Podcast del Buque Escuela de Maniobra Galatea 195j3q

LAS PRIMERAS SINGLADURAS Aquel aire tan bueno, como comentó Asturias a su compañero, y que en adelante los dos muchachos no dudarían en llamarlo viento, fue rolando a fresco según iba avanzando la jornada y la distancia de la costa. Hacía una temperatura de veinte grados y el barómetro con tendencia negativa desde comienzo de la mañana, propiciaba que la mar hubiese rolado de marejadilla a marejada. Se navegaba con todo el aparejo y al continuar arreciando el viento se cargan el estay de juanete, la cangreja, gavias altas y mayor, a fin de dejar el buque en las mejores condiciones marineras ante un presunto empeoramiento....

Valladolid y yo, nos adentramos en el buque y todo a nuestro alrededor nos hacía vivir una constante aventura, donde nosotros éramos los protagonistas. Teníamos una hora libre y la empleamos en recorrer palmo a palmo el entramado de cubiertas, sollados, pañoles y cualquier escondido lugar en el que pudiésemos adentrarnos. Ante nuestro inquieto deambular todo nos parecía interesante, aunque he de decir que a nosotros cualquier rincón nos transmitía esa nostalgia de tiempos pasados en los que el Galatea navegaba. Imaginábamos como sería el velero moviéndose sobre las olas. Cómo sería recorrer la arboladura y trepar agarrados a los cabos por esa jarcia imponente que comunicaba la cubierta con lo más alto de los palos.......

EN LA MAR Después de finalizada la maniobra de babor y estribor de guardia, y arranchada la cubierta, el bauprés del Galatea enfilaba mar abierto, en un silencio roto por el monótono latido de su motor. El Galatea era un buque de vela, en toda su acepción: el motor solo se usaba para entrar o salir de puerto, o como ayuda en alguna maniobra puntual. En alta mar, nos movería el viento......

Después del relevo de guardia y tras descender del buque, nuestros pasos se dirigieron a las aulas, anexas a los dormitorios. La blanca luz del sol iluminaba los pupitres donde aguardaban agrupados para cada alumno varios libros de texto, utensilios de escritura, algunas cartas náuticas y un transportador de ángulos......

Cuando no tienes ni veinte años, ni tres días de viaje en uno de aquellos “borregueros” de madera que se arrastraban con parada en todas las estaciones, apeaderos y charcos, te quitan esa ilusión. Llegas a destino, pisas el andén… te ves envuelto en una bulliciosa masa de viajeros, entre los que destacaban marineros vestidos de blanco con el lepanto girando entre los dedos. Y notas en el interior un estremecimiento al sentir que tu vida ya no será la misma. Tu soñado deseo de poder hacerte a la mar se vería cumplido mucho antes de lo que esperas, pues allí mismo y a escasa distancia te esperan tres mástiles con vergas cruzadas, que en breves días después de finalizar el período de instrucción, inflarían sus velas y pondrían rumbo muy lejos del hogar. Días antes aguardaba inquieto, sentado en el duro banco de madera del vagón de tercera clase, la hora de partida desde su pueblo natal. El tren al comenzar a moverse parecía vomitar humo y fuego, dejando lentamente atrás el familiar entorno del joven, repleto de naranjos y limoneros que después de haber dado ya su fruto cubrían el campo de vistosos colores tamizados por el verdor de sus hojas. Va quedando atrás el campanario de la iglesia, rodeado de incontables casas encaladas de blanco con sus resplandecientes tejados rojizos, que aún en la distancia podía reconocer individualmente. A los pocos minutos, con lágrimas en los ojos, apenas distinguía del núcleo urbano un punto blancuzco entre las copas de los verdes árboles, y al fondo la montaña. Al girar la cabeza hacia la dirección del viento, el aire enjugó rápidamente sus húmedas mejillas notando como si diminutos cristales de sal le quemaran el rostro. Es lo que tiene ser joven......

Era un día lluvioso, plomizo y triste. Llegamos con la bajamar. Lo primero que veías era la arboladura, como surgiendo de las aguas. Al acercarse descubrías el casco, blanco, que se ocultaba tras el grisáceo muelle de hormigón. La borda del bricbarca estaba a la misma altura que la superficie del espigón, por lo que la plancha de quedaba horizontal....

Valladolid y yo nos giramos hacia los dos hombres que miraba la arboladura del buque. Yo en aquellos tiempos aún no tenía los treinta, pero ya hacía tiempo que había cambiado la dura disciplina de la Armada por la vida civil. Ellos tendrían veinte años más que yo, y ese aire fiable, serio, de las gentes de la mar......

Este relato titulado Aleta de Tiburón, intercala la vida a bordo en dos periodos, cuando navegaba y cuando estaba amarrado en la Graña en el año mil novecientos setenta y cuatro. La prosa es novelada, pero no es una novela. La tripulación del Galatea quiere expresarle de esta forma sus sentimientos. Podrían haber recurrido a más estadísticas, frías cifras. Pero han pensado que recurriendo a este truco de la falsa ficción, mejor podrán explicarle a usted lo que sentían, con los pies descalzos, subidos a las vergas, en medio de la tempestad. O bajo el calor de los trópicos. O al bajar a puerto. O al ver una aleta de tiburón, muchos años después.

Hace poco se ha abierto una ventana extraordinaria a su pasado, el descubrimiento de un tesoro de fotografías que detallan su último viaje como velero antes de ser vendido a la marina española y equipado con motores por primera vez.

El Instituto de Historia y Cultura Naval, a través de Radio Nacional de España Radio 5, nos ofrece un breve testimonio del buque escuela de maniobra Galatea.

Breve comentario en programa de radio sobre el inventor del avión de despegue vertical, Fernando Gallego, por parte de su investigador Jose Carlos González.

Algunos sonidos de chifle de contramaestre. Los sonidos se han realizado con silbatos mas sofisticados y con sonido más armónicos de los que se aprendieron en el Galatea. Algunos sonidos han variado desde la etapa del Buque Escuela de Maniobra Galatea hasta nuestros días. Como ejemplo, los honores a la bandera. (arriado e izado).

Así se cantaba la canción del buque escuela Galatea hace muchos años. Este video se ha realizado con la letra facilitada por un contramaestre del Galatea. Tiene una antiguedad de más de 60 años. Para verla completa se puede visitar el blog http://buqueescuelademaniobragalatea.blogspot.com.es/

Vídeo para el Galatea, aportado por Rosa María González Alvarez Desde este espacio agradecemos a la hija de Jose Antonio González Estévez, el recuerdo para con su padre, traducido en esta dedicación para todos los que estuvieron a bordo del Galatea. Vídeo poema creado con imágenes del mar en movimiento, grabadas desde la orilla de la playa con bastante aire, fotos del marino y galateano José Antonio González Estévez, en el año 1957-58 en el buque escuela Galatea. El poema ha sido escrito el día 1 de septiembre de 2015 especialmente dedicado para del blog buque Escuela Galatea, y para todos los galateanos, destacando, recordando y haciendo honor a su dedicación a la Marina Española de todos ellos y como no, en especial a mi padre, quien amó profundamente el mar, la marina, su país y su patria. Siempre recordad: Del honor nace la honra, y del respeto nace la unión. Para ver el vídeo picar en este enlace: Ir a vídeo: https://youtu.be/jhXut13gZGc

Merece la pena escuchar este podcast del programa "El Ultimo Peldaño", donde se recoge la vida de Crhistopher Lee. Un personaje dedicado al cine, del cual se descubre su vida con facetas desconocidas. Hasta se le puede oir cantando y por cierto, muy bien.

Comentario de Miguel Gómez en el blog Buque Escuela de Maniobra Galatea.

Comentario en el blog Buque Escuela de Maniobra Galatea de Jose Antonio Machota Aranda.

Ya desde el año 2009, empezamos a dar a conocer en la Red, al Galatea. Así comenzó a navegar de nuevo el emblemático velero.

Breve descripción de la impresión recibida cuando por primera vez llegué a la Graña y vi el Galatea. Este buue fue mi primer destino en la armada durante un año para hacer el curso de cabo segundo de maniobra. Esta recogido el texto en uno de mis libro titulado: El Buque Escuela Galatea, un guiño al pasado.

Musica de Boccherini para la película Master y Comander. Los navegantes del Galatea recuerda mucho a su velero al ver esta película, muy fiel a la realidad.