05x27b +Una historia de acoso 93rj

Hola, aquí comienza el señor de los crímenes. ¿Qué tal estás? Espero que muy bien. No, no te has equivocado, no es viernes, pero en ocasiones merece la pena también aparecer aquí en cualquier día y comentar cosas que creo que son muy importantes y además complementa perfectamente el programa que subimos este viernes en el que hablábamos de los menores y el crimen y de toda esa situación que se produce en la educación cuando aparecen personas malvadas, sí, niños, pero que ya tienen esa maldad y atormentan a sus compañeros, que no tienen las herramientas porque son jóvenes, porque tampoco se las vamos dando para defenderse de determinadas cosas.

Y quiero comentar contigo esa historia que publicaba el suplemento papel del diario El Mundo, la historia de Laura, una niña de 14 años que se quitó la vida porque estaba viviendo un auténtico calvario. El titular de esta información que firma Pedro Simón es Los niños de mi clase son malvados. Nos cuesta entenderlo, pero los propios críos se dan cuenta de que entre ellos hay gente que no tiene ninguna piedad, de que son crueles hasta el límite y los sufren muchas veces en silencio, porque este fue el caso.

Los padres de Laura no tenían ni idea de lo que le estaba pasando. Esta chiquilla, en un momento dado, en el año 2020, pues decidió ponerle fin a ese sufrimiento que no entendía, porque es muy difícil de comprender, y que todos los días la acompañaba en su colegio. Aquí la cosa, lo que se tiene que dirimir, es si alguien se había dado cuenta, si todo el mundo empezó a mirar hacia otro lado. Estas cosas que, por desgracia, ocurren en muchas ocasiones cuando pasa algo de esto en el colegio.

Los padres se quejan ahora ante el periodista de que la insultaban, la llamaban asquerosa, apestosa, cerda, y todo esto lo han averiguado por notas que escribía la propia niña. Ella nunca fue y les dijo claramente a sus padres lo que estaba pasando. Recuerdan de manera muy impactante cómo pasó todo ese día 26 de enero de 2020, un domingo. Dice su madre que se fue al mercadillo para comprarle a su hija unas medias, y Laura quiso quedarse porque tenía que estudiar matemáticas y hacer deberes.

Luego, cuando regresó la madre a las dos, hubo una paella familiar, la niña no comió o comió muy poco y se fue a su dormitorio, y cuando pasó un tiempo, la mujer le dijo a su marido que fuera a buscar a la niña para ver juntos una película. Era un plan estupendo de domingo que se torció, y entonces Antonio, que es el padre de Laura, intentó ir a buscar a su hija, abrió la puerta y entró en su cuarto, y allí se la encontró. Ya estaba muerta, y fue cuando descubrieron de golpe lo que había estado sufriendo.

Es verdad que nunca había tenido muchas amigas, pero jamás pudieron imaginar que estaba viviendo un auténtico infierno, y lo saben porque así lo describía ella misma en su agenda, en la que decía, por ejemplo, el 30 de septiembre, de vuelta al infierno. Los niños de mi clase son malvados, siempre inventando rumores de gente que no conocen, se creen que por insultarme o reírse de mí van a ser superiores. Se quejaba de que estaba deprimida, decía que iba a salir en los sucesos, pero nunca en las revistas, y escribía cosas tan claras como, cada día que pasa me dan más ganas de morirme, es tan difícil que alguien me comprenda. Todo esto en una niña de 14 años, que seguía escribiendo.

Nadie cree mis palabras, lágrimas caen de mis ojos, lloro con furia, nadie se da cuenta, nadie me mira.