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La antigua Roma a pie de calle
22. Falsos mitos sobre la República romana Vol. II

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7/2/2025 · 07:44
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La antigua Roma a pie de calle

Descripción de 22. Falsos mitos sobre la República romana Vol. II 425m5b

Volvemos con otro fragmento del exitoso episodio sobre Falsos mitos sobre la República romana. En este breve episodio Silvia Lacorte, doctoranda en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, y Héctor Paleo Paz, doctorando en la Universidad Santiago de Compostela, nos explican cuán errónea es la percepción de una antigua Roma construida exclusivamente en mármol blanco. ¡No os lo perdáis! Créditos: - Contenidos: Silvia Lacorte y Héctor Paleo Paz - Coordinación: Cristina Rosillo y Elena Torregaray - Edición: Leire Lizarzategui - Comunicación: Maddi Izaguirre - Técnico de sonido: Esperanza Ródenas Perea -Música: Obra: Malicia Música de https://www.fiftysounds.com/es/ Obra: Cronos Música de https://www.fiftysounds.com/es/ Obra: Ashes Music by https://www.fiftysounds.com/es/ Obra: Vulcano Música de https://www.fiftysounds.com/es/ 3j6h1p

Lee el podcast de 22. Falsos mitos sobre la República romana Vol. II

Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.

Bienvenidos y bienvenidas a este nuevo episodio. Soy Silvia Lacorte, doctoranda en la Universidad
Pablo de Olavide de Sevilla, y me dedico al estudio de las corrientes ideológicas en
la política romana tardorepublicana. En la charla de hoy me acompaña mi colega Héctor
desde Santiago de Compostela.
Hola Silvia y hola a todos nuestros oyentes. Soy Héctor Paleopaz, doctoranda en la Universidad
de Santiago de Compostela, donde estudio la relación entre ciudadanía y la ideología
politica popularis en la República Tardía.
A mi por ejemplo, lo que siempre me ha llamado mucho la atención es la imagen que hay en
la cultura pop sobre que en Roma todo era en mármol blanco. ¿Nos podrías explicar
de donde viene esta creencia?
Es que sí que es muy curioso, porque realmente todo el mundo suele imaginarse a Roma como
una ciudad impoluta de mármol blanco. No es una imagen nueva, ya que entronca con los
grandes hallazgos de estatuas del Renacimiento, que fascinaban a una sociedad que buscaba
modelos distintos a los de su presente. Y el presente que había era policromado, en
las iglesias, en las cortes reales, en las abadías. La edad media, en contra de lo que
se piensa habitualmente, fue una época llena de color. Sin embargo, las estatuas clásicas
que servían de modelo a los grandes maestros como Miguel Ángel habían perdido su color.
El mármol lucía desnudo, y sin embargo no parecía estar inacabado. Y con los grandes
escultores renacentistas y barrocos, este modelo, entre comillas, se consagra. Pensemos
en el David o en el Moisés, por ejemplo. Aquí sí que estamos ante verdaderas obras maestras
que están hechas para ser disfrutadas en mármol desnudo, sin color. Y así se establece
una relación muy curiosa entre, por un lado, la estatuaria clásica, que es recibida tras
haber perdido el color y que, por tanto, sirve de inspiración a los artistas renacentistas,
y por otra parte, estas nuevas estatuas, que tienen tanto peso en el arte occidental
y que condicionan la forma de mirar al pasado, reforzando así su imagen sin poligromía.
Me parece muy interesante, sobre todo si consideramos que esta creencia llega incluso
a afectar el mundo académico. Estoy pensando, por ejemplo, en Winckelmann.
Claro, es que esta creencia se intelectualiza en el siglo XIX, con la creación de la disciplina
de la historia del arte. Y un autor tan importante para esta disciplina como es Winckelmann
escribe…
Como el blanco es el color que refleja la mayor cantidad de rayos lumínicos, un cuerpo
será más bello cuanto más blanco sea.
Es más, estaba tan convencido de esto que percibía algunos restos de pintura no cambió
su opinión en absoluto, ya que para él pintar el mármol y la piedra era una costumbre bárbara.
Entiendo, pero ¿esta visión se restringía solo a la estatuaria o también afectaba a
otros ámbitos?
Pues sí, afecta también a otros ámbitos, como la arquitectura. Todos aquellos templos
y edificios que fueran lo suficientemente imponentes para ser de mármol, deberían
ser blancos, sobrios y racionales, porque al final eran el reflejo clásico de los edificios
que adornaban las grandes capitales europeas y americanas, pensemos en París, Londres
o Washington.
No obstante, muchas de las estatuas y edificios clásicos sí conservaban restos de pintura,
y esto hizo que durante la primera mitad del siglo XX hubiese un encendido debate académico
sobre el nivel de policromía que había en el mundo clásico, particularmente también
en el romano. Un debate que día de hoy está más que cerrado, ya que se ha demostrado
por encima de toda duda que Roma estaba más cerca del colorido Mardi Gras de Nueva Orleans
que del nodo franquista. Pero lo más curioso es que esta imagen no acaba de calar en el
imaginario colectivo.
Claro, estoy pensando, por ejemplo, en la imagen que nos transmiten las grandes producciones
de Hollywood.
Efectivamente, por ejemplo, si vemos un clásico como Cleopatra, tenemos una ciudad monumental
y blanca. Lo mismo sucede si pensamos en Spartaco o en la caída del imperio romano. Todas estas
películas nos presentan una ciudad sin color, la misma que recoge 40 años después Gladiator.
Su director Ridley Scott modela a Roma a partir del cine clásico, y de forma muy interesante
a partir de los cuadros del artista francés de acimo anónico Jean-Léon Gérôme. Quizá
una de las pocas excepciones que hay en el mundo televisivo es el caso de Rom de la HBO,
donde Roma no llega a mostrar la policromía en todo su esplendor, pero sí se acerca más
al modelo de la bicromía, azul y rojo sobre fondo blanco.
Y una curiosidad Héctor, ¿este falso mito está presente también en el mundo de los
videojuegos?
Pues sí, la situación es parecida. Si pensamos en Vigilante, que es un juego de videojuegos

Comentarios de 22. Falsos mitos sobre la República romana Vol. II 3h462m

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