La rebelión cambió de manos: Una conversación con Pablo Stefanoni | Fundación Carolina#6 5s3s5y

Bienvenidos y bienvenidas a un nuevo episodio del podcast de Fundación Carolina.

Hoy tenemos la suerte de conversar con un invitado que nos ayudará a entender mejor las transformaciones políticas y culturales de nuestro tiempo.

Su nombre es Pablo Stefanoni y es alguien que conoce, como pocos, las corrientes de pensamiento que han marcado la última década y que, con su aguda mirada, nos invita a cuestionarlos lo que dábamos por sentado.

Pablo es doctor en Historia por la Universidad de Buenos Aires y ha logrado combinar con destreza el mundo académico con el periodismo.

Desde 2011 es jefe de redacción de la revista Nueva Sociedad y colabora con el diario El País.

Entre 2021 y 2024 fue investigador asociado de la Fundación Carolina, lo que le convierte en un carolino de pleno derecho.

En 2021 publicó La rebeldía se volvió de derechas, un libro que sigue siendo clave para entender las mutaciones ideológicas de nuestro tiempo.

Hoy, junto a José Andrés Fernández, jefe de área de estudios y análisis de la Fundación Carolina y doctor en Ciencias Políticas, nos sumergiremos en esta fascinante conversación.

Muchas gracias, Nuria.

Buenos días, Pablo.

Buenos días, muchas gracias por la invitación.

Gracias por venir.

Bueno, pues quizá podríamos iniciar esta conversación recuperando la tesis principal de tu libro y preguntarnos si, pasados ya cuatro años, podemos seguir afirmando que la rebeldía es de derechas y que es antisistema.

Y si es así, ¿hasta cuándo lo va a seguir siendo? Sí, gracias por invitarme a esta conversación.

Y efectivamente es una pregunta provocativa, ¿no? La idea de si la rebeldía se volvió de derechas, que servía, en mi opinión, para pensar un poco la época.

Y creo que sigue siendo vigente en un sentido.

En el libro está claro que yo no estoy diciendo que no hay rebeldías de izquierdas, sino que es la derecha la que está planteando un tipo de discurso antistatucuo que se ve y que genera una especie de confusión generalizada, ¿no? Es la derecha hoy, con Donald Trump de vuelta en la Casa Blanca, la que parece estar desmontando un orden global multilateral heredero de la Segunda Guerra Mundial, instituciones de todo tipo, incluso en el orden interno, que están generando una especie de dificultad para pensar.

Antes teníamos más o menos claro, en un cierto momento de la Guerra Fría, dónde se ubicaban los actores, los neoconservadores, los llamados guerreros de la Guerra Fría, la Unión Soviética.

Había un cierto mapa que no ordenaba todo, pero que daba una cierta posibilidad de volver inteligibles los acontecimientos.

Hoy estamos en una situación compleja, donde vemos a Donald Trump intentando un pacto con Rusia, con la Rusia a Putin, para redefinir el orden mundial, no solo Ucrania.

Eso se suma a la emergencia de extremas derechas en distintos países, que también están cuestionando consensos, etc.

Y se está dando a la vez lo que Martin Gurri, en un libro que se llama La rebelión del público, define precisamente con ese nombre, una especie de público en un sentido muy descentralizado, que está poniendo en tensión lo que él llama el viejo orden industrial y sus instituciones, partidos, periódicos, todo parece estar en crisis hoy.

Les digo, la función de los intelectuales, después vamos a hablar más, pero compiten hoy, es lo mismo la voz de un intelectual que tiene toda una trayectoria académica que un youtuber o menos.

Los grandes diarios compiten con distintos influencers, los grandes partidos están en crisis y creo que estas derechas están interpretando algún momento, por lo menos momentáneamente, esa rebelión del público y en ese sentido creo que sigue siendo vigente.

Hay quien dice, más allá de lo complicado de interpretar el momento y de la crisis un poco fragmentaria de todos los planos y niveles, que se está produciendo un cambio de valores, todo protagonizado por la juventud.

Como que la juventud está liderando, sobre todo la juventud varonil, está protagonizando una especie de pendulazo.

Antes la juventud era más progresista y ahora parece que es más de derechas.