Jonathan Edwards 09 AudioLibro 206m6j

Las obras de jane the woods capítulo nueve en este capítulo escucharán relato sobre el comienzo de un segundo gran renacimiento de la religión en la primavera y el verano de mil setecientos cuarenta se dará algunos detalles de la visita del señor wickfield a north hampton comentarios sobre los impulsos y juzgar el carácter religioso de los demás se leerá una carta escrita al señor belloch carta del señor era wells a su hija carta a una joven de kenneth ricketts se dará detalles de los grandes efectos de una conferencia privada del sr herbert efectos de la predicación laica se leerá una carta del reverendo robert kenneth finalizando el capítulo se hablará de un sermón en new heaven y las marcas distintivas de una obra del espíritu de dios concluyendo con los prefacios del sr cooper el señor wilson y el señor sammy watkins mientras el señor árbol serbio ocasionalmente fuera de casa á su divino maestro descubrió también que sus labores en casa comenzaron a tener un éxito similar una gran reforma en la moral así como en la religión había sido la consecuencia del resurgimiento anterior de la religión se habían mantenido regularmente asociaciones para la oración y la religión social y durante todo el tiempo se habían conocido algunos casos de despertar y conversión incluso en la época de la mayor estupidez en la primavera de mil setecientos cuarenta se produjo una notable mejora y la influencia del espíritu de dios fue más obvia en las mentes de la gente particularmente en las de los jóvenes al causar mayor seriedad y solemnidad y al impulsarlos a hacer de la religión un tema de conversación mucho más habitual en general se evitaban las conductas impropias que con demasiada frecuencia se permitían un mayor número recurrió al sr edwards para conversar con él sobre su salvación y en particular en algunos individuos parecía haber pruebas satisfactorias de un cambio total de carácter esta situación continuó durante el verano y el otoño en la tarde del jueves dieciseis de octubre de mil setecientos cuarenta el señor wickfield vino en hours and then para ver al señor edwards y conversar con él acerca de la obra de dios y el avivamiento del año mil setecientos treinta y cinco el señor wickfield permaneció allí hasta la mañana del veinte es decir cuatro días en este intervalo predicó cinco sermones adaptados a las circunstancias de la ciudad repr robando las rebeliones de algunos la obstinada impenitencia de otros y convocando a todos por las misericordias con que se había distinguido la ciudad a volver a dios fue seguido por un despertar entre los profesores de religión y poco después por una profunda preocupación entre los jóvenes y hubo algunos casos de conversiones fue lanzada esto aumentó durante el invierno y en la primavera de mil setecientos cuarenta y uno la religión se convirtió en objeto de atención general el lunes el sr edwards con el reverendo hopkins the west springfield su cuñado y varios otros caballeros acompañaron al señor wickfield por el lado este del río hasta dispensó a la casa de su padre el reverendo temas y árboles mientras estaban así juntos aprovechó la oportunidad para conversar un rato a solas con el señor warfield sobre el tema de los impulsos y le explicó las razones por las que tenía que pensar que prestaba demasiada atención a tales cosas el señor wickfield lo recibió amablemente pero no parecía dispuesto a tener mucha conversación sobre el tema y en ese momento no parecía convencido de nada de lo que escuchó también aprovechó la ocasión en presencia de otros para conversar un poco con el señor wickfield sobre su práctica demasiado habitual de juzgar a otras personas como en conversas examinó la justificación bíblica de tales juicios y expresó su propia y decidida desaprobación de la práctica el sr sr whitfield al mismo tiempo mencionó al sr árbol su proyecto de traer varios jóvenes de inglaterra a nueva jersey y pensilvania para ser ordenados por los dos señores tennant toda su entrevista fue sumamente amable y afectuosa sin embargo el señor herbert supuso que el señor wickfield lo consideraba un amigo a algo menos íntimo y confidencial de lo que lo habría considerado si no se hubiera opuesto a él en dos puntos favoritos de su propia práctica que nadie puede perder de vista pues percibió que no pudo encontrar ninguna justificación bíblica sin embargo cada uno consideraba al otro con gran afecto y estima como un siervo muy favorecido de dios