¿Sé ejercer la autoridad ante los hijos? 5h461u

Hola amigos, aquí estamos nuevamente en la vida como es, les habla José María Contreras.

La autoridad, muchos padres hablan con mucha frecuencia de que no tienen autoridad ante sus hijos, de que digan lo que digan, los hijos no valen para nada, etcétera, etcétera.

Uno cree que porque uno quiera mucho a sus hijos ya quiere decir que sabe educarlo y no es verdad, no sabe educarlo, hay que aprender a educar.

Cuando en condiciones normales no se obedece, la mayoría de las veces es problema de los padres.

Bueno, empezamos así como echando la culpa, pero es así, es porque no hemos cargado la autoridad.

Cuando un niño es pequeño, pues le da toda la autoridad a sus padres.

Podemos decir que la autoridad es una especie de triángulo entre el que da la autoridad, que es el niño, aunque lo haga inconscientemente, se la da a todos sus padres, el que tiene la autoridad, que son los padres, digamos, y el ámbito de la autoridad, es decir, dónde tengo yo que tener esa autoridad.

Evidentemente, cuando el niño es muy pequeño, pues toda esa autoridad, cuando el niño ya va creciendo, cuando el niño va teniendo más años, ese ámbito de autoridad va disminuyendo.

No todo es motivo para tener autoridad con el niño.

Quiero decir, por ejemplo, vamos a suponer, tienes un niño de 15, 16 años, pues estás todo el día diciéndole a ese niño, cruza bien, por ejemplo, pues es de gastar la autoridad, porque eso ya está fuera de ese ámbito.

Hay que darle su espacio de libertad, donde ya los padres no tenemos que entrar, evidentemente.

En la medida en que los hijos van creciendo, pues ese ámbito de autoridad de los padres va reduciéndose, pero siempre hay algo, algo de autoridad, siempre hay algo.

Tenemos que tener en cuenta, por tanto, el que da la autoridad, el que tiene la autoridad y el ámbito.

No estéis todo el día, digamos, diciendo cosas que ya no son del ámbito de autoridad con los niños, que ya los niños tienen que saber.

Otro tema es el conocimiento, es decir, a nosotros nos viene autoridad porque tenemos conocimiento, porque sabemos, sabemos más, tenemos autoridad, o sea, decimos, este médico es una autoridad en la materia, ¿no? Pues quiere decir que es un hombre que sabe mucho, los hijos también nos dan autoridad por ese conocimiento nuestro, por esa sabiduría, también porque somos sus padres, también porque los queremos.

¿Y cómo se va rompiendo la autoridad? Porque esto es lo que ocurre, es decir, se va rompiendo.

Pues uno de estos temas es repetir órdenes sin ningún resultado.

Está diciendo todo el día cosas a los hijos, los hijos no hacen caso, no tenemos ningún resultado y nosotros seguimos, seguimos, seguimos.

Ahí se pierde autoridad.

Si una cosa se dice es para que se haga, pero también tenemos que saber que estar continuamente repitiendo cosas, repitiendo cosas, pues entonces que un niño no puede estar todo el día obedeciendo cada minuto a cosas distintas, porque muchas veces si lo que le dijéramos a un niño durante el día, le decimos diez mil cosas, el niño lo hiciera, caería mareado, tiene que llegar un momento en el cual el niño deje de escucharnos.

Ya llega un momento en que cuando uno repite mucho las cosas es como si lloviera, no se oye llover, está lloviendo, pero ya está uno acostumbrado, pues igual.

Repetir órdenes sin resultado.

Lo que se dice hay que hacerlo, por tanto hay que decir pocas cosas.

Órdenes contradictorias.

Cuando los padres no están de acuerdo en lo que pedir a un hijo, el hijo se va por la calle desmedio y los dos padres pierden la autoridad.

Esto de decir, pregúntaselo a tu madre, que ya sabes que tu madre dice esas cosas que a mí me parecen tonterías, pero hazle caso a tu madre porque si no se va a liar.

Entonces el problema no es que el chaval obedezca, el problema no es que el chaval mejore con eso que le estamos diciendo, no, el problema es que no se lía, entonces hazle caso a tu madre en la tontería que te va a decir.

Eso hace perder autoridad muchísimo a la madre y al padre.

Cuando se ve dudar a los que manda, que no están de acuerdo los que manda, se pierde la autoridad, entonces ya no se obedece.

Hay que decir a los hijos normas concretas y realistas.