
Descripción de El museo que nadie ve... EPISODIO 2 2v651u
Dicen que el arte se encuentra en los grandes cuadros... …pero a veces, también se esconde bajo las baldosas. En el Museo del Prado, cuando todo parece en silencio, hay un visitante muy especial que lo ve todo... ¡Bienvenidos a esta aventura sonora, donde los cuadros cobran vida y el arte se escucha! 95c32
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Dicen que el arte se encuentra en los grandes cuadros, pero a veces también se esconde bajo las baldosas.
En el Museo del Prado, cuando todo parece en silencio, hay un visitante muy especial que lo ve todo.
Bienvenidos a esta aventura sonora donde los cuadros cobran vida y el arte se escucha.
El museo que nadie ve.
Episodio 2 En su primera parada por el museo, Olegario descubrió la dulzura de la Anunciación, la alegría de los magos y los misterios del Jardín de las Delicias.
Pero esto no ha hecho más que empezar.
En las siguientes salas la luz se volverá más profunda, los rostros más intensos, y Olegario aprenderá que el arte también puede ser valiente, provocador y hasta oscuro.
Ahora llegamos a una sala de luces tenues.
Frente a Olegario está el retrato de un hombre con la mano sobre el corazón.
Es una de las obras más famosas del greco.
¡Qué serio está! ¡Parece que va a hacer un juramento! Esa es justo la idea.
Este gesto expresa honor y sinceridad.
Era una forma de mostrar su compromiso moral.
Yo no buscaba copiar la realidad, sino retratar el alma.
Por eso mis figuras son alargadas, mis colores intensos y mi luz casi mística.
Esta mano sobre el pecho es promesa, no sólo de palabra, también de lealtad, de verdad interior.
No necesito espada para mostrar mi fuerza.
¡Sus ojos parecen brillantes! ¿Usaste luz natural? No exactamente. Mi luz viene de dentro del personaje.
Observa cómo se ilumina el rostro y las manos mientras el fondo queda oscuro.
Y el traje negro con la gola blanca.
Lo hace aún más solemne.
No hay adornos, sólo esencia.
Representa a un hombre del siglo de oro.
Discreto, elegante, pero con el alma encendida.
Cuando estéis ante este cuadro, observad el brillo de los ojos, la precisión de la mano y cómo, el greco, logra que lo invisible, el alma, parezca visible.
En la siguiente sala, Olegario, se encuentra con dos mujeres muy parecidas y muy diferentes.
Una está vestida, la otra desnuda.
Ambas están tumbadas, mirándole con una expresión tranquila.
¿Anda? ¿Sois gemelas? ¿O es la misma mujer con distinto traje? Buena pregunta, pequeño amigo.
Son la misma modelo, pero no el mismo mensaje.
Una muestra la belleza natural sin tapujos, la otra la elegancia de su tiempo.
¿Ves cómo poso con orgullo? Mi vestido es pura moda y mi mirada es misterio.
Represento el estilo, el poder de sugerir sin mostrar.
Y yo soy la libertad de mostrarse tal cual una es.
No necesito adornos, mi cuerpo habla por sí mismo, sin miedo ni vergüenza.
A veces creen que soy más recatada, pero tengo mis secretos.
Mi vestido es un desafío, como un acertijo que no todos saben resolver.
Y a veces piensan que yo soy más atrevida, pero soy solo verdad, pura y directa como un suspiro.
¡Nunca había oído hablar de un cuadro así! Sois diferentes, pero las dos sois poderosas.
Lo revolucionario, legario, es que no pinté una diosa, ni una alegoría.
Pinté a una mujer real y la convertí en protagonista, con su fuerza, su mirada, su historia.
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