La Palabra CNCN viernes 30 mayo 2025 c3c9

La palabra con nosotras, con nosotros, una reflexión de la palabra cotidiana en diálogo con el acontecer de la comunidad universitaria.

Hola, buenos días, bienvenidas, bienvenidos a la palabra con nosotras, con nosotros.

Hoy vamos a ver en este tercer capítulo de Romanos, a partir del versículo 9, cómo termina el gran preámbulo de toda la carta, ya lo dijimos desde nuestros primeros podcast con esta temática, la propuesta de Pablo es que ni el camino de la piedra judía, como se vivía en su época, ni el camino de la filosofía y práctica religiosa grecorromana llevaban a la salvación.

Ambos eran caminos que extraviaban al ser humano y que no llevaban a esa vida plena que es el anhelo fundamental de todo ser humano.

¿Cómo cierra su argumentación? Escuchemos lo que nos pone en los versículos del 9 al 20.

En conclusión, ¿llevamos ventaja los judíos? No en todo.

Acabamos de demostrar que todos, judíos y griegos, están sometidos al pecado.

Como está dicho, no hay uno honrado, ni uno sensato, que busque a Dios.

No hay uno que busque el bien.

Todos se han extraviado y pervertido.

No hay quien haga el bien, ni uno solo.

Su garganta es una tumba abierta.

Mienten con sus lenguas.

Sus labios esconden veneno de víboras.

Su boca está llena de maldiciones y dientes.

Sus pies corren para derramar sangre.

Sus caminos están sembrados de ruina y destrucción.

No conocen la ruta de la paz, ni tienen el temor de Dios.

Ahora bien, las exigencias de la ley se dirigen a los súbditos de la ley, y así a todos se les tapa la boca, y el mundo entero queda sometido al juicio de Dios.

Por eso nadie será justificado ante Dios por haber cumplido la ley, ya que la ley se limita a hacernos conocer el pecado.

Palabra de Dios.

Bueno, ven como en esta conclusión, él mismo la llama así una conclusión, subraya que ni un camino ni el otro nos llevan a la experiencia plena del encuentro con el Dios que es amor, que nos contagia ese amor, que nos sana del desamor que nos impide vivir nuestra dignidad humana, y así nos capacita para, amando, formar comunión y así encontrar la vida plena, la vida eterna.

Después de decir esto y de subrayar que nadie puede gloriarse de ser justo ante Dios, viene una cita de varios salmos, cite el salmo 14, el salmo 5, el salmo 40, el salmo 10, el salmo 76, el salmo 36, con todas estas expresiones, no hay ni uno honrado ni uno sensato que busque a Dios, y pone una serie de pruebas de que así es, de corazones endurecidos, de gente que en vez de ayudar, destruye, de personas que están más prontas a derramar la sangre de sus hermanos, que ayudarlos, que van dejando por la vida caminos sembrados de ruina y destrucción, que no conocen la ruta de la paz, que han perdido esto que es la gran virtud, es la gran virtud del temor de Dios, que en otras ocasiones hemos dicho, que no es que le tengamos el miedo con el que normalmente identificamos este sentimiento, sino el temor sano, y muchas veces útil, de perder la relación con Dios.

El temor de que esa relación de amor que da vida, desaparezca, y yo quede fuera de esa relación, y por lo tanto, desprovisto de la verdadera vida. Y así termina, por lo tanto, Pablo subrayando que la ley, con minúscula, esta serie de preceptos, están ahí para que quede claro que personas no están viviendo de acuerdo al amor.

Y no es porque los preceptos den o quiten vida, solamente están ahí para que las personas viendo esos síntomas, los síntomas de quienes rompen o no viven lo que esos preceptos enseñan, pues demuestren que no están viviendo en comunión con Dios, y por lo tanto, sus vidas, sus vidas definitivas, corren peligro.

Otro elemento importante que llevamos comentando en otras ocasiones es este campo semántico de la justicia, justificar lo justo, y hemos dicho que este justo, justicia, justificar, tiene mucho que ver con la verdad, ¿no? La verdad ontológica, es decir, llegar a ser lo que estamos llamados a ser, habíamos descrito.