Méndez Monasterio.

Kiko es muchas cosas, pero le hemos traído por gran conocedor de cultura pop y literatura, y como autor, además, de La calle de la Luna, que es una novela.

Yo no voy a decir nada de la novela, porque el que quiera saber qué es lo que va a leer de La calle de la Luna, lo que tiene que leer es la reseña que hizo Esperanza Ruiz en Libro sobre Libro. Y si leen lo que puso Esperanza sobre La calle de la Luna, se lo compran fijo y se lo leen.

Kiko ha vivido mucho, ha vivido andanzas en la Complutense en los años 90, de las cuales no vamos a hablar, porque no hemos venido a irarle, sino a chaclar con él. Así que no vamos a hablar de eso.

Vamos a hablar de literatura y cultura pop.

Bienvenido, Kiko Méndez Monasterio, y ¿qué te tomas con nosotros hoy? Muchísimas gracias, la verdad, estoy encantado de estar con vosotros, para pasar la tarde del domingo. Y esto, creo que es una franciscana, pero es que yo utilizo la botella para ponerme agua.

Así que he incumplido el tema de la cerveza, pero luego, dentro de un rato, me traen una.

Yo la cuento.

Pues nada, vamos allá. Si queréis, vamos a entrar primero por analizar un poco sobre el libro, Kiko, y luego que eso nos vaya dando paso a cosas.

Porque cuando hablamos de invitarte, decíamos, joder, Kiko es un tipo eso, con mucha calle, etcétera, no sé qué. Lees el libro, ves de qué va la calle de la luna, y es un libro que habla de un chaval joven en los años 90, en el Madrid de los 90, esa posmovida, después de toda esa explosión de cultura pop, que al final no deja de ser eso, que tú lo trasladas a un libro, y como decía antes, Esperanza, en esa reseña, dice que es un libro que suena como acordes de música de la movida.

¿Qué es lo que quieres trasladar ahí? Bueno, la verdad es que Esperanza, aparte de ser una grandísima escritora, siempre que tengo ocasión la animo a que también nos regale más ficción y más cuento, pero aparte de ser una magnífica escritora, me hizo el regalo de esa crítica ahí, que es mucho mejor que la novela, la verdad, por supuesto.

Pero, bueno, la novela de los años 90, el interés que puede llegar a tener, es el, lo estábamos hablando antes, ¿verdad?, el diálogo entre generaciones.

En los años 90 comienza un espacio, un tiempo, una era a la que quizás estamos viéndole fin ahora mismo.

Es la era después del muro, la era de Fukuyama, del fin de la historia, la era de un planteamiento cuasi universal, con estructuras supranacionales que van creciendo, con una cultura también globalizada, y parecía que eso era el final de la historia.

Y ese vacío que vivieron aquellos jóvenes, pues ahora somos los 50.