
Descripción de «La fuga», de J. C. González 663h3v
«La fuga» es un relato escrito por J. C. González, incluido en la antología de terror «Entre Poe y Lovecraft». Podéis haceros con un ejemplar en Amazon https://www.amazon.es/Entre-Poe-Lovecraft-J-Gonzalez/dp/8409504693 Puede que te suene este cuento, pues fue estrenado en el podcast «Cuentos del bosque oscuro», también del multidisciplinar J. C. González https://ivoox.futbolgratis.org/podcast-cuentos-del-bosque-oscuro_sq_f11131024_1.html Música, imagen y efectos de Pixabay. Voces en la cabecera de César G. Damiá y Noviembre Nocturno. Si te ha gustado el audio, dale al corazón, suscríbete, comenta, tómate una birra, besa a tu pareja o comparte nuestro contenido en redes, no te costará nada, pero a nosotros nos ayudará a llegar a más personas. Ya que nuestro contenido es gratuito, tampoco pedimos mucho a cambio. Estamos en X y Bluesky como @territorioExt Youtube https://www.youtube.com/@territorioextranerpodcast Web https://dentrodelmonolito.com/ Plataformas de podcasts (Ivoox, Apple, Spotify, Podbean, Youtube ...) https://pod.link/1728125770 Puedes contarnos lo que quieras escribiendo a [email protected] 334b5u
Este contenido se genera a partir de la locución del audio por lo que puede contener errores.
Esto es Territorio Extrañe.
Dos amigos a territorio extraño.
La fuga. Relato de J. C. González.
Incluido en la antología entre Poe y Lovecraft.
Has venido.
Se me que al final todo hubiese sido una farsa.
Que todos estos años esperando no hubieran servido de nada.
Pero pasa. Cierra la puerta y siéntate.
Acerca aquel sillón a la chimenea.
Siéntate frente a mí y deja que te cuente una historia.
Mi historia.
Hace frío fuera. Mucho frío.
Una noche como esta lo mejor es quedarse en casa.
Observando como las llamas consumen la leña.
Como crepita el fuego.
Como la madera se convierte en brasas y luego en cenizas.
Como nuestras vidas.
Acércate.
Pero antes de sentarte, hace el favor de ponerme una copa de porto.
De aquella botella negra que está sobre la mesita.
Sírvete tú otra si quieres.
Aunque no creo que te convenga.
Este es el único capricho que me doy de vez en cuando.
Cuando uno ha sufrido lo que yo he sufrido.
Cuando uno ha vivido lo que yo.
Estas pequeñas cosas son lo que le dan la vida.
O al menos le atan a este mundo.
Pero tú ya sabes de eso más que yo.
Aquella noche me fui pronto a la cama.
Mi madre que en paz descanse.
Me había leído un cuento para dormir.
Pero yo estaba más excitado que de costumbre.
Creo que se debía a lo que Vieto, mi amigo y vecino por entonces, me había contado acerca de aquella noche.
Y es que era la noche de Halloween.
Aunque tú eso ya lo sabes.
Vieto me había contado que era la noche de las brujas.
Yo hasta entonces no tenía ni idea que aquella noche fuera especial.
Sí, sabía que era la noche de todos los muertos.
Pero eso para mí solo significaba que era mejor no acercarse por los cementerios.
Si uno tenía mala suerte se podía encontrar con algún esqueleto o algún fantasma.
O qué sé yo.
De niño todo es imaginación y temores vagos.
Pero por el hecho de no concretarse se hacen aún más terribles.
Vieto no escatimó en detalles para conseguir asustarme.
Me habló de muertos que vuelven a la vida y andan por callejones oscuros.
Me contó historias de espíritus que vagaban por el campo, de brujas que volaban en sus escobas, boteando desde lo alto para cazar niños que meter a sus calderos.
Y me susurró la historia de la Santa Compaña, que atravesaba los bosques que unían nuestras aldeas y que quien se cruzaba con ella estaba obligada a seguirle y no volver nunca más con los vivos.
Así que aquella noche yo estaba demasiado alerta como para dormirme.
Cada ruido de la casa, cada crujido de la madera, cada ulular de las lechuzas conseguía que mi pequeño corazón diera un vuelco y que cerrase muy fuerte los ojos y me cubriese hasta la cabeza con las mantas.
De pronto, una de las veces que me desperté.
Comentarios de «La fuga», de J. C. González 5r6s3n