
El sonido del bronce. T2-Capítulo 1: "Venezuela, ¿tercera patria de Baltasar Lobo? 4f521n
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Tradicionalmente se ha venido repitiendo eso de que Venezuela fue la tercera patria de Baltasar Lobo. En Baltasar Lobo Radio, dedicamos el primer capítulo de la segunda temporada del podcast El sonido del bronce a descubrir por qué el país hispanoamericano fue una segunda o tercera casa para el escultor español y cuáles fueron las claves. Para ello, viajamos a la capital, Caracas, y conversamos con Alejandro Freites, promotor de una de las galerías de arte más prestigiosas de Venezuela. Freites conoció a Lobo a principios de los años ochenta y firmó con el artista un contrato de representación universal. Aquel encargo, acogido con pasión por Freites, se transformaría en una “enorme responsabilidad” que la galería ha ido ejerciendo a través de exposiciones propias, la colaboración en otras de carácter público, y la defensa, siempre, de los valores de la obra de Lobo. A lo largo de este viaje sonoro, conocemos la figura de Carlos Raúl Villanueva, arquitecto y urbanista venezolano, pieza clave en la conexión efectiva entre Lobo y Venezuela. También hablamos de otros personajes que fueron relevantes, como el artista local Héctor Poleo, o del papel crucial de la fotógrafa, también venezolana, Fina Gómez. Juntos, en una conexión mágica entre el Museo Baltasar Lobo —facilitada por la labor de la Galería Freites y de su jefa de proyectos, María Victoria Acevedo— subimos el volumen de esta relación tan especial, que ha permitido que la obra de Lobo luzca con brillo propio en Venezuela, acercándonos a una sorprende realidad que descubrimos en el podcast. No será esta la única vez que viajemos a la “tercera patria” del artista, volveremos a Caracas y a la Galería Freites en una segunda entrega. 3f2832
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Y a partir de ese momento empezó una relación muy cordial con él, que se transformó en una enorme amistad.
Y bueno, yo hice muchas exposiciones de él, yo hice muchísimas cosas con él, lo represento.
Y firmamos un contrato de representación a instancias de él en 1983.
Y él quería que yo manejara su obra, que yo fuera el responsable, porque veía el entusiasmo que yo tenía con eso.
Nos ha contado Alejandro Freites, uno de los galeristas más prestigiosos de Venezuela, el momento exacto en el que conoció a Baltasar Lobo.
Un encuentro en el París de los años 80 en el que Freites y Lobo, galerista y artista, entraron en completa sintonía y comenzaron a caminar juntos desde entonces.
Porque el escultor, después de comprobar la fascinación que Freites tenía por su obra, le confió ser su representante universal, es decir, en el mundo entero.
El galerista aceptó sin pensarlo, quizá aún no del todo consciente de la enorme responsabilidad que acababa de aceptar.
Así que sí, lo habéis adivinado. Hoy viajamos un poco lejos, concretamente a Caracas, para contar qué hay de cierto en ese tópico que todos venimos repitiendo desde siempre.
Que Venezuela fue la tercera patria de Lobo.
Una afirmación que, según vamos a ir descubriendo, será tan cierta como paradójica por momentos.
Hacemos este apasionante viaje de la mano de Alejandro Freites y de su iración hacia la obra de nuestro escultor y con la ayuda de la propia galería, a la que agradecemos su valiosa colaboración.
Hoy viajamos, en fin, a esa tercera patria de Baltasar Lobo.
No será el único viaje previsto a Venezuela esta temporada, donde la obra de Baltasar Lobo luce con un brillo muy especial.
Estaremos muy en o con el país hispanoamericano en esta segunda entrega del podcast El sonido del bronce, que como ya sabéis, lo dedicamos a descubrir la vida, la obra, las influencias o la personalidad del propio Lobo.
Pero además comenzamos hoy un viaje sonoro mucho más amplio, sin límites, abriendo las puertas de esta pequeña emisora digital al mundo del arte contemporáneo, a las vanguardias artísticas, a los debates que se suceden en los medios de comunicación en torno a la cultura y, en definitiva, a conocer y a vivir el apasionante universo del arte desde el siglo XX hasta nuestros días.
Esperamos contar con vosotros en esta nueva aventura que ya ha comenzado.
El sonido del bronce, un podcast de Baltasar Lobo Radio.
La Ciudad Universitaria de Caracas fue decretada por la Unesco, por el Comité Patrimonial de la Unesco en el año 2000, como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
Es uno de los momentos más felices de la arquitectura moderna en el planeta Tierra.
¿Qué hizo allí Villanueva? Lo que hemos llamado y se ha llamado muchas veces la síntesis de las artes.
Villanueva, que tenía una particular afición e interés profesional también por las artes, convocó a grandes artistas del mundo a integrar sus creaciones artísticas con la arquitectura.
La primera parada de nuestro viaje nos lleva a la Venezuela de principios de los años 50.
Ante nosotros tenemos las imágenes de la construcción de la Ciudad Universitaria de Caracas, un proyecto arquitectónico y artístico sin precedentes que marcó a fuego la relación de Baltasar Lobo con Venezuela.
La confluencia entre el diseño y el arte, esa síntesis de la que habla el profesor Rafael Arraiz en el audio que acabamos de escuchar, llamaría la atención del mundo entero, hasta el punto de que los edificios, los pabellones y las intervenciones artísticas se ganarían la declaración Patrimonio Mundial de la Humanidad medio siglo después, en el año 2000.
Así que el primer personaje crucial en la relación de Lobo con el país hispanoamericano fue el promotor de aquel proyecto, Carlos Raúl Villanueva, quien imaginó y levantó la Ciudad Universitaria de Caracas haciendo confluir el diseño de vanguardia con las aportaciones de algunos de los artistas internacionales más importantes de mediados del siglo XX.
Carlos Raúl Villanueva era hijo de un diplomático venezolano, razón que explica que naciera en el consulado de Venezuela en Londres y de una aristócata sa, lo que facilitó su o desde muy joven con la capital cultural mundial de las artes, París.
Así que el joven Villanueva se formó en los principales focos artísticos de Europa como diseñador y urbanista, antes de viajar en 1928 a Venezuela, el país de su familia, donde se establecería definitivamente.
En los años 40 recibe del gobierno de Venezuela el encargo de construir la ciudad de París.
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