
Voz de Gonzalo Araluce Martín, nieto de Juan María de Araluce Villar asesinado por ETA 214b62
Descripción de Voz de Gonzalo Araluce Martín, nieto de Juan María de Araluce Villar asesinado por ETA 21e1o
El legado de las heridas: voces de nietos y nietas de víctimas del terrorismo En esta ocasión os dejamos el testimonio de Gonzalo Araluce Martín, nieto de Juan María de Araluce Villar, asesinado por ETA el 4 de octubre de 1976 en San Sebastián. El terrorismo deja profundas huellas en las sociedades donde golpea. Unas son muy visibles: heridos y asesinados, daños materiales, amenazas, polarización política. Otras quedan más ocultas. Tienen que ver por ejemplo con el impacto de los atentados a lo largo del tiempo en las familias afectadas. Hoy hay una nueva generación que no había nacido o que tenía corta edad cuando ETA, cuya violencia marcó durante décadas la historia de España, dejó de matar, en 2010. Pero demanda saber por qué hay casi 1.500 personas a las que diferentes bandas terroristas quitaron la vida en nuestro país desde la década de 1960 y hasta fechas recientes. La mayoría fue a manos de ETA, pero entre los perpetradores hubo también yihadistas, de ultraderecha, extrema izquierda y parapoliciales. Para dirigirse a esos jóvenes hay un creciente número de materiales educativos, audiovisuales, etc. Pero quizás lo mejor es dejar que los nietos, víctimas de tercera generación, les expliquen su experiencia. Nuestro objetivo es que la presente colección de testimonios, dados por personas a menudo sin presencia previa en los medios, contribuya a deslegitimar el terrorismo entre las nuevas generaciones, que pueden conectar y sentirse identificados con otras voces de su misma edad. Sería interesante que el alumnado complete la visualización de los testimonios trabajando con las unidades didácticas del programa de Memoria y prevención del terrorismo. Proyecto audiovisual de la Fundación Buesa y el Memorial: “El legado de las heridas: voces de nietos y nietas de víctimas del terrorismo” 3w2642
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Soy Gonzalo Araluce, soy periodista especializado en temas de interior, defensa, terrorismo y seguridad. Mi abuelo era Juan Mari Araluce, presidente de la Diputación de Ipuzkoa, consejero del Reino. Mi abuelo Juan Mari siempre al final terminamos presentando a partir de títulos, nombres, cargos, pero para nosotros es mucho más que todo eso. No solo es una figura con ciertos valores de la que hemos bebido, de la que nos hemos alimentado, sino que es en cierta medida, junto con mi abuela Maite, su esposa, el tronco que articula a toda nuestra familia e incluso a los nietos, a la siguiente generación.
Fue asesinado el 4 de octubre de 1976. Él estaba trabajando en San Sebastián y volviendo a casa en la Avenida de la Libertad, al llegar para comer, en torno a la una, medio día, se bajó del coche, iba con chófer, con escoltas y había un comando terrorista esperándole allí, que la ametralló por varias partes, decenas de disparos, a plena luz del día, en una de las vías más transitadas de San Sebastián.
El escenario, además de todo lo difícil y duro que uno se pueda imaginar, fue especialmente llamativo. Los disparos, el sonido, fue completamente inconfundible, a las puertas de casa, a mediodía, con mi abuela y con todos mis tíos en casa esperándole para comer. ¿Qué ocurrió después? Pues lo que cabría imaginar en cualquier cabeza, mis padres, mi padre, mis tíos, mi abuela, se asomaron a la ventana y se encontraron toda la escena.
Una escena en la que mi abuelo estaba tirado en el suelo, malherido, el chófer y los escoltas también, el coche tiroteado, ruido, confusión. Bajan corriendo, se encuentran que mi abuelo todavía respira, lo montan en el coche, se lo llevan en el coche tiroteado, lo llevan al hospital, pero mi abuelo no sobrevive a la intervención.
Cuando hablamos de un atentado, es muy importante pensar tanto en el antes como el después.
Al final el atentado es un hito, pero que marca el punto de partida de toda una existencia, de una familia. Lo que ocurre después entre las cuatro paredes de una casa, se cuenta muy poco, pero es lo que queda. Y el antes también es importante. ¿Cómo se llega hasta ese punto? Pues mi abuelo era presidente de la Diputación de Guipúzcoa y era vasco-vasco hasta la médula. Dentro de la Diputación, él peleó mucho por el concierto vasco, el plan de electrificación de Guipúzcoa. Incluso fue, en cierta medida, pionero por cierto plan de autonomía del País Vasco.
Incluso hasta en el tema del lenguaje, él promovía que se hablara de esta manera. En un momento en el que no era un debate caliente y que no era fácil abrir ese debate. A pesar de todo, aparecían las dianas, aparecían las llamadas a las que él restaba total importancia. Restaba importancia no por lo que significaran, él sabía perfectamente lo que significaran. De hecho, ahora con la perspectiva del tiempo es muy evidente que iban a por él porque promovía una cierta autonomía en el País Vasco que chocaba completamente con el proyecto de ETA de independencia y de una independencia con un programa político muy marcado.
Como eso chocaba con ellos, lo más fácil era eliminar a esa persona. Él conocía la envergadura de esas amenazas, sabía hasta dónde llegaban, pero restaba importancia sobre todo para que en casa no se viviera de forma difícil. Hubo momentos en que, por ejemplo, le pusieron escolta cuando no era habitual que hubiera escolta. Él bromeaba mucho. Todavía nos reímos hoy con la anécdota de cuando le dieron un arma de fuego, se la enfundó dentro del pantalón y se le cayó por la pernera hasta el suelo y dijo que él no quería llevar nada de esto.
O como cuando yendo por la calle empezó a seguirlo un tipo de dudosas pintas. Mi abuelo cambiaba de acera, éste seguía con él, volvía a cambiar de acera, otra vez tal. Se paró en un kiosco mi abuelo, abrió un periódico haciendo como que leía y cuando este hombre llegó a esa altura pues prácticamente mi abuelo le hizo un placaje. Mi abuelo pesaba ciento y pico kilos, era un tipo muy grande. Resulta que era un escolta camuflado, le estaba siguiendo. Hasta entonces los escoltas iban enchaquetados. Este era de los primeros que iban un poco así.
Que soy policía, soy escolta. Todavía nos reímos con estas cosas.
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