"UPPER: Luces del cielo, sprites, elfos, chorros y otros fenómenos eléctricos que parecen magia" 3b6k2g

En lo alto del cielo, muy por encima de donde rujen las tormentas y se descargan los relámpagos que todos conocemos, existe un mundo casi mágico de luces fugaces y fenómenos eléctricos poco comunes.

A estos curiosos destellos celestes, los científicos los llaman rayos de la alta atmósfera o rayos ionosféricos, aunque el término que más se utiliza actualmente es evento luminoso transitorio o simplemente TLE por sus siglas en inglés.

Este nombre refleja mejor su verdadera naturaleza, breves y misteriosos destellos de plasma luminoso que se encienden por un instante y desaparecen en la vasta oscuridad sin seguir las reglas tradicionales de los rayos que ocurren en la troposfera, es decir, en la parte baja de la atmósfera donde se forman nuestras tormentas.

Lo sorprendente es que estos eventos no son exclusivos de nuestro planeta.

También se han detectado en las capas superiores de la atmósfera de Júpiter gracias a imágenes captadas en luz ultravioleta.

Y lo más fascinante, se manifiestan mucho más arriba de las nubes cargadas de agua que producen los rayos jovianos.

Dentro de esta familia de fenómenos, los más conocidos son los brights, esos misteriosos destellos rojos que aparecen sobre grandes tormentas eléctricas.

Hay muchas variedades, los explites, por ejemplo, se presentan como columnas verticales de luz roja.

Cuando estas columnas se ramifican hacia los lados, se les apoda bright zanahoria, por su forma peculiar.

Pero la lista no termina ahí.

Hay halos de brights, fantasmas, hadas, chorros azules y chorros gigantes, e incluso criaturas con nombres tan curiosos como gnomos, troles, estrellas azules y elves.

Este último es un acrónimo un tanto ingenioso que significa emisión de luz y perturbaciones de muy baja frecuencia de vidas a fuentes de pulsos electromagnéticos, aunque suene como una legión de pequeños duendecillos.

En realidad se trata de un fenómeno singular, aunque a menudo se hable de ellos en plural.

Estos eventos son efímeros.

Algunos duran menos de un milisegundo, mientras que otros pueden brillar durante más de dos segundos.

El primer video que capturó uno de estos destellos fue grabado casi por accidente en julio de 1989, cuando un investigador, R.C.

Franz, dejó su cámara filmando el cielo durante la noche.

Al revisar la grabación, aparecieron dos columnas luminosas con forma de dedo, como si el cielo hubiera intentado llamar su atención con un gesto rápido.

Desde entonces, muchos más TLE han sido documentados, incluso desde el espacio.

En octubre de 1989, la misión STS-34 del transbordador espacial captó más imágenes de estos eventos durante su experimento de observación de rayos de mesoscala.

Desde entonces, se han acumulado miles y miles de registros, y gracias a observaciones satelitales, se estima que cada año podrían ocurrir millones de estos eventos en todo el mundo.

Corría la década de 1920 cuando el físico escocés T.R.

Wilson, con una visión adelantada a su tiempo, predijo que podrían ocurrir fallas eléctricas en las capas superiores de la atmósfera, justo por encima de las tormentas más intensas.

Aunque su idea parecía sacada de una novela de ciencia ficción, con el paso de los años empezaron a llegar reportes de pilotos que afirmaban haber visto destellos eléctricos a grandes altitudes.

Durante mucho tiempo, sus testimonios fueron ignorados o descartados por los meteorólogos, considerados poco más que errores de percepción.

Todo cambió en 1989, cuando por fin se obtuvo la primera prueba visual directa de estos misteriosos fenómenos.

A partir de entonces, el escepticismo comenzó a desvanecerse.

Unos años más tarde, los científicos decidieron bautizar estas señales ópticas como sprites.

Lo hicieron con cuidado, no querían usar un término que implicara propiedades físicas que aún no entendían del todo.

La elección no fue al azar.

Sprite no sólo evocaba a los pequeños seres traviesos de la literatura, como Ariel Opaque en las obras de Shakespeare, sino que también servía como acrónimo para referirse a las perturbaciones en la estratosfera o mesofera causadas por tormentas eléctricamente intensas.

En 1994, los nombres sprites rojos y jets azules empezaron a circular más ampliamente gracias a un video capturado durante una campaña de investigación aérea.

Esa grabación permitió al mundo ver por primera vez lo que antes sólo se intuía.

¿Y qué son exactamente los sprites? Pues bien, son descargas eléctricas.