
Descripción de Me han quitado mi juguete 2w5l33
Un cuento de Beatriz de las Heras García sobre las rabietas de los peques cuando no comparten y no tienen el juguete que quieren. Publicado en Colección de cuentos para trabajar emociones por la Xunta de Galicia en chrome-extension://efaidnbmnnnibpcajpcglclefindmkaj/https://www.edu.xunta.gal/centros/itoural/aulavirtual/pluginfile.php/6131/mod_label/intro/Colecci%C3%B3n%20de%20cuentos%20para%20trabajar%20emociones.pdf Voz: Ester Moreno García Música: Seagull de Telecasted en Biblioteca de Youtube f4h4k
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Érase una vez, en el bosque secreto de los animales, un grupo de pequeños animalitos a los que les encantaba ir al colegio.
Su profesora, la señorita ardilla, era una gran maestra y contaba los mejores cuentos del mundo.
A todos los animalitos les gustaban las actividades que la profesora preparaba.
Pintar en las hojas, hacer figuras con la plastilina y muchas cosas más.
Una mañana la señora ardilla les dijo que tenía una gran sorpresa para todos y todas.
Había un gran baúl justo en el centro de la clase y les pidió que lo abriesen.
¿Cuál fue la sorpresa de todos los animalitos cuando vieron que el baúl estaba lleno de juguetes? Los peques metieron la cabeza en el baúl y cogieron un gran peluche con forma de oso.
Todos y todas querían el mismo juguete y cada uno tiraba de una pata o de la oreja del pobre peluche para intentar hacerse con el gran oso.
La profesora les dijo que el oso era de todos y que si no sabían compartir, tendrían que dejarlo en el baúl.
Los animalitos se quedaron muy tristes sin su oso de peluche y la profesora también estaba muy triste al ver que sus alumnos y alumnas no sabían compartir.
Al día siguiente la señora ardilla volvió a abrir el baúl, pero en esta ocasión les dijo que tenían que jugar con el oso de peluche por turnos.
Los animalitos jugaron con el oso de uno en uno, pero no jugaron juntos.
Primero jugó la rana, que se apartó de sus amigos para que nadie la molestara.
Después fue el conejo, que ni siquiera dejó a su hermano que se acercase al oso.
Luego fue el pequeño zorro, y así fue pasando el oso de peluche de un animalito a otro.
La señorita ardilla seguía muy triste porque sus alumnos no sabían compartir.
Es verdad que en esta ocasión no se habían peleado, pero tampoco habían jugado y disfrutado juntos de aquel precioso oso.
Al día siguiente los animalitos entraron en clase sin hablarse.
Todos estaban esperando su turno para jugar con el oso, pero se encontraron el oso sentado en una mecedora de madera morada.
Hoy el oso está enfermo y necesita que todos lo curéis.
Algunos tendréis que ponerle el termómetro, otros tendréis que prepararle la sopa y otros debéis mantenerle calentito y contarle un cuento.
Y Nicola, profesora, todos los peques se pusieron manos a la obra.
Había que cuidar al gran oso de peluche, y así lo hicieron.
Pasaron todo el día jugando juntos, riendo y cuidando del maravilloso peluche que la señorita ardilla les había traído.
Todos fueron amables entre ellos y nadie tuvo el gran oso solo para él.
El peluche era de todos, y todos lo disfrutaron juntos.
Al finalizar el día, la señorita ardilla estaba muy contenta.
Hoy lo habéis hecho muy bien, habéis sido capaces de jugar todos juntos con el oso, os habéis reído, habéis sido amables y habéis compartido.
Todos los animalitos estaban contentos porque habían jugado juntos con el gran oso y lo habían pasado fenomenal.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado, y si quieres que te lo cuente otra vez, cuenta muy despacito hasta tres.
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