Vivir no debería ser un lujo 4q1n14

¿Preguntaste quién decide qué tan bien o mal vivimos? Spoiler, no es Turucupo, es el Estado.

Bienvenidos al podcast donde nos metemos con un tema clave, aunque a veces olvidado, las políticas sociales y el famoso estado de bienestar. Ese que en teoría está para cuidarnos, aunque a veces se le olvida el detalle de que existimos. Somos María, Marina, Zaira, Emilia y yo, Ainhoa, y venimos a ponerle voz a una charla que, aunque parezca, está mucho más metida en nuestra vida cotidiana de lo que creemos. Ahora sí, empecemos por lo básico. ¿Qué son exactamente las políticas sociales? Puede sonar a algo técnico o lejano, pero en realidad está mucho más presente en nuestra vida de lo que pensamos.

Básicamente, son las acciones del gobierno para que vivamos mejor. Cosas como becas, a la sanidad, ayuda económica, servicios sociales… Todo eso son políticas sociales.

Ejemplo rápido, si tuviste una beca para estudiar o tu abuela está en una residencia pública, ahí llena una política social funcionando. Y como dice la ley de servicios sociales de Andalucía, están para ayudarnos a cubrir lo básico y mejorar nuestro bienestar. También busca que haya un poco más de unión y solidaridad entre todos, que seamos sinceros, que bien nos hace falta. Así que cuando escuches política social, piensa que no es un tema lejano, es algo que está más cerca de lo que crees. Por eso, le paso la palabra a Emilio, que nos va a contar cómo están las cosas en cuanto a las bienvenidas hoy en día y qué se está haciendo al respecto. Cuéntanos, Emilio. Gracias, Inoa.

Vamos poco a poco. Empecemos hablando sobre qué son las políticas de vivienda. Podemos definir las políticas de vivienda como un conjunto de normas o programas que se aplican para proporcionar una vivienda digna, ayudando a aquellos colectivos que tienen más dificultades para acceder a este derecho. Ahora bien, ¿por qué estamos como estamos? Pues muy fácil, la vivienda está cara y el alquiler no para de subir. Y encima, el parque de vivienda social en España es de solo un 3,3%. Estas son aquellas que están destinadas a personas con menos recursos y que suelen tener un alquiler más bajo. Que solo el 3,3% del total de la vivienda social en España sea el 3% supone varios problemas importantes.

Eso significa que quienes más lo necesitan, este tipo de viviendas, casi no tienen opciones y lo poco que hay se queda bastante corto, lo que genera una mayor presión sobre el mercado privado. ¿El resultado de todo esto? Pues que hay más competencia, los precios más altos y más exclusión y desigualdad social. En este sentido, España se queda bastante por detrás de los países europeos, que si han apostado por garantizar vivienda, la vivienda como un derecho y no como un bien de mercado. Y bueno, dentro de los grupos más afectados en estas condiciones, cómo no, no encontramos a los jóvenes. En el segundo semestre de 2024, solo el 14,8% de las personas entre 16 y 29 años pudo emanciparse. O sea que la mayoría no se van de casa y no por falta de ganas, sino por falta de posibilidades.

Y no olvidemos a quienes están en situación de sin hogarismo o las familias con dificultades para pagar su alquiler o hipoteca. Sí que es cierto que el número de desahucios ha descendido debido a las medidas que se tomaron durante el COVID, pero aún así en 2024 hubo más de 75 desahucios al día en España. Bastante preocupante y que amenaza con ir en aumento si no se implementan las medidas pertinentes. Ahora bien, ¿por qué es tan necesario hablar de esto? ¿Afecta solo a los que buscan piso? Pues no, la verdad es que no. Afecta a todo el conjunto de la sociedad. Más allá de toda esta problemática que hemos expuesto anteriormente, hay factores que tenemos que tener en cuenta. Como por ejemplo, cuando gastamos buena parte del salario en la vivienda, todo ese dinero que invertimos en pagar un alquiler es dinero que no invertimos en el comercio local, salir a cenar, tapear...

En general frena mal la economía del país. Y no solo eso, debemos saber que cuando no hay suficientes viviendas asequibles, muchas personas no pueden permitirse vivir en zonas bien conectadas o cerca de sus trabajos, colegios o servicios públicos como centros de salud o transporte.

Se segrega la sociedad en sí, donde solo quienes tienen más dinero pueden vivir en los mejores barrios y los que no, pues se ven obligados a vivir más lejos, con menos oportunidades y más dificultades en su día a día. Bueno Emilia, ya nos contó el drama que hay en la vivienda, que tienen para el rato la verdad. Ahora toca ver qué hace el gobierno.