"MAGIA THELÉMICA y sus Figuras Claves: De Crowley a Nema Andahadna" Estudio Alejandría 2732o

Telema es una filosofía espiritual y social de tintes esotéricos que surgió a comienzos del siglo XX de la mano del enigmático y controvertido Aleister Crowley. Este personaje, que fue escritor, místico, ocultista y mago ceremonial, dio forma a una visión del mundo que ha fascinado, y a veces desconcertado, a generaciones enteras de buscadores espirituales.

En el corazón de Telema late una idea poderosa, cada persona tiene una voluntad verdadera, un propósito único y profundo que va mucho más allá de los caprichos o deseos cotidianos. Para Crowley descubrir y vivir en armonía con esa voluntad es la clave para la realización personal, un camino que él denominaba la gran obra.

Todo comenzó con el libro de la ley, una obra que, según Crowley, no escribió él mismo, sino que le fue dictada en estado de trance por una entidad incorpórea llamada IWAS. Este misterioso texto no solo introduce ideas fundamentales de Telema, sino que también proclama su axioma central, «Haz lo que quieras será toda la ley». Esta frase, lejos de promover el egoísmo sin freno, nos invita a vivir con autenticidad, libertad y amor alineados con nuestro destino más profundo.

Telema también ofrece una rica y simbólica cosmología, inspirada en gran parte en la mitología del Antiguo Egipto. Entre sus figuras centrales encontramos a Nuit, la diosa del cielo estrellado que representa el infinito y todas las posibilidades. Adit, su contraparte, es el punto de conciencia, el fuego interno, lo oculto que quiere manifestarse.

Y Raorquit, una forma solar del dios Horus, encarna la fuerza activa, la voluntad que avanza y transforma. Juntos, estos arquetipos forman una visión del universo en constante movimiento y evolución. La práctica mágica es otro pilar fundamental en Telema. No se trata de trucos ni supersticiones, sino de un sistema de ejercicios físicos, mentales y espirituales que buscan armonizar al practicante con su voluntad verdadera. Meditación, yoga, rituales simbólicos y visualizaciones son algunas de las herramientas utilizadas.

Entre estas prácticas destaca la misa gnóstica, un ritual que recuerda a una ceremonia religiosa tradicional, pero impregnado del espíritu libre y místico de Telema.

Los telemitas, seguidores de esta filosofía, celebran fechas significativas, como los equinoxios o la llamada fiesta de los tres días de la escritura del libro de la ley, que conmemora la recepción del texto sagrado en abril de 1904. Después de Crowley, otros pensadores y practicantes enriquecieron este universo con nuevas ideas. Jack Parsons, un científico y ocultista, intentó invocar a la diosa Babalon con sus rituales visionarios.

Kenneth Grant fusionó distintas tradiciones en su enigmática Orden Tifoniana. James Lees exploró una versión inglesa de la Kabbalah, y Neman Dadna desarrolló la magia Maat, abriendo caminos hacia nuevas formas de espiritualidad.

Telema no es solo una doctrina o un sistema, sino una invitación a explorar el misterio de uno mismo y del universo, guiado por el fuego interior de la voluntad y la luz del amor consciente. La palabra telema tiene un origen curioso y una historia tan rica como simbólica.

Viene del griego telma, una palabra poco común en el griego clásico, pero cargada de significados profundos. En su uso más antiguo, telma hacía referencia al deseo, muchas veces de índole o incluso sexual. Era una palabra más cercana a la pasión que a la razón, al impulso que al plan.

En otros contextos, como en la Septuaginta, la antigua traducción griega del Antiguo Testamento, telma empieza a cobrar un matiz más elevado. Aparece con frecuencia para hablar de la voluntad de Dios, y también es adoptada por los primeros escritos cristianos para hablar tanto de la voluntad divina como, en ocasiones, de la voluntad humana o incluso del diablo.

Pero, por lo general, se entiende como ese propósito superior que guía a la existencia desde lo alto. San Agustín, uno de los pilares del pensamiento cristiano occidental, resumió siglos de filosofía espiritual con una frase que más tarde resonaría profundamente en telema, «Ama, y haz lo que quieras», dirige Edward B. Sefasi. Una expresión sencilla pero poderosa, que parece anunciar, siglos antes, el famoso lema de Crowley.

Durante el Renacimiento, la idea de telma tomó nuevas formas. En la obra alegórica «Ibnerotomacha por Ipigui», escrita por el fraile dominico sco Colonna, aparece un personaje.