Ingeniero ferroviario 204j2g

Perdonen, joven, a mí también me gusta la música. Ponga lo que quieras.

¡Estupendo! De cañas, risas frescas, sin maraña.

Bueno Carreño, aquí estamos un lunes más en nuestro podcast de...

¡Chao José Luis! ¡Vamos lento, Titanil! ¿Sabes? Pues nada, Chiquet, que como siempre, tú ya sabes que no puedo empezar esto sin tu sección, que llevo esperándola toda la semana desde... bueno, como cada semana. Cuéntanos, por favor, qué cosa nueva o qué nueva nos traes ahora, hoy.

Pues buenas tardes, con permiso, Alberto.

Con permiso concedido.

Bueno, me gusta ser...

Sin pecado concedido.

Educado, pues yo lo digo, ¿sabes? Y hoy no voy a contar lo que fue la fiesta que nos pegamos tú y yo un sábado, pero voy a contar el antes de la fiesta.

Muy bien.

O sea, no es nada malo.

No te cuento el después o tal.

Claro, lo que explica el resto de cosas, ¿no? Muy bien.

Hostia, ¿te acuerdas? Me acuerdo, sí.

Qué rara vez se acuerda, ¿eh? Rara vez.

Para recordarme de lo que pasó.

Qué bestia, claro, claro. Miedo me da que se acuerde, ¿sabes? Miedo me da, que flipas.

Pues nada, Alberto me hace una videollamada el sábado, ¿no? Y ahí estamos de risa y contando los chistes y tal. Y con esa que el tío, pues, le quedamos. Bueno, pues luego dentro de un rato te llamo y quedamos y tal. Y yo, vale, vale. Y Alberto, en vez de colgar, se deja el teléfono con la videollamada puesta encima de la TV.

Madre mía, encima de la TV, que es plana. O sea, que hizo equilibrio.

Sí, no sé cómo coño lo dejaste, pero yo ya sabía lo que pasaba.

Sí, sí, sí.

Y yo lo dejé en marcha un ratillo y veo... Sí, dime, Pau.

A mí, a mí me pasó lo mismo con Luis Padre.

¡Hijo de puto! A mí, Luis Padre.

Pero claro, sí, sí, exacto. Pero esto, tenla, ¿eh? Sí.

Y veo a Alberto que coge algo y apaga la luz. Y empiezo, pero Alberto, ¿qué has cogido, pero qué haces, Alberto? Mira y apaga la luz y el tío se va, el tío, y lo coge eso y se va.

Y dice, pero ¿para qué apaga la luz, Alberto? Y yo, ¿pero qué haces, Alberto? Y yo, te vas a arrepentir toda tu vida, te vas a arrepentir toda tu puta vida. Me has reventado por dentro, Alberto, ¿pero qué haces? Me has reventado.

A ver, ¿qué haría yo? Y yo ya me rompo la camiseta y me voy corriendo por ahí en casa y me vuelvo loco. Y mi novia detrás, cariño, no, no vayas, cariño, no, cariño, para, por favor.

Que eso es un buen amigo, defendiéndome ante lo que no se sabe, ahí.

No vayas, por favor, cariño, no, no.

Y yo cabalgando por el agua de la Malvarrosa.

Cabalgando.

Corría más que rejón detrás de una tía en bikini, ¿sabes? No estás fenomenal.

Y yo corriendo, a ver, me has destrozado, me has destrozado, Alberto.

¡Ah! ¿Sabes? Jodidísimo.

La camisa rota ahí, jodido, pues me lo has reventado y llevo a casa, Alberto.

Me llamo al timbre, me abre y lo veo ahí llorando en una esquina.

Y el tío, ¿sabéis qué estaba haciendo? Una de las mías, seguro, o algo, a saber.

Tomándose una cerveza cero a cero.

Claro.

Yo le dije un tío de caña, pero no lo pude permitir.

Ahora lo entiendo. Es que yo me pongo así cuando no me toca otra. Me estaba tomando una medicación y claro.

Y ya entonces le di cuatro litronas y ya se le pasó, nos dimos un abrazo y ya.

Y los lágrimas.

Qué cariño, ¿sabes? Fuimos de fiesta, claro.

Fuimos de fiesta por ahí.

Maravilloso, o sea, es que sí, sí, sí, yo soy capaz de ponerme así, eh.

Sí, sí.

O sea, yo lloro con una cosa, a mí me das una cero a cero y me invitan, no, porque esto, no sé qué.

Yagrimeta.

Hiciste la de Montoya, entonces.

Sí, sí.

Tuve que hacer un Montoya para salvar a Alberto.

Sí, no, no, sí, sí, totalmente.

De hecho, o sea, yo no sabía ni dónde estaba en mi propia casa hasta que vino Carreño y me iluminó.

Sí, sí, sí.

O sea, pero como se hace en la vida alguna que otra, eh.

Sí, es verdad que caer en el embrujo de la cero a cero está bien, está muy bien, la verdad.

Escúchame, no hay que quitarle mérito.

Cuando se necesita, se necesita.

De hecho, ahí podría dar en otro podcast recomendaciones de marcas, pero aquí la verdad es que tampoco era necesario.

Me estaba tomando una que no era medicación estricta, pero me salvó Carreño, sí, sí, sí.

Un amigo tiene que hacer cualquier cosa.

Muy bien, cariño.

Yo me estoy imaginando la escena de Carreño en su casa.

¡Me cago en la puta! ¡Si sabe que me necesita! ¡Si yo sé que me necesita! ¡Tengo que ir! ¡Tengo que ir jodido hasta él! ¡Si no lo haría lo que está haciendo! ¿Sabes? Porque a todo esto, el móvil estaba en una televisión plana, ¿sabes? Y él estaba escuchándolo, que lo mismo podría estar que me estaban apuñalando, ¿sabes? O sea, volviendo loco totalmente.

Claro.

¿Ves? Precisamente lo que hace un buen amigo.

Venir por si acaso.

Estaba como...

¡Ja, ja, ja! Exacto.

Literal.