«Una de brujas», de J. D. Martín 4a4k4l

No esto es esto es extraño terry territorios tras extraños bien bendito sea mi territorio extrañé bueno bueno las brujas están de moda su figura ha ido mutando con el paso de los años pasando de ser viejas de oscuras intenciones a mujeres empoderadas cuyo arte residía en el manejo de la sierva si en la confesión de todo tipo de mejunjes acreedores o de otro tipo ya desde la lilith de la epopeya de gilgamesh la bruja irradiado una fascinación especial que ha ido moldeándose en las obras clásicas como la celestina o macbeth o en títulos más recientes como yo tituba la bruja le salen libro de las brujas en el cuento que presentamos hoy una de brujas jota de martín reivindica la figura de la bruja como defensora del hogar y matriarca cuidadosa sus artes sólo son utilizadas en caso de necesidad como es el caso y su abnegación queda fuera de toda duda el estilo del autor remite narraciones clásicas y en cierto sentido puede considerarse como un lejano tributo a lo gótico americano de ray rachel esperamos que lo disfrutéis no no uno de mis whats de judo deporte vamos nuño acábate el desayuno que vas a llegar tarde a la escuela no yo un trozo de pan recién horneado en el cuenco de leche caliente mientras se quejaba con su aguda vocecita mamá yo no quiero ir a la escuela quiero quedarme y ayudar a papá al otro lado de la única estancia de la casa dividida en dos por una valla que servía esto es lo fabián soltó una carcajada y buena sería la ayuda hijo dijo si pudiera llegar más allá de las rodillas de peñasco y cepillarle el lomo nuño fue herido por la pulla guardó silencio y hundió la cabeza entre los hombros pero tu deber siguió el padre mientras llenaba con un cubo de agua al abrevadero de peñasco que el semental compartida con la vaca de la familia y con arruga el perro es ahora iré a la escuela aprender las cuatro reglas y crecer sabio y fuerte algún día necesitaré de tu ayuda hijo cuando sea su nombre ya tengo siete años mariana solo tiene contó ayudándose con los dedos dejando el pan húmedo sobre la mesa seáis más que yo y se queda en casa para ayudaros mariana ya es una mujer dijo la madre con voz seca devolviendo el pan del niño al tazón y frotando la mesa con un paño la puerta de la casa se abrió en ese momento para dejar paso a una joven que si bien por su cuerpo ya desarrollado y turgente aparentaba ser en efecto más parecía ángel si se atendía al rostro puro y blanco y a la mirada límpida inocente como un niño recién bautizado