
Lectura del Evangelio y Meditación diaria. Martes, 27 de mayo de 2025. Padre Javier Siegrist 725q1k
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Lectura del Evangelio y Meditación diaria. Martes, 27 de mayo de 2025. Padre Javier Siegrist, párroco de la iglesia del Santo Cristo de la Misericordia, de Boadilla del Monte (Madrid) 1p1l3i
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Ven Espíritu Santo, inflama nuestros corazones en las ansias redentoras del corazón de Cristo, para que ofrezcamos de veras nuestras personas y obras en unión con Él por la redención del mundo. Señor mío y Dios mío Jesucristo, por el corazón inmaculado de María me consagra tu corazón. Me ofrezco contigo al Padre tu santo sacrificio del altar, con mi oración y mi trabajo, sufrimientos y alegrías de hoy, en reparación de nuestros pecados y para que venga a nosotros tu reino.
Te pido en especial por el Papa y sus intenciones, por nuestro Bispo y sus intenciones, por nuestro párroco y sus intenciones. Oh Señora mía, oh Madre mía, yo me ofrezco del todo a ti. En plena y filial afecto te consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua y mi corazón. En una palabra todo mi ser, ya que soy todo tuyo, oh Madre de bondad. Guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén. Nuestros señores apóstoles, ruega por nosotros.
Vamos a ver la oración con que la Iglesia nos invita a rezar esta mañana. Es una oración que recoge las oraciones de todo, es una oración colecta que recoge nuestras oraciones en la misa y en general en el día y que nos ayuda a levantar la mirada. Dice así, que tu pueblo Señor exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu, que la alegría de haber recobrado la adopción filial afiance su esperanza de resultar gloriosamente. Es de estas oraciones que te levanta el ánimo nada más empezar el día. Que tu pueblo Señor exulte siempre. Exulte no es una cierta alegría, exulte es una alegría desbordante que se manifiesta hacia afuera, que se puede constatar.
Exulte siempre. Es una alegría comunicativa, desbordante. Exulte siempre al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu. El renovado es un pueblo nuevo y rejuvenecido en el espíritu, con toda una conquista por delante. El rejuvenecido en el espíritu es volver a tener vigor, fuerza, ilusión, alegría, ganas de conquistar. La diferencia entre el joven y el viejo no es una cuestión de edad. La diferencia entre el joven y el viejo es que uno ya sólo tiene pasado y el otro tiene un futuro que conquistar. Por eso Juan Pablo II era un joven de 83 años. Tiene un futuro de conquistar y la vida eterna por conquistar.
Es un joven de 83 años. Que el pueblo exulte, exulte es que se desborde en la alegría. Esto me parece tan bonito porque nosotros nos vamos conformando con ciertas alegrías, pequeñas alegrías que vamos consiguiendo y con esas nos animamos. Y lo que pide Jesús para nosotros es exultar de alegría, o sea, un desbordamiento total de la alegría.
Que tu pueblo exulte al verse renovado y rejuvenecido en el espíritu. La novedad siempre, la palabra nueva, todo lo hago nuevo. Dice el Apocalipsis citando a Isaías, todo lo hago nuevo. La novedad que siempre seduce el corazón de los hombres. Esa palabra es una palabra que nos capta la atención inmediatamente.
Renovado y rejuvenecido, rejuvenecer es otra también, en el espíritu. Y luego dice, y que la alegría de haber recobrado la adopción filial, o sea, esa alegría que es el fundamento de su exultación, que la alegría de haber recobrado la adopción filial, o sea, el formar parte de la familia de los hijos de Dios.
Qué bonito es esto, porque a veces no nos damos cuenta de que el bautismo es el fundamento de la alegría. La alegría de haber recobrado la adopción filial, o sea, por ser hijo de Dios, porque eso me llena de gozo, de alegría, de ilusión, de ganas de comerme el mundo. Que la alegría de haber recobrado la adopción filial, afianza su esperanza de recuperar los diamantes.
Claro, si soy parte de Dios, si soy familia de Dios, si Dios me ha adoptado esa adopción, esa adopción filial, que es real. No es una palabra emotiva para consolarme, es real. Que la alegría de haber recobrado la adopción filial, afianza su esperanza de resucitar gloriosamente. Es que es todo. Continúe con la certeza de Dios.
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